«Desde un nivel genético, bioquímico y neuronal, el desarrollo humano se despliega en profunda articulación con lo interpersonal, vincular y socioafectivo, hasta lo cultural y colectivo».

(McCartney & Phillips, 2006; Shonkoff & Phillips, 2000)

La cita anterior pone de partida en entredicho la normalización de una sociedad individualista donde, como Bauman afirmaba, actualmente la noción de ellos y nosotros, definiéndonos desde una negación, implica un gran riesgo para los tiempos que corren. Riesgo que, sin ir más lejos, tenemos cerca. Las confrontaciones de las que hemos sido testigos estos días dejan en evidencia que vivimos un momento de polarizaciones donde la mirada binaria de la realidad pareciera ser la que triunfa por encima del ser humano, de lo que nos es común, cegándonos la capacidad de pensamiento crítico.

No estamos siendo capaces de vernos, de entender que las violencias que vivimos son múltiples y pareciera ser que hoy por hoy aún con todas las etiquetas que existen y que algunos enuncian como libertad, las mismas no dejan de negar el espacio a la pregunta más allá de los discursos mayoritarios alejándonos de una apreciación de los discursos que pueden surgir desde la singularidad y la vivencia. No somos capaces de ver-nos y re-conocernos como humanos con problemáticas comunes que están afectando nuestro desarrollo y bienestar, problemáticas que, si analizamos desde el lugar que los voy a invitar a mirar hoy, una mirada que nace de parte del trabajo que llevo investigando desde hace años y que nombré como responsabilidad social humana (RSH), posiblemente seríamos capaces de identificar mayores lugares de encuentro que de división y confrontación.

Te voy a hacer una invitación arriesgada hoy, a que mires el mundo desde otro lugar, necesitamos sujetos pensantes y críticos incluso con sus propias ideologías, porque aun respetando las distintas visiones de mundo y creencias, la administración de una sociedad no puede seguir funcionando desde lo que cree quien está de turno. Es izquierda, es derecha, es neoliberalismo, es comunismo, son tus creencias , pero hay algo que está por encima de eso y es reconocer al ser humano como ser biopsicosocial con factores protectores que promueven su desarrollo y bienestar, y factores de riesgo que lo dificultan, todos establecidos desde las ciencias, factores que deberían estar obligados por Constitución y leyes a ser fortalecidos, los primeros, y prevenidos e intervenidos los segundos.

Si el modelo actual se sostiene desde la falta, solo un cambio en la concepción de los humano y la no legitimación de un mercado montado desde su vulnerabilización será lo que nos ayudara a avanzar como sociedades, porque mientras menos soy, más necesito, mientras menos amo y menos soy amado, más necesito. Partamos por reconocer que cada uno de nosotros puede tener necesidades personales, o intereses personales distintos, pero hay otra parte de esas necesidades que podemos tener que responder a lo básico que necesita lo humano para estar bien, y que responden a su naturaleza humana, y para mí esto debería ser algo transversal a considerar en todas las políticas que se desarrollen pensando en los nuevos tiempos. Las declaraciones no bastaron y, hoy por hoy, sin temor afirmo que lo humano está en riesgo, y esta vez de verdad.

El próximo paso que se anuncia es el Homo optimus, una versión mejorada de nosotros con la instrucción de chips y tecnologías, cuando aún no se consideran de verdad las bases de nuestro potencial ni se ayuda a mejorar del todo las condiciones que pueden impulsar nuestro potencial de origen. Seguimos creyendo que la libertad es etiquetarnos... de seguir así, me pregunto si el día de mañana en vez de fascista- comunista, cuico - flaite, feminista-machista , la confrontación será ciborg de segunda categoría -Homo optimus- Humano en un entorno donde ya se anuncia que para 2050 el ser humano se relacionará más con maquinas que con seres humanos y donde cada vez más agrietamos la base del desarrollo humano: los vínculos.

Conceptualizar la RSH

La RSH (responsabilidad social humana) busca responder a las preguntas: ¿Qué necesitan las personas para poder desarrollarse? ¿Qué necesitan para lograr su mayor potencial? ¿Cómo introducir y considerar aquellas variables o factores en las prácticas que establecemos con el objetivo de impulsar el desarrollo y bienestar humano?

La RSH se puede definir como un modelo de enfoque multidisciplinar que apunta a considerar en las políticas, forma de hacer empresa y sociedad, aquellos factores que pueden facilitar el desarrollo humano. Eso implica considerar los factores de riesgo, como los factores protectores a la hora de definir lineamientos y acciones que apunten a intervenir el entorno o forma de vida de las personas, considerando que hablamos de aspectos transversales para el desarrollo humano necesarios a tener en cuenta bajo las características del entorno que vivimos . Apunta a la responsabilidad que tenemos como actores civiles, políticos y empresariales de asegurar, facilitar y fomentar el desarrollo humano desde las políticas y modelos que implementamos en nuestras sociedades, comunidades, instituciones o empresas (González Muniz, 2010).

En este sentido, desde este enfoque más que orientarnos a características específicas, buscamos la transversalidad de lo humano y su desarrollo, entendiendo que existen factores transversales que pueden ayudar o limitar la expresión de nuestra potencialidad. En este sentido hablamos de factores protectores y de riesgo presentes tanto a nivel individual, familiar, institucional, social, cultural, económico y político. Desde la RSH se entiende, por tanto, que el desarrollo del ser humano debe considerar la singularidad y la diversidad de la especie humana, producto de nuestros genes, experiencias y entorno que nos constituyen como seres únicos, como a su vez considerar que el desarrollo de habilidades socio emocionales, aun siendo características propias de lo humano, para la expresión de su potencialidad, depende de los vínculos (entre personas y sistemas) y de las características del entorno donde esos vínculos se dan, al estar influidos por múltiples condicionantes.

Cada persona se desarrolla dentro de múltiples contextos, circunstancias o condiciones definidas en parte por la biología, en parte por sus experiencias y significados asociados, en parte por sus creencias, en parte por el lugar donde está, en parte por sus relaciones, además de influencias clasificadas por la edad , y no normativas, los seres humanos como he comentado, influyen y son influidos por su contexto socio cultural.

Concepción de Desarrollo Humano desde la RSH

1) Qué entendemos por desarrollo y qué implica

Los seres humanos somos seres sociales. Desde nuestro nacimiento, nos desarrollamos dentro de un contexto social e histórico que influye en la forma en que se va conformando la persona que seremos. El contexto inmediato pueden ser nuestras familias , pero también nuestro desarrollo se da inserto en un contexto mayor, que puede ser el vecindario, la comunidad y la sociedad , que a su vez se desarrollan bajo determinadas influencias, pautas y políticas sociales.

El desarrollo humano se trataría de un proceso que dura toda la vida, e implica una trayectoria específica de intercambio y co impacto entre sistemas biológicos, psicológicos y sociales, generando continuidad, discontinuidad y cambio en sus características, procesos y funciones a lo largo del ciclo vital hacia la expresión de sus potencialidades. El cambio y la estabilidad ocurren en varias dimensiones de la persona, hablamos de desarrollo físico, emocional, social, cognitivo1 y de dimensiones que están entrelazadas, cada uno afectando a otras.

En este sentido, el ser humano como ser social, se moldea y se construye a sí mismo en la relación y comunicación con otras personas, grupos, instituciones y referentes significativos de su cultura (Shonkoff& Phillips, 2000).

Si el desarrollo humano es algo que dura toda la vida y que depende de los vínculos, al hablar de RSH, hablo de un modelo que tiene como núcleo y foco lo vincular, entre sistemas personales, familiares, sociales, institucionales y políticos, como también en términos de áreas de conocimiento, ya que es en esos espacios de cruce donde podemos crear sincronías de intervenciones que funciones las condiciones que generen una red de miradas más integrales y núcleos de intervención, que den cuenta de un concepto más integral de lo humano y faciliten su desarrollo. Desde el qué y el cómo de nuestras prácticas y el grado de interconexión que logremos en las mismas, sin olvidar que ya en un ser humano hablamos de un sistema biopsicosocial en sí mismo.

Dentro de este enfoque, se considera a los vínculos como aspecto clave, al observar que los lazos relacionales que unen a las personas y sistemas se encontrarán a la base de la mayoría de los procesos críticos del desarrollo humano (Shonkoff & Phillips, 2000, en Gómez & Kotliarenco, 2010):

  • Procesos psicológicos y biológicos del estrés
  • Procesos vinculados a la autoimagen y autoestima
  • Autorregulación y pensamiento reflexivo
  • Conformación de la citoarquitectura cerebral base para procesos más complejos
  • Construcción de modelos operativos o esquemas que organizan las experiencias y confieren sentido
  • Estabilidad que promueve la salud mental
  • Pueden actuar como factor protector ante la incertidumbre amenaza
  • Conquista de condiciones biopsicosociales esenciales para el desarrollo

entre otros.

Considerando su peso en el desarrollo humano y su implicación en funciones claves del mismo, desde el enfoque que trabajo, entiendo las relaciones y redes como uno de los principales factores protectores del desarrollo y bienestar de las personas, reconociendo al mismo como un ser biopsicosocial que se desarrolla en un entorno específico, y cuyo desarrollo cognitivo, emocional , social y físico como ser singular, depende de la intervención de tres dimensiones: intrapersonal, interpersonal e intersistémico.

Si hoy pensamos en las características que acompañan nuestro entorno, como pueden ser la inestabilidad y cambio como constante, tendencias en malestar de la población, desvinculación, desigualdad, etc., podríamos hipotetizar que hablamos de la necesidad de generar enfoques que consideren no sólo el desarrollo de mayores recursos internos y redes de colaboración, sino de la necesidad de implicar a todos los sistemas involucrados en la resiliencia frente a contextos de adversidad, postulados por Masten y Obradovic , entendiendo que hablamos a su vez de sistemas que se interrelacionan y se moldean entre si mismos — variables de índole individual, familiar , comunitario , institucional, entre otras. Véase el gráfico.

2) Factores protectores y de riesgo

Sin embargo, no todos partimos desde el mismo lugar, y en este sentido tenemos que considerar que cuando hablamos de Desarrollo Humano, bajo ciertas condiciones, personas, familias y comunidades se ven limitadas, traumatizadas o impactadas en su posibilidad de desarrollo:

  • Enfermedad crónica
  • Maltrato Violencia
  • Pobreza
  • Estrés crónico
  • Depresión materna/paterna
  • Cesantía prolongada
  • Catástrofes naturales o no naturales
  • Estrés sostenido
  • Falta de acceso a experiencias afectivas de confianza, disponibilidad, expresión emocional y cercanía
  • Ausencia de vivencia de autonomía en el trabajo
  • Incompatibilidad de roles y falta de equilibrio entre vida personal, profesional y familiar

entre otras...

Como afirman Gómez & Kotliarenco (2010), los efectos perjudiciales de estas experiencias adversas sobre el desarrollo humano hoy están científicamente documentados (Petterson & Burke, 2001; Shonkoff & Phillips, 2000; Springer, Sheridan, Kuo, & Carnes, 2007; Walker, Wachs, Gardner, Lozoff, Wasserman, Pollit et alii, 2007).

Las características del entorno y el grado en que veamos cubiertas o no nuestras necesidades básicas, como tamaño y calidad de red, dimensiones de funcionamiento familiar, ingresos, nivel social, estilos vinculares, entre otros, aparecen como factores que pueden influir en la calidad de los vínculos que establecemos y por tanto en nuestro desarrollo.

Por estas razones, desde el enfoque RSH a la hora de hablar de desarrollo y de facilitar el mismo, estaríamos considerando la existencia de factores protectores y factores de riesgo, estando los mismos tanto en la persona como en el entorno que lo rodea.

En este sentido, el enfoque RSH considera:

A) La identificación y promoción de factores protectores

Los factores protectores son aquellos que potencialmente facilitan o pueden facilitar un desarrollo óptimo que puede protegernos ante entornos amenazantes o ser motor para caminos evolutivamente sanos.

Los mecanismos protectores se ubican tanto en las personas como en el ambiente en que se desarrollan. Los factores protectores se dividen en factores personales (características ligadas al temperamento, particularidades cognitivas y afectivas); factores familiares (tales como el ambiente familiar cálido, buen manejo de conflictos, padres estimuladores, estructura familiar sin disfuncionalidades marcadas, realización de actividades compartidas, colaboración, comunicación honesta, expresión abierta de emociones, entre otros) y factores socioculturales, entre ellos, el sistema educativo, modelos de administración, etc.

B) La identificación y prevención de factores de riesgo

Los factores de riesgo, se pueden conceptualizar como aspectos que incrementan la probabilidad de un resultado negativo del desarrollo. En este sentido, un factor de riesgo, es cualquier aspecto, práctica, o política que dificulta el bienestar, y puede aumentar la probabilidad de sufrir una enfermedad, lesión, retraso, obstaculización o impedimento en el desarrollo del potencial emocional y vincular.

Considerando las características del entorno que vivimos, el impacto que el mismo puede tener en el desarrollo humano y la necesidad de impulsar la resiliencia en las personas y comunidades, entendiendo la misma como, la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas, tenemos que considerar la necesidad de cuidar las bases de la resiliencia, de riesgos que puedan dificultar su desarrollo al poder afectar nuestro desarrollo y vínculos.

Según Gómez & Kotliarenco (2010), en la investigación sobre resiliencia, el concepto de riesgo significativo dice relación con tres posibilidades (Masten & Coatsworth, 1998, en Patterson, 2002b):

  • Exposición cotidiana y crónica a condiciones sociales adversas, como la pobreza.
  • Exposición a un evento traumático, como abuso sexual, o una severa adversidad como la guerra o un terremoto.
  • Una combinación de alto nivel de riesgo con exposición a un evento traumático particular.

Aspectos a los que sumaría una exposición o vivencia permanente de sociedad individualista y «desafectuada» (bajos niveles de habilidades socioemocionales), entendiendo el impacto de esto al considerar que los vínculos afectivos son la base de la resiliencia individual y social.

Junto a ello, al hablar de factores de riesgo, una variable que cruza tiene que ver con la vulnerabilidad, entendiendo que se trata de variables que incrementan la susceptibilidad a los efectos negativos de los factores de riesgo, por ejemplo, baja cohesión familiar, falta de red, o estilos vinculares más disfuncionales.

En este sentido, la existencia de menores herramientas internas y red aumentará significativamente el impacto de los factores de riesgo, pudiendo tornarse crónico de no mediar nuevos procesos de fortalecimiento. Además del desarrollo de herramientas internas, el acceso a nuevas formas de vinculación se transforma en un foco angular de intervención a nivel de las diferentes relaciones intersistemas. Véase el gráfico.

Un ejemplo de ello, serían el fomento de los factores que promueven la resiliencia familiar. Como sabemos, la resiliencia depende en parte del aprendizaje de la familia transmitido a través de las generaciones con respecto a la forma de afrontar y sobreponerse a situaciones adversas. Sin embargo, se han identificado algunas dimensiones que influyen en la construcción de las herramientas resilientes en la familia: a) los sistemas de creencia, sentido que se otorga a la adversidad, perspectiva de esperanza y trascendencia b) la organización familiar, grados de flexibilidad, posibilidad de cambio, cohesión, recursos sociales, redes, y c) la comunicación al interior de la familia, honestidad, expresión emocional, colaboración (Gómez & Kotliarenco, 2010). Todos estos aspectos a su vez se encuentran mediados por el entorno social que rodea a la familia.

Un aspecto fundamental a la hora de fomentar la resiliencia es considerar que los procesos de resiliencia se sostienen en la forma en que gestionamos los conflictos , observándose que las formas de comunicación, pasan por una expresión clara y abierta de emociones y pensamientos.

De cara a los procesos políticos que estamos viviendo, además de lo anterior, me parece importante destacar la importancia que, de cara a Chile, el artículo 1 de nuestra Constitución debería establecer con claridad «cuáles son las condiciones sociales que el estado debe facilitar para asegurar la mayor realización espiritual y material posible».

En este sentido hablamos de una base que podría permitir el fomento de políticas y acciones transversales que enmarquen una forma de operar que fomente y considere factores protectores y la prevención a nivel de factores de riesgo a nivel de desarrollo humano. Véase el gráfico.

Cuando hablamos de RSH, dependiendo del nivel y entorno a intervenir y contexto, tenemos que considerar aquellos aspectos que de un modo u otro, afectan o pueden estar afectando el bienestar y desarrollo humano cruzándolos, ejemplo de ellos sería ahondar en dimensiones como pueden ser:

  • Percepción de estabilidad en el entorno/amenazas
  • Percepción y existencia de red
  • Influencias normativas y no normativas
  • Percepción de estrés entorno y vivencia de estrés
  • Percepción y vivencia de individualismo
  • Percepción de presencia de tutores de resiliencia cercanos (red de apoyo)/referentes desafectuados (sin sensibilidad aparente)
  • Percepción de acceso a experiencias de vinculación afectiva que potencia e impulsa el desarrollo (v. seguro)
  • Presencia de discapacidad que afecte los vínculos
  • Habilidades socioemocionales
  • Percepción y grado de violencia y maltrato (personal, familiar, entorno socioeconómico)
  • Percepción y grado autocuidado (bio, psico, social)
  • Percepción de inclusión y respeto a la singularidad y diversidad
  • Estilos de crianza (modelo de afecto y autoridad internalizado y ejercidos)
  • G° de autoconocimiento de funcionamiento biopsicosocial del ser humano
  • Grado de confianza en el otro y visión del otro
  • Autoestima y autoconcepto
  • Presencia de enfermedades
  • G de vulnerabilidad socioeconómica
  • G° de Compatibilidad de roles, equilibrio entre vida personal, profesional y familiar
  • Vivencia de autonomía e interdependencia

entre otros...

Lo interesante es que más allá de que parezcan dimensiones aisladas, existe el factor transversal que apunta a la importancia de cuidar y fomentar los vínculos intra e interpersonales, e intersistémicos, es decir, más que volver a separar y desconectar, comprender que cada uno de estas dimensiones puede entrelazarse de muchas maneras con otras áreas y factores generando variaciones en el entorno y las personas.

Nota

1 1. Desarrollo físico: crecimiento del cuerpo y del cerebro, y cambio o estabilidad en las capacidades sensoriales, las habilidades motoras y la salud; 2. Desarrollo cognoscitivo: cambio en las habilidades mentales, como el aprendizaje, la atención, la memoria, el lenguaje, el pensamiento, el razonamiento, la creatividad. Pensamiento reflexivo, pensamiento complejo, pensamiento empático; 3. Desarrollo psicosocial: cambio y estabilidad en las emociones, personalidad y relaciones sociales (Papalia, 2009).