Tenzin Gyatso, Su Santidad el decimocuarto dalái lama, nace el seis de julio de 1935 en la provincia de Amdo, al nordeste de Tíbet, en una familia de humildes campesinos. Tiene 84 años.

Considerado por sus seguidores como la reencarnación del bodhisattva Avalokitesvara. Un bodhisattva sería una persona de elevadísimo crecimiento espiritual que opta por seguir el ciclo de las reencarnaciones con tal de servir a sus semejantes en su desarrollo.

Sin embargo, el dalái lama se ha definido a sí mismo en reiteradas ocasiones como «un simple monje budista». Pero es el líder de la escuela Gelug del budismo tibetano.

A la edad de dos años se le reconoce como la reencarnación del decimotercero dalái lama.

A los seis años empezó su educación espiritual en el Monasterio Potala, Lhasa, capital del Tíbet.

En 1940 es elevado al trono en forma oficial y en 1959 obtiene su Doctorado en Filosofía Budista con Honores.

Dalái lama significa «océano de sabiduría» y de acuerdo con la cultura tibetana los que llevan ese título son considerados manifestaciones del bodhisattva de la Compasión, es decir seres que están en el camino de la perfección espiritual.

Durante sus años de residencia en Lhasa, el dalái lama tuvo tanto el poder espiritual o religioso como el poder civil del pueblo tibetano.

En 1949 triunfa en China la revolución marxista-leninista liderada por Mao Zedong y el 7 de octubre de 1950 el ejército chino invade el Tíbet.

A pesar de la invasión y sus secuelas de genocidio cultural y violaciones de los derechos humanos, el dalái lama intenta durante varios años y con métodos no violentos encontrar una forma de coexistencia pacífica con el Gobierno de Pekín, de tal modo que el Tíbet pudiera sobrevivir con algún grado de autonomía. En 1954 visitó la capital china para negociar la paz con Mao y luego la capital de la India para reunirse con el primer ministro Nehru.

Pero en marzo de 1959 las fuerzas de ocupación del Partido Comunista chino reprimen brutalmente un levantamiento tibetano y ante el inminente peligro para la vida del dalái lama, éste decide abandonar su patria, atravesar el Himalaya a pie con miles de sus seguidores y solicitar asilo al Gobierno de la India. A partir de entonces vive asilado en Dharamsala, norte de India, rodeado con miles de exiliados.

Es el líder espiritual de la principal iglesia del budismo tibetano y simultáneamente el jefe del Gobierno tibetano en el exilio. Su salida de Lhasa ha significado una tragedia para su pueblo y para su causa, pero a la vez abrió nuevas oportunidades para la difusión del budismo que se ha internacionalizado.

Desde entonces viaja por el mundo promoviendo las enseñanzas de paz, tolerancia y compasión del budismo tibetano y ofreciendo charlas a favor de la libertad, los derechos humanos y la autonomía del Tíbet, enfatizando siempre los métodos no-violentos que aprendió del Sakyamuni Buda y del Mahatma Gandhi, líder máximo del movimiento independendista de la India.

En 1963 presenta un proyecto de Constitución democrática para el Tíbet que se basa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en 1992 anuncia que cuando su país obtuviera nuevamente la autonomía el abdicaría de sus cargos políticos para vivir como un ciudadano común.

La vida de exiliado en la India, la mayor democracia del mundo y el contacto con el mundo internacional y las democracias occidentales, le transformaron hasta convertirle en el primer dalái lama con ideas democráticas, vocación a favor de los derechos humanos y proyección global.

Desde el exilio apela a las Naciones Unidas y obtiene resoluciones favorables a su pueblo. Una y otra vez ha propuesto iniciativas para solucionar la problemática tibetana, aclarando que no aspira a la independencia respecto de la República Popular China, sino a un estatus de autonomía dentro de China. Aún frente a sus moderadas demandas, la «muralla china» se ha mantenido inexpugnable.

Siendo ya una persona adulta mayor continúa promoviendo de manera incansable con las autoridades de Beijing una posible salida pacífica que signifique la libertad, la autonomía y la identidad cultural para el pueblo del Tíbet.

Al mismo tiempo se ha convertido en un autor de numerosos libros, en un conferencista y en un maestro de la paz en todos los continentes y en una personalidad espiritual de dimensión internacional que ha dado a conocer al mundo las enseñanzas del budismo tibetano.

En sus prédicas afirma que las llamadas soluciones de fuerza son coyunturales y propone el desarme interior como verdadero camino hacia la paz: «El Desarme exterior procede del desarme interior. La única garantía de paz reside en nuestro interior (Dalái lama, S.S.,1998). El Buen Corazón. Bogotá, Colombia: Norma S.A., pág. 271).

Iniciativas de paz

El 21 de septiembre de 1987, en su discurso a los miembros del Congreso de los Estados Unidos en Washington DC, Su Santidad propuso el Plan de Cinco Puntos para la Paz en el Tíbet:

  1. Convertir todo el Tíbet en una zona de paz.
  2. Cese de la política de transferencia de población china que amenaza la propia existencia del pueblo tibetano.
  3. Respeto a los derechos humanos fundamentales y a las libertades democráticas del pueblo tibetano.
  4. Restauración y protección del medio ambiente natural del Tíbet y cese, por parte de China, del uso del territorio tibetano para la producción de armas nucleares y como vertedero de residuos nucleares.
  5. Inicio de negociaciones sinceras sobre la condición futura del Tíbet y de las relaciones entre el pueblo tibetano y el chino.

Su compromiso con la paz ha sido reconocido internacionalmente cuando el 10 de diciembre de 1989 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz, primera y principalmente por su firme oposición al uso de la violencia en la lucha de su pueblo para recuperar su libertad (Dalái lama, S.,1999. Un Buen Corazón, 2° ed., Buenos Aires, Argentina: Letra Viva, pág. 15).

Posteriormente ha recibido numerosas distinciones y doctorados honoris causa en varias ciudades y universidades del mundo.

Algunos de sus libros son: El arte de la felicidad, Memorias del dalái lama, El arte de la compasión, Más allá de los dogmas, Los siete pasos hacia el amor y Las cuatro nobles verdades, entre muchos otros.

Entre sus múltiples ideas sociales y políticas ha insistido en la importancia de contar con enemigos como medio de cultivar nuestra capacidad de tolerancia:

Para quien se alimenta de amor y compasión, la práctica de la tolerancia es esencial; y para llevarla a cabo la presencia de un enemigo es indispensable. Por lo tanto, tenemos que sentimos agradecidos a nuestros enemigos, porque son ellos quienes mejor nos pueden ayudar a obtener una mente calma.

(Obra citada, pág. 40)

Promueve la compasión como pilar de la paz mundial y destaca el papel que deben cumplir las religiones en favor del diálogo interreligioso, la cooperación y la paz.

Ha escrito que el fin de la vida es ser feliz, pero «el odio y la violencia no pueden traer a nadie la felicidad, ni siquiera a los vencedores de un combate» (obra citada, pág. 74).

En un mundo que le parece cada vez más pequeño e interdependiente, promueve los derechos humanos y al mismo tiempo la responsabilidad universal: «Cuando exigimos derechos y libertades, debemos asumir nuestras responsabilidades» (obra citada, pág. 107).

Entre las responsabilidades universales se refiere a las que tenemos con la naturaleza y el ambiente:

Así como es necesario cultivar gentiles y pacíficas relaciones con el prójimo, es necesario extender esa actitud a la naturaleza toda y tomar conciencia moralmente del medio ambiente.

(Obra citada, pág. 110)

Y en numerosas conferencias llama al diálogo y a la cooperación entre diferentes religiones: «así como a todas las personas humanitarias para que ayuden a nuestra sociedad a ser más compasiva, justa y equitativa» (obra citada, pág. 49-50).

Al cambiar el siglo y el milenio Su Santidad vuelve a mencionar la posibilidad de renunciar a sus cargos políticos.

En setiembre de 2001, el electorado tibetano ( con la aprobación del dalái lama) eligió por primera vez en su historia al Kalon Tripa o primer ministro de su gobierno y éste posteriormente nombró un gabinete que luego fue aprobado por la Asamblea o Parlamento tibetano. Así concluyó el Gaden Phodrang o institución que otorgaba al dalái lama el poder espiritual y temporal.

En marzo de 2011, el dalái lama anunció que renunciaba a todos sus cargos políticos que tenía en el Gobierno tibetano en el exilio para quedarse solamente como líder espiritual y religioso.

El 29 de mayo de 2011, firmó y ratificó el traspaso de su poder temporal al dirigente elegido democráticamente, es decir al primer ministro. Y así concluyó una tradición de 368 años según la cual los dalái lamas ostentaban el poder espiritual y temporal del Tíbet.

En fin, que el XIV dalái lama ha renunciado a su cargo como jefe político en el Gobierno tibetano en el exilio que reside en Dharamsala, India ,y actualmente se dedica exclusivamente a sus funciones y labores de maestro, autor de libros y líder espiritual y Premio Nobel de la Paz con proyección mundial.

De ésta manera siguió los pasos de sus referentes en el camino de la paz y la no-violencia, el Buda Gautama y el Mahatma Gandhi, quienes utilizaron la no violencia (ahimsa) para promover sus objetivos socio-políticos y también en su momento renunciaron al poder político y concentraron sus vidas en el ámbito de la espiritualidad