El 14 de febrero muchos países del mundo celebran el día de San Valentín. Una festividad de origen cristiano que conmemora de las buenas obras realizadas por San Valentín de Roma. Uno de los tres santos mártires que vivieron en la antigua Roma y cuya existencia, además de discutida, ha sido, muy controversial.

Porque el que se considera el original fue un médico romano que se convirtió en sacerdote. Fue martirizado por el emperador romano Claudio II, apodado «el Gótico». Porque el ahora sacerdote Valentín de Roma casaba a los soldados romanos en las bodegas de las cárceles del Imperio romano. En tiempos en los que el cristianismo era explícitamente considerado por el emperador romano como incompatible con la carrera de las armas. De ahí que la celebración de San Valentín se relacione con el concepto universal del amor y la amistad.

Así las cosas, Claudio II ordenó decapitarlo en el 270. Pero como siempre ocurre, detrás de las celebraciones católicas, siempre hay algo más. La fecha del 14 de febrero fue escogida por la Iglesia católica, ya como religión oficial de Roma y, por ende, de todo el Imperio romano, por el papa Gelasio I, quien buscaba eliminar las Fiestas Lupercales, de origen pagano. En donde se sacrificaban, en honor al dios antiguo romano Luperco, perros y cabras. Luego de desollarlos, se fabricaban improvisadamente con su piel, látigos para azotar a las mujeres. Y así, supuestamente asegurar su fertilidad. Las Lupercales se celebraban en la Antigua Roma el 15 de febrero.

Pero como sospecharán por el título, el presente artículo no trata sobre eso. Aunque sí tiene relación con la fecha. Más concretamente con el mes de febrero.

El miércoles 5 de febrero del 2020, el Senado de los Estados Unidos de América absolvió al presidente Donald Trump del ‘impeachment en el que semanas atrás se le había acusado por parte de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América «de abusar de su cargo al pedirle a Ucrania investigar a su posible rival electoral en 2020 Joe Biden, y de bloquear los esfuerzos de los legisladores para investigar sus acciones».

Pese a que las evidencias, pruebas y alegatos mostrados por los representantes de Cámara Baja eran más que contundes, eso por no decir avasalladores. En otras palabras, los senadores republicanos que dominan la Cámara Alta hicieron oídos sordos de las peticiones de sus similares demócratas de respetar el juramento constitucional de su país y votar imparcialmente sin mirar el color y la investidura política de quien juzgaban.

Pero hicieron todo lo contrario, miraron con ambos ojos y basados únicamente en la forma política y el cuerpo político de quien juzgaban. En otras palabras, juzgando por la forma y no por el fondo. Tratando con preferencia y deferencia a quien juzgaban. Olvidando que todos somos iguales ante la ley. Olvidando también el principio de imparcialidad al ser juzgado. Y por supuesto, también olvidando que el resto del mundo los estaba observando.

Y en ese sentido, como ciudadano americano, no gringo, que soy, quisiera dar mi opinión, si me lo permiten. Hubo un viejo cortometraje de Pluto titulado El día del juicio final de Pluto, en inglés Pluto’s judgement day. Cuenta la historia que

Después de que Mickey descubriera que Pluto estaba persiguiendo a un gato, este manda al perro tumbarse y le dice que es un abusón y que si seguía comportándose así tendría mucho que responder el día del juicio final. Mientras Mickey baña al gato, Pluto sueña con un gato el cual le intimida. Al principio este es detenido por un Mickey imaginario, pero pronto lo aparta del sueño y persigue al gato hasta una cueva la cual lo lleva al infierno. Pluto es encadenado y es sometido a un juicio donde los gatos le acusan de varios delitos contra la raza gatuna como empujar a un gato a una apisonadora, provocarle ataques a un gato con tan solo su ladrido, beber leche de otros gatos, y arrojar a un gato al río. El jurado lo condena culpable y la sentencia es atarle a una silla y quemarle en una hoguera. Pluto despierta, y tras esa experiencia, se reconcilia con el gato..

Traigo a colación la historia porque para mí, el impeachment a Donald Trump fue un juicio de Pluto al revés, un juicio Otulp en favor de Donald Trump.