La izquierda histórica, como yo la comprendo y conozco, viene de la tradición anarquista, socialista y comunista, desarrollada en el siglo XIX, trascendida al siglo XX y que llega a nuestros días muy debilitada de cómo existió, al menos entre 1917 y 1990, y del propio desarrollo del movimiento obrero internacional, y sus luchas, del siglo XIX y siglo XX, que hicieron surgir partidos obreros y socialistas de diverso tipo en esos años.

Estas corrientes políticas fueron, con sus matices, las anarquistas, como las socialistas y comunistas, cuyo eje fundamental, en éstas, fue la identificación con el pensamiento analítico de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Lenin. En el siglo XX a estos pensadores se sumaron, como desarrolladores de ese pensamiento, en ciertos contextos históricos, José Stalin, León Trostki, Mao Tse Tung y Kim Il Sung, así como teóricos europeos y algunos latinoamericanos principalmente.

Otras formas de izquierda se desarrollaron en paralelo, sin las fuentes del marxismo leninismo, y dentro de los partidos tradicionales, no socialistas ni comunistas, como alas izquierdas de esos partidos, por las reivindicaciones programáticas, de reformas sociales, que impulsaban.

La socialdemocracia, que se desarrolló desde principios del siglo XX, constituyó una vertiente de posiciones de izquierda, ni socialistas ni comunistas, como alternativa a las propiamente socialistas y comunistas. Igual sucedió con movimientos socialcristianos y demócrata cristianos.

La socialdemocracia clásica del siglo XIX había hecho surgir en su seno las corrientes que se independizaron como socialistas y comunistas de nuevo tipo en el siglo XX. Los partidos obreros socialdemócratas del siglo XIX dieron paso, en algunos casos, al surgimiento de partidos comunistas.

Separados los socialdemócratas de los comunistas se enfrentaron como dos alternativas de modelos de desarrollos económicos y políticos, de sistemas políticos y modelos sociales, de carácter capitalista o anticapitalistas.

Esta izquierda tradicional comunista adquirió relieve con la Revolución rusa y el establecimiento de la III Internacional, en 1919, cuando Lenin asumió la tarea de impulsar partidos comunistas en diferentes partes del mundo.

Al calor de la Revolución rusa surgió en 1919, entre otros, el Partido Comunista de los Estados Unidos, del seno del Partido Socialista de América, de orientación socialdemócrata. El escritor y periodista John Reed fue uno de los principales dirigentes constituyentes de este Partido Comunista, miembro de la III Internacional, y el único extranjero que está enterrado en los Muros del Kremlin.

El nacimiento del Partido Comunista de los Estados Unidos estuvo lleno de contrariedades y microgrupos políticos, junto a una persecución política estatal que se desató contra sus miembros desde su origen, pasando por períodos de clandestinaje, y cambio de nombre. Entre sus dirigentes originales y principales estuvieron John Reed, Charles Ruthenberg, Jay Lovestone, William Z. Foster, James P. Cannon, Eugene Dennis, Elizabeth Gurley Flynn, Angela Davis, Earl Browder, quien durante la II Guerra Mundial llegó a tener una gran influencia internacional, y Gus Hall, de quien Rodney Arismendy, secretario general del Partido Comunista de Uruguay, una vez dijo que «una manera de ser héroe era ser comunista en Estados Unidos». A Gus Hall le siguieron Sam Webb y John Bachtell como principales dirigentes del Partido Comunista de Estados Unidos.

El Partido Comunista de Estados Unidos empezó a participar en elecciones a mediados de la década de 1920. En la década del 40 surgió el Partido Socialista de los Trabajadores, de orientación trotskista. En la década de 1950 se desarrolló el macartismo, una oleada de represión, mucho más amplia de las que se habían desatado contra este partido en 1920 y en 1930. En la década de 1960 aparecieron nuevas tendencias comunistas como la New Left.

El Partido Comunista de los Estados Unidos participó en diversas campañas electorales. En la de 1924, 1928 y 1932 presentaron de candidato a William Z. Foster, en la de 1936, en 1940 a Earl Browder. Desde 1944 hasta 1964 no tuvieron candidatos presidenciales. En 1948 llamaron a votar por Henry Wallace y en 1952 llamaron a votar por Vincent Hallinan. En 1968 postularon a Charlene Mitchell, y en las campañas electorales de 1972, 1976, 1980 y 1984 postularon a Gus Hall.

En las campañas electorales a partir de 1988 no tuvieron candidatos propios y llamaron a votar, en 1988, por Michael Dukakis, en 1992 y 1996 por Bill Clinton, en la campaña electoral del 2000 llamaron a votar por Al Gore, en la del 2004 por John Kerry, en las campañas electorales del 2008 y 2012 por Barak Obama y en la campaña electoral del 2016 llamaron a votar por Hillary Clinton.

En sus diversas participaciones electorales sus candidatos vicepresidenciales fueron Benjamin Gitlow, James W. Ford, Jarvis Tyner y Angela Davis. En la campaña electoral de 1924 participó con el nombre de Partido Obrero de América y en la de 1928 con el Partido Obrero Comunista de América.

A la par del Partido Comunista de los Estados Unidos, existe también el Partido Comunista Revolucionario de los Estados Unidos, de orientación maoísta, fundado en 1975, dirigido por Bob Avakian. Este Partido es una confluencia de distintos grupos de izquierda norteamericanos.

Para las elecciones del 2020, con la tarea estratégica del derrotar a Donald Trump, el Partido Comunista de los Estados Unidos, en su centenario de existencia, ha señalado que esta elección del 2020 es

el campo de batalla más decisivo (…) Se requerirá la máxima unidad y movilización de nuestra clase obrera multirracial, masculina y femenina, gay y heterosexual, multigeneracional, nativa y extranjera, en alianza con todas las demás fuerzas democráticas esenciales, incluyendo las comunidades de color, las mujeres, los jóvenes, los inmigrantes, los discapacitados y todos los movimientos sociales. Derrotar a la extrema derecha es sólo la primera etapa de una lucha más prolongada y expansiva contra toda la clase capitalista.

Con las dificultades de una participación directa, de conformidad al sistema electoral estadounidense, los comunistas de Estados Unidos trabajan políticamente por derrotar lo que consideran, en su escenario político, los sectores de derecha o a la derecha política. Por ello se enfrentan más a los candidatos del Partido Republicano, por lo que el Presidente Trump y los dirigentes y activistas del Partido Republicano acusan constantemente al Partido Demócrata de «socialista», tratando de identificarlo con los tradicionales partidos comunistas, y en ocasiones hasta lo acusan de «comunista».

Los dos partidos tradicionales y más importantes de los Estados Unidos son el Demócrata y el Republicano.

Junto a estos los que le siguen en importancia son el Partido de la Constitución, el Partido Verde de los Estados Unidos (1996), el Partido Libertario (1971), el Partido de la Reforma de los Estados Unidos (1995), el Partido Comunista de los Estados Unidos (1919).

Otros partidos que han participado en las elecciones de Estados son el Prohibition Party (1867), el Socialist Workers Party (1938), el Workers World Party (1959), el Partido Paz y Libertad (1967), el American Party (1968), el Partido Socialista EUA (1973), el Partido de Familias Trabajadoras (1998), el Marijuana Party (2002), el Unity Party of America y el Party for Socialism and Liberation en (2004), el America First Party, el America's Independent Party, Modern Whig Party, Objectivist Party y el Socialist Equality Party (2008), y el Boston Tea Party (2006-2012).

Dentro de los partidos de la izquierda norteamericana que no se han presentado a elecciones son, entre otros, Freedom Road Socialist Organization (1986), Freedom Socialist Party (1966), el National Socialist Movement (1974).

Al Partido Demócrata se le considera en el escenario político norteamericano como un partido progresista, cuyos orígenes se remontan al Partido Demócrata-Republicano de Thomas Jefferson y James Madison. Su desarrollo fue desde un conservadurismo hasta el progresismo social que le caracteriza hoy en algunos de sus principales dirigentes y aspirantes presidenciales. En la década de 1940 tuvo un importante apoyo de grupos sindicales y obreros, así como de pequeños partidos políticos de tradición obrera que se fundieron en este partido, dándole ese sentido pro laboralista, que es fundamentalmente de orientación social demócrata por sus planteamientos político estatales, plasmados en el New Deal del presidente Roosevelt y en las políticas keynesianas que impulsó, y del llamado Estado del Bienestar. Desde el presidente Roosevelt, el Partido Demócrata fue blanco de los ataques republicanos acusándolo de «socialista».

No es de extrañar que en el momento actual el presidente Trump levante las banderas antisocialistas contra el Partido Demócrata.

De hecho, en la realidad política, económica y social de los Estados Unidos, los partidos Demócrata y Republicano, que son los que ha gobernado ese gran país, representan igualmente el sistema capitalista altamente desarrollado que han logrado, representan las políticas imperialistas, guerreristas e intervencionistas que han ejercido, expresan la globalización de la economía mundial, expresan e impulsan el militarismo y la industria de guerra como parte de la economía norteamericana.

Con ninguno de esos dos partidos gobernando Estados Unidos ha bajado la producción de armamento de ese país ni mundial, ni las guerras, ni los focos de guerra, ni los conflictos regionales.

Se distinguen entre sí por las políticas sociales que quieren impulsar desde el Gobierno, y por el papel que le asignan, dentro de la esfera de su capitalismo, al Estado.

Esto es lo que está en juego en el proceso de discusión electoral en los Estados Unidos, que debe resolverse, con la designación de candidatos presidenciales, en los próximos meses, para enfrentarse en las elecciones de noviembre del 2020.