Mientras los médicos y los trabajadores de la salud pública de Italia, España, Japón, Sur Corea, Costa Rica, etc. (y todo el resto del planeta) son los que están salvando las vidas de miles de enfermos, con peligro de las propias, muchas de las aseguradoras privadas de salud se están ahora lavando las manos. Con pocas excepciones, como las españolas, la mayoría de aseguradoras en EEUU, América Latina, y otros lugares han anunciado sin sonrojarse que no cubren pandemias. Just for testing, not for treatment...

La salud pública es la que está dando la cara. Las aseguradoras privadas miran para otro lado, empezaron a buscar pretextos, o bien las famosas cláusulas escondidas en el fine print, o letra pequeña de esos contratos, siempre leoninos y aventajados. Bastó que apareciese una crisis de verdad para separar la paja del grano y —como sucede siempre en las situaciones límites— sepamos quién es quién, y quién puede realmente ayudar a la gente.

Lo que vemos en las noticias son médicos, hombres y mujeres de los hospitales públicos de todo el mundo atendiendo al número creciente de enfermos, en actos heroicos y cotidianos. Los testimonios de Italia, sobre todo de Lombardía y del Véneto, son desgarradores. Cientos de médicos luchando día y noche, salvando a muchos, enterrando a otros. ¿Y la medicina privada y las grandes aseguradoras que ganan billones de dólares en tiempo de normalidad? Con pocas excepciones, como digo arriba, la mayoría ha dicho «si te ví, no me acuerdo». Palmadita en la espalda, sonrisas y codicia en tiempos de normalidad y mezquindad en tiempos de crisis.

La gestión perfecta de la crisis del coronavirus la ha hecho Alemania. Con una inversión social del 9,1% del PIB en salud pública, ha sido la seguridad social alemana la que—hace más de un mes—empezó las tareas de prevención. En ello se ha apoyado la señora Merkel, quien ha sido la gobernante más madura e inteligente para manejar esta crisis. A pesar de representar un teórico centroderecha de la Democracia Cristiana, Merkel nunca afectó la inversión en salud pública. Es una mujer madura, pragmática, no ideológica, como muchos jovenzuelos políticos tropicales privatistas de nuestra América Latina, España y otros lugares. Por eso, a la hora de escribir esta nota (16 de marzo, 2020), Alemania contabiliza apenas catorce muertos.

El caso de Corea del Sur y Taiwán ha sido similar, con un número mínimo de enfermos graves y de muertos. Ha sido el Estado, la salud pública, la que ha sacado la tarea. La grave debilidad de los EE UU en esta crisis será exactamente esa. La inexistencia de salud pública universal, es decir, el programa de Medicare que Obama trató de impulsar y la grandes aseguradoras privadas torpedearon y se trajeron abajo. Ese es el gran talónn de Aquiles de los EEUU: la inexistencia de salud pública universal y la gran tragedia que una enfermedad supone para una familia promedio estadounidense. Afrontar una enfermedad es, literalmente, hipotecar la vida y el futuro. Tengo un par de familias amigas en los EEUU que sufrieron esa tragedia. Y aún la pagan.

Y tal parece, señoras y señores, que el Estado Social de Derecho y la inversión pública universal en salud o educación no eran tan mala como decían algunos…. ¡Todo lo contrario! Todo esto después de una década de sistemática campaña de ataques y desprestigio, de propuestas de privatización y de eliminación del Estado y sus competencias. Tanto aquí en Costa Rica (la CCSS), como en los hospitales públicos de Italia, España, Alemania, Corea del Sur, etc. ¡Bastó una crisis de verdad, para que quedaran tantas cosas al descubierto!