Ni siquiera el escenógrafo mas intuitivo podría haber imaginado un escenario mejor para el momento de oración mundial del Papa que el pasado viernes 27 habló al mundo ante una plaza San Pedro vacía y silenciosa: atardecía en Roma, y la lluvia torrencial y los faroles reflejados en los charcos subrayaban el dramatismo de las palabras de Francisco, esa figura solitaria, débil y al mismo tiempo con una tremenda fuerza.

En esta ocasión el peso de la tradición dos veces milenaria de la Iglesia católica caminó de la mano con la contemporaneidad. Por una parte, el papa, que no solo se remonta al período de Jesús con la parábola de la barca en medio a la tempestad y la desesperación de los apóstoles ante la tranquilidad de Jesús que dormía en la popa, sino que cumple dos ritos legendarios: reza ante el ícono bizantino de María, Salus Populi Romani, protectora del pueblo romano desde que llegó a esta ciudad en el año 590 de nuestra era, y besa el crucifijo que sobrevivió al fuego en 1519 y que los romanos, tres años después, llevaron en procesión contra la peste. Por la otra, el mensaje, visible en tiempo real en los cuatro ángulos de la tierra gracias a las nuevas tecnologías de comunicación.

Aunque en Roma no se ha advertido aún la histeria por acaparar víveres, algunas cosas escasean, por ejemplo, el alcohol para limpiar y las famosas mascarillas. Y a propósito de las mascarillas en toda la red pululan los consejo para hacerlas en casa. ¡Habrá que probar! Porque, además, según se aconseja, cada vez que se regresa a casa después del trabajo, o de ir a hacer las comprar habría que botarlas, lo que, entre otras cosas, casi nadie hace.

En la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia (la agrupación en la que estamos todos los corresponsales acreditados) estamos realizando una serie de conferencias de prensa en streaming. Me impresionó una declaración de Michele Emiliano, el presidente de la Región Apulia, al sur de Italia, justo en el taco de la bota: entre otras cosas, declaraba que a su juicio recién se podrá empezar a ver un atisbo de normalidad a partir de la primera quincena ¡¡¡de mayo!!!. Emiliano es una persona bastante sensata y poco dada a las declaraciones extemporáneas, por lo que hay que darle peso a sus afirmaciones.

Iba a ser…y probablemente lo será, la exposición más importante del año con un título tan simple como significativo: Rafael: 1520 – 1483: más de 200 obras provenientes de todo el mundo, algunas de las cuales expuestas por primera vez en Italia, llegaron a Roma para conmemorar el quinto centenario de la muerte de Rafael Sanzio, que murió en esta ciudad cuando tenía solo 37 años de edad.

La muestra se inauguró el 5 de marzo y tenía que durar hasta el 2 de abril. La emergencia por coronavirus obligó a cerrar sus puertas, pero desde ayer se podrá realizar una visita virtual a esta exposición que ofrece un panorama muy completo de las obras de este genio universal de la pintura.