Esta nota está escrita a retazos e inacabada. La comencé a escribir en la breve pausa en la cual esperamos los resultados por parte del Consejo Nacional Electoral, la seguí trabajando en la mañana del lunes 7 de diciembre y, casi finalizando la semana, todavía le voy incorporando elementos, ya que los sucesos poselectorales se van sucediendo de manera paulatina. En este momento, estamos fatigados, no solo por la jornada electoral, sino por semanas previas de intensa actividad política y, a continuación, me propongo hacer una serie de comentarios preliminares sobre el momento culmen y los resultados de este proceso electoral, que ha definido la nueva conformación de nuestra Asamblea Nacional para el periodo 2021-2026.

Sobre el 6 de diciembre

La jornada de votación comenzó muy temprano, pues ya en la madrugada los distintos ciudadanos y ciudadanas comenzaron a llegar a los más de catorce mil centros, donde se constituyeron las mesas electorales, mientras que las organizaciones políticas se preparaban para movilizar a su militancia y simpatizantes.

En mi caso, fui a ejercer mi derecho al voto temprano. Desde que me aproximé al centro de votación, pude identificar las medidas de bio-seguridad, pues me encontré que estaban demarcadas unas líneas en el piso (separadas a 1.5 metros de distancia), en caso de que los votantes requiriesen hacer fila antes de entrar. Al ingresar, los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que custodian las instalaciones electorales, me proporcionaron gel hidro-alcohólico y se aseguraron de que llevara una mascarilla, además que, de manera amable, me indicaron el lugar que tenía asignado para votar. Llegué al mismo sin contratiempos y fui recibido por una persona que verificó mi identidad, colocando la huella en un lector digital que, a su vez, activó la pantalla de votación. Me paré frente a ella y seleccioné mi opción, recogí mi comprobante, para colocarlo en un depósito. Finalmente, firmé, coloqué mi huella dactilar en el registro físico y salí. Todo esto en menos de cinco minutos.

Comento mi experiencia, porque no fue diferente a la de la mayoría de los que fueron a ejercer el voto. De tal manera que, con esta dinámica, no era razonable que se hicieran filas.

En el transcurso de la jornada, los representantes de las organizaciones políticas que participan en la contienda electoral se fueron pronunciando, de tal manera que, tanto desde el chavismo como de la oposición que participó, se manifestaron ante los medios de comunicación públicos y privados. Estas manifestaciones dieron cuenta de un llamado al voto y una valoración positiva de la jornada electoral. La oposición que decidió no participar; es decir, la que lidera Juan Guaidó, se dedicó a mostrar centros de votación desiertos y hacer el llamado a no participar.

Los resultados preliminares

La expectativa fundamental sobre la jornada electoral era la cantidad de votantes que acudieron a ejercer el voto y la cual ha sido despejada por el Consejo Nacional Electoral. Según datos expuestos, acudieron a ejercer el derecho al voto 5,264,104 venezolanos y venezolanas, lo que corresponde al 31% del padrón electoral, constituido por poco más de veinte millones de venezolanos.

En términos de participación no sorprendieron los resultados, pues en un escenario similar en 2005, se logró el 25%; ahora, con la participación de una parte de la oposición se llegó al 31%, lo que representa 6% más. Este fue un escenario más adverso desde todo punto de vista, pero, sobre todo, desde el económico, ya que, en el 2005, apenas se comenzaban a manifestar las consecuencias de la implementación de las medidas coercitivas unilaterales. Asimismo, hay que considerar que gran parte de los cinco millones de venezolanas y venezolanos en el exterior son votantes que, para valorar los resultados en justa medida, hay que restar del padrón electoral.

El CNE informó en su primer boletín que las organizaciones políticas que conforman el Gran Polo Patriótico han resultado victoriosas al obtener el 67.7% de los votos escrutados, lo que equivale a 3,558,320, mientras que los partidos opositores capitalizaron casi 1,200,000 votantes (cerca de 23% de toda la votación). La Alternativa Popular Revolucionaria, encabezada por el Partido Comunista de Venezuela, ha sumado 143,917 votos, que representa 2.73 % y, finalmente, otras organizaciones fueron favorecidas con 357,609 votos (6.79%). En consecuencia, para el próximo periodo legislativo el chavismo contará con mayoría calificada, pues han obtenido el 91.34 de los escaños disponibles, es decir 256, mientras que las organizaciones políticas opositoras al chavismo apenas dispondrán de 21 curules.

¿Y ahora?

Es una pregunta necesaria, por lo cual comparto algunos aportes para el debate, que he venido exponiendo en los espacios políticos donde participo.

El liderazgo en el gobierno bolivariano contará con una mayoría absoluta en el parlamento, lo que le permite al menos dos cosas: regularizar la operatividad estatal y echar a andar las reformas legislativas que le permitan dar respuestas a las medidas coercitivas unilaterales implementadas desde de los EE. UU. Estas respuestas irán en la dirección vigente, es decir de mano del capital privado (emergente y tradicional), en desmedro de lo comunal, por lo cual, se espera que esta dimensión clave de la revolución siga siendo reducida al asistencialismo, aunque se mantenga de manera retórica en el discurso.

La Alternativa Popular Revolucionaria, con el PCV a la cabeza, está desafiada a una severa revisión, que vaya más allá de identificar las causas externas que explican los resultados, lo que implica revisar las condiciones programáticas y orgánicas para disputar espacios dentro del chavismo. Es evidente que capacidad de movilización en el chavismo la conserva el Partido Socialista Unido de Venezuela, que es la principal fuerza del Gran Polo Patriótico. El Partido Comunista de Venezuela, ha tenido una participación más baja de la que se esperaba, dado que no logró movilizar al chavismo crítico o desencantado.

Las organizaciones chavistas organizadas en la Alternativa Popular Revolucionaria, con el Partido Comunista de Venezuela como vocero en el parlamento, eventualmente pueden convertirse en una voz desde el chavismo —aunque simbólica en un inicio— que cuestione las políticas del gobierno bolivariano para enfrentar los desafíos presentes, sobre todo, en el campo económico.

La oposición que decidió participar hoy está fortalecida, pues no solo logra ocupar escaños, aunque estos estén a disposición del pacto con el chavismo. Sale victoriosa porque todas sus organizaciones políticas están en mejores condiciones electorales, en particular Acción Democrática. En el caso de AD, no se puede menos que estimar que la dirigencia de esta organización se propuso escindirse tácticamente y ahora tienen condiciones para reunificarse y tener una posición preponderante en el sector opositor.

El sector de la oposición venezolana que lidera Juan Guaidó inició la movilización de sus adeptos para participar en una precaria e inauditable consulta sin carácter vinculante, pero que arranca solo con una ventaja, un umbral de participación a superar bajo, pues se proponen ahora convocar a más personas, de las que acudieron a las elecciones parlamentarias, para lograr soportar que son mayoría frente al chavismo y las organizaciones de oposición que participaron.

A nivel internacional no ha habido mayores sorpresas, los gobiernos y entidades de siempre, como los que conforman la Unión Europea, además del gobierno estadounidense, el Grupo de Lima, siguen con su política injerencias de no reconocer el proceso electoral. Mientras que la mayoría de los gobiernos del mundo sencillamente saludaron el desarrollo del proceso electoral.