Un cuadrúpedo enorme forjado en hierro e investido de dos astas, así es Toro Viriato. La leyenda cuenta que el animal es fruto de la unión de un semental minotauro y Afrodita, diosa de la belleza, el deseo y la reproducción. Desde entonces, Viriato enmudece a los transeúntes junto al singular ejército de bestias pardas que lo acompaña bajo el mando de la dama Palome, aunque, para deleite de la plebe, el pasado 19 de abril hizo un alto en el camino en el centro de cultura contemporánea Las Cigarreras, en Alicante. La pieza preside la entrada a la exposición que celebra los 20 años de Carros de Foc, una compañía de teatro urbano afincada en Sant Vicent del Raspeig (Alicante) y nacida en 1994 al abrigo de la tradición de las Hogueras de San Juan.

Si en su ADN está la fiesta popular alicantina, las esculturas gigantes articuladas y móviles son la columna vertebral de Carros de Foc y sustentan la evolución de la firma como grupo de animación de calle hacia un totum revolutum artístico que combina desde equilibrismo y acrobacias de tela y aro a interpretación, música, danza y vídeo, pasando por malabarismo con fuegos... Todo envuelto en una cuidada escenografía para crear una experiencia visual fascinante. La caracterización de los personajes, el vestuario y el maquillaje corporal se suman a un esfuerzo creativo que ha desfilado ya por los cinco continentes. Solo el año pasado Carros de Foc realizó una gira por Emiratos Árabes y llevó su imaginería a Corea del Sur, China y parte de Europa, incluyendo la parada en carnavales y cabalgatas de varias ciudades españolas.

Lo que ha hecho Miguel Ángel Martín Bordera a lo largo de estas dos décadas ha sido construir Fantasía. Trazo a trazo, quien desde muy joven mostrara el ímpetu creativo de sus progenitores abrazando primero la pintura barroca de Velázquez, para luego sumergirse en el surrealismo de Dalí y finalmente adoptar la técnica megalítica del sueco Bengt Lindström, ha concebido un depurado trabajo que aúna efectos de iluminación, imagen y sonido, con las creaciones originales de grandes dimensiones por protagonistas indiscutibles. Hasta doce metros mide alguna de ellas. Baste decir que se ha tenido que despiezar cada una de las esculturas para poder introducirlas en la sala de Las Cigarreras. Además del Toro Viriato, el visitante disfrutará del Caballo Real y de Federico. El primero es una réplica de 4 metros de altura de un rocín blanco capaz de simular el paso español, el trote y el galope; mientras que Federico es un titán humanoide de 5,5 metros y apariencia retrofuturista. De 1994 y 1996, respectivamente, ambas obras suponen una mirada a los orígenes.

La muestra quiere dejar constancia del proceso de crecimiento e internacionalización de la empresa alicantina y por eso recoge fotografías, bocetos, testimonios de personalidades del show business y un recorrido por los espectáculos más celebrados. Completa la propuesta un espacio de video, con proyecciones sobre el montaje de las famosas esculturas e imágenes de las muchas apariciones en televisión de Carros de Foc, y otro de interactividad con el espectador que propone ampliar información sobre determinados aspectos a través de códigos QR. Entre medias, un vehículo 4x4 de safari soporta varios televisores de tubo que exhiben las aventuras y desventuras de Carros de Foc en un amago de representación simbólica. El barro y los escollos están ahí, pero también los aventones y los avances en una trayectoria trufada de emoción.

En el capítulo más reciente de su historia, destaca la obra de gran formato Natural Spirit, una pieza aclamada en 2014 en Suwon (Corea del Sur) que reflexiona sobre el maltrato del ser humano a la naturaleza a través de un lenguaje narrativo plural y cuya fusión alude a elementos de la tierra como el fuego, el aire o el agua con los que interactúan las esculturas Caballo Real, Águila Sophia y el títere de más de 10 metros de altura Salvador. También con Caballo Real y Salvador a la cabeza, el mismo año, uno antes del bochornoso saludo al caloret de Rita Barberá, Carros de Foc recreaba una dramaturgia histórica con tintes fantásticos en las conocidas Torres de Serranos para dar la bienvenida a las Fallas en el tradicional acto de la Crida ante cerca de 50.000 personas. Y ya en 2015, pone el broche La Caja de las Letras Mágicas, un espectáculo presentado en Alicante que invita a recuperar valores esenciales de la condición humana a través de la óptica de la marioneta Euterpe. La escena discurre en la intersección entre lo humano y lo industrial y cavila sobre las bondades del padre/creador y el potencial de la palabra amable para alcanzar nuevos horizontes. Una cartera de espectáculos que da cuenta, en definitiva, del savoir faire de esta factoría de creatividad en serie que, a pesar de ser pródiga en éxitos, no olvida sus raíces.