Se considera a la francesa Alice Guy (Saint-Mandé, París, 1873 – Mahwah, Nueva Jersey, 1964) como la primera directora de la historia del cine; muchas veces olvidada a favor de otras figuras contemporáneas más famosas, como Méliès o los hermanos Lumière. Su figura está indisolublemente unida a la de su marido, el inglés Herbert Blaché (1909-1922; a menudo se la denomina como Guy-Blaché), también cineasta y compañero de trabajo en Estados Unidos. De acuerdo con el portal cinematográfico IMDb (Internet Movie Database), está acreditada como directora o codirectora en 432 filmes (fundamentalmente cortos) entre 1896 y 1920, además de cómo productora en 31, guionista en 16 y actriz en dos. Su hija, Simone Blaché (1908-1994) fue también actriz, conocida por The Violin Maker of Nuremberg (1911).

Martínez-Salanova, siguiendo a Alison McMahan, aumenta la cifra de películas dirigidas hasta 1.000, según los cálculos y datos actuales (a menudo se atribuyeron filmes suyos a otras personas de su entorno) que practicaban toda clase de géneros cinematográficos, desde cuentos de hadas a parábolas religiosas, pasando por comedias románticas o seriales. “Fue la primera persona que dirigió una película en la que todos los protagonistas eran negros, en 1912, Un tonto y su dinero. Jugó un papel clave en la producción de las primeras películas sonoras, aspecto de su carrera casi siempre ignorada. Fue propietaria y directora de su propio estudio de cine”, señala el crítico; todavía hoy en día los hombres dominan la propiedad de los estudios.

En tono admirativo, Martínez Salanova asegura que “se le puede considerar la primera narradora visual del cine, la fundadora del cine como narración cultural y la primera persona que dirigió una película. en la Historia del Cine. Llegó a competir con Hollywood, como productora y directora independiente y se adelantó a sus contemporáneos y a su tiempo. Fue la primera en usar grabaciones con un gramófono al mismo tiempo que las imágenes y la productora de una de las primeras películas a color, la primera en utilizar efectos especiales, usar la doble exposición del negativo, las técnicas de retoque, la cámara lenta y rápida, y el movimiento hacia atrás”. Muchos de los trucos que Guy empleó por primera vez (la máscara de doble exposición, secuencias en retroceso, doble exposición del negativo… en filmes como La Navidad de Pierrot o Una casa demolida y reconstruida) han sido erróneamente consideradas como obra de Méliès, contemporáneo suyo pero iniciado más tarde en el séptimo arte.

Se ha escrito mucho sobre el pré cinéma y los orígenes del séptimo arte, pero para contextualizar a Alice Guy podemos situarnos directamente en 1895, cuando los hermanos Auguste y Louis Lumière lograron la primera cámara de uso práctico y comenzaron a proyectar películas en público. Con anterioridad, los hallazgos de la óptica a lo largo del siglo (atisbaderos, linterna mágica…) y figuras como Edward Muybridge, Étienne-Jules Marey o Thomas Edison (inventor del kinetoscopio) contribuyeron a la aparición del cine de manera coetánea en Estados Unidos y Europa durante la última década del siglo XIX (VVAA 2009: 14, 20, 22). Ya en 1896, según IMDb, Alice Guy rueda su primer corto, La fée aux choux.

En sus primeros años, el cine fue una curiosidad muy popular y como tal los espectadores acudían a verla. Hay anécdotas conocidísimas sobre el impacto que causó este nuevo entretenimiento en sus primeros receptores, como la de parte del público que corrió despavorido cuando un tren se acercaba en la pantalla (Gubern 1989: 26). Las películas de entretenimiento pioneras bebían del vodevil (el teatro era el gran referente) y no solían ofrecer más de un plano; el cine en pañales era mucho más simple, y breve, que el actual. Relataban escenas del día a día, asuntos de actualidad o narraciones poco complejas. La aparición de las salas de exhibición comerciales profesionalizó el espectáculo, con productores organizados en empresa, actores y actrices (Theda Bara, Charlie Chaplin, Harold Lloyd, Roscoe Arbuckle, Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Asta Nielsen o Douglas Fairbanks) que se hacían famosos y, en Estados Unidos, un sistema de grandes estudios (Universal, Paramount, MGM, United Artists) que dominan la industria y todas las fases de la producción (VVAA 2009: 15-16, 19-21, 26-27).

Pronto el cine se lanzó a la búsqueda de un lenguaje propio, con recursos como la continuidad, el montaje alterno y guiones y géneros específicos, como las películas del Oeste o la célebre comedia slapstick, de humor físico fácil. “Antes de la primera guerra mundial, las industrias cinematográficas europeas tenían el mismo nivel o superior que las de Estados Unidos. Cada país estaba asociado con un estilo diferente (…) En Francia se creaban dramas de época como El asesinato del duque de Guisa (1908) (…) Louis Feuillade elaboró varios seriales de tema policíaco en Francia, comenzando con Fantomas. (Ibídem: 17-18).

En estos años (1895-1920) en Francia, además de los hermanos Lumière, destacaba el gran Georges Méliès, adelantado de la fantasía y de la ciencia ficción y maestro de técnicas como los fundidos, la pantalla dividida o la animación. Sin duda alguna, la imagen de una cara en la Luna golpeada por un misil en Viaje a la luna (1902) es un icono del cine clásico europeo (Ibídem: 24-25). En Estados Unidos, segunda patria de Alice Guy, es el tiempo de Mack Sennet, “rey de la comedia”, D. W. Giffith (con su monumental y polémica El nacimiento de una nación, de 1915), Cecil B. DeMille o Thomas H. Ince (Ibídem: 28-29, 32-37, 40). Habiendo rodado su última película en 1920, la directora no llegaría a conocer profesionalmente las vanguardias y el gran cambio que supuso el advenimiento del cine sonoro.

Alice Guy era la hija pequeña de un librero y pasó su infancia entre Chile y París y estudió para ser secretaria. Tras la muerte de su padre, entró a trabajar en 1894 como secretaria de León Gaumont, uno de los “gigantes” del cine francés durante sus primeros años con su empresa Comtoir Géneral de la Photographie. Allí fue donde Guy hizo sus pinitos como realizadora (Gubern 1989: 50). Según cuenta Martín-Salanova en su Espacios del Cine, “El 22 de marzo de 1895, Louis Lumière invitó a Gaumont a una demostración privada de cómo funcionaba el nuevo invento que había construido, una cámara que hacía que las fotos fijas se convirtieran en movimiento: A Alice Guy le fascinó el aparato y le dio que pensar (…) Alice, de 23 años, pensó que se podría animar con historias los resultados del cinematógrafo, para evitar la monotonía de esos registros puramente mecánicos, y manifestó a Gaumont que lo que había que hacer con el cine era contar pequeñas historias, y que ella estaba dispuesta a demostrarlo, realizándolas para divertir a los potenciales compradores del aparato”. Así fue como realizó su primera película, “unas semanas antes del ingreso a la realización cinematográfica del genial Georges Méliès”, insiste el mismo autor, para quien el inmortal cineasta francés no puede ser comprendido sin tener en cuenta previamente a la primera directora.

La idea de Alice fue un éxito rotundo y por ello Gaumont la premió poniéndola al frente de la dirección artística de la empresa. Por aquel tiempo tocó todos los géneros, desde grabaciones de ópera a escenas militares, indica Martínez Salanova. En 1907 se casa con un operador de cámara inglés que administraba las sucursales de la empresa de Gaumont en Inglaterra y Alemania. El matrimonio emigró a los Estados Unidos en 1909. Entonces, Alice descansó del trabajo durante tres años para dedicarse a las tareas domésticas y dar a luz a su primera hija, Simone. Cansada de estar en casa, regresó a la dirección y creó con fondos propios la productora Solax Company, la cual elaboró toda suerte de filmes, incluso películas del Viejo Oeste. Entre 1910 y 1914, reseña el erudito citado, “la compañía produjo 325 películas de distintos tipos y duraciones y, se dice que, alrededor de 50 fueron dirigidas por la directora de la empresa. En New Jersey construyó uno de los estudios mejor equipados del mundo, donde siguió dirigiendo películas con gran éxito hasta 1920”. Martínez-Salanova apunta que Guy no pudo competir profesionalmente con el creciente imperio hollywoodiense: “Finalmente su compañía terminó por caer y su matrimonio con ella. Una vez cerrada su empresa, se dedicó a dar charlas públicas sobre los comienzos del cine. En 1922 regresó a Francia, tras divorciarse de Blaché y jamás pudo regresar al cine: había quedado fuera de la industria, que no tenía el espacio que merecía una pionera del cine como ella”. Carecía del dinero para poder empezar de nuevo en una industria tan cara y exigente como el cine, y se dedicó a dar clases sobre filmación y escribir novelizaciones de películas. Fue el fin de su carrera como directora (McMahan 2003: 242).

Su primera película, de 1896, es, informa Martínez-Salanova, “un cuento de hadas: una pareja soñadora paseando, las manos enlazadas, que llegaba a un sembrado de repollos. En ese lugar aparecía un hada que tocaba con su varita mágica una de las plantas de la que entonces nacía un bebé chupándose el pulgar. El film se llamó El hada de los repollos, La Fée aux Choux, y actuaron en él dos amigas de Alice en un jardín con un telón pintado que prolongaba el paisaje”. Calle subraya que se trata de la primera película narrativa de la historia del cine y desde entonces “hizo cientos de películas, que en un comienzo sirvieron con un fin publicitario para vender las cámaras de la compañía Gaumont, siendo esta su idea, pero al ver el auge que tenían estos cortometrajes y su posible comercialización, la compañía se amplia y pasa de solo hacer aparatos cinematográficos, a hacer películas”.

Entre las primeras películas de la polifacética francesa, muchas de ellas perdidas o llegadas hasta la actualidad solo como fragmentos, pueden recalcarse Los ladronzuelos del bosque verde, La momia y El correo de Lyon. Cuando Gaumont le concedió un estudio para ella sola, escribe Martínez-Salanova, sus producciones se volvieron más monumentales, con gran cantidad de figurantes: Fausto y Mefisto, Jesús ante Pilatos, (1898) y La vida de Cristo (1906), con 300 extras, cantidad inédita. Ese mismo año firma El hada de la primavera, filme pionero en el uso del color. “Dirigía películas, supervisaba el trabajo de sus colaboradores, compraba guiones, contrataba asistentes, elegía elencos”, resume el estudioso, que destaca otros títulos como Falling Leaves (1912, sobre una cura maravillosa encontrada por un doctor contra la tisis, con la que logra salvar a una joven) The Pit and Pendulum (1913), Shadows of Moulin Rouge (1913), y My Madonna (1915).

McMahan reseña que Guy también se dedicó a la crítica social, con el filme de Gaumont Les Résultats du feminisme (1906), rehecho seis años después en su empresa Solax con el título de In the year 2000. Decididamente feminista, se travistió en algunas de sus películas y quiso contar historias desde la perspectiva de su género, apelando a las mujeres del público. (McMahan 2003: 234, 240-241). “Alice Guy no se declaró feminista como otras cineastas de su tiempo (…) Sin enunciarlo, pero haciéndolo, sus protagonistas eran mujeres, tanto en los cortometrajes documentales como El Tango (1905) y La Malagueña y el Torero (1905), como en sus películas de ficción, como es el caso de su versión de El Jorobado de Nôtre Dame, La Esmeralda”, narrada desde el punto de vista de la famosa gitana de Víctor Hugo, recuerda María Calle. “Trataba temas de igualdad, de maternidad, posicionaba a la mujer a la misma altura que los hombres, siempre con mucho humor, usando la potencia de la imagen para hablar de un subtexto contestatario, donde se escondía el universo femenino, por ejemplo, en películas como A House Divided (1913) y Matrimony’s Speed Limit (1913), en las que podemos ver el matrimonio como una relación de igualdad”, añade. Martínez-Salanova reseña The call of the rose, “que se considera una película de mujeres, [en la que] se cuenta la historia de una cantante de ópera profesional que se casa con un minero pero que pronto se da cuenta del vacío que le dejaba su inactiva existencia y se vuelve al este de los Estados Unidos a continuar con su carrera”.

Sus últimos años, según relata su entrada de la versión inglesa de la Wikipedia, los pasó olvidada. Al volver a Estados Unidos para recopilar su obra, encontró muchas veces que sus películas no estaban o habían sido atribuidas a otros. Escribió sus memorias y se dedicó a sus vástagos. En 1953 le fue concedida la Medalla de la Legión de Honor –la más alta condecoración que concede el Estado francés-. Cuatro años más tarde la Cinemateca Francesa le rindió un homenaje que pasó desapercibido. Al morir en 1968, con 95 años, ningún periódico publicó su esquela, recuerda Martínez-Salanova.

Hoy en día, la figura de Alice Guy es poco conocida o aparece muchas veces al lado de su marido. Léon Gaumont tampoco contribuyó a que se recordase su figura, obviando la labor de sus primeros años (McMahan 2003: 244). Incluso un erudito como Román Gubern apenas la menciona como “improvisada realizadora” y secretaria del cineasta francés León Gaumont, sucedida por Louis Feuillade cuando esta abandonó la dirección artística de la empresa en 1906 (Gubern 1989: 50, 64). “My youth, my lack of experience, my sex all conspired against me” (Mi juventud, mi falta de experiencia, mi sexo, conspiraron todos contra mí), pronunció ella misma, según recoge IMDb. No obstante, se han realizado algunas acciones para rescatar su figura: un premio y un festival con su nombre en Nueva Jersey, el Golden Door Film Festival, además de una placa conmemorativa. Actualmente se está rodando un documental sobre ella: Be Natural: The Untold Story of Alice Guy-Blaché.

Bibliografía

Gubern, Román (1989): Historia del cine. Barcelona, Lumen.
McMahan, Alison (2003): Alice Guy-Blaché: Lost Visionary of the Cinema. Londres y Nueva York, Bloomsbury Publishing USA
Varios autores (2009): Historia del cine. Barcelona, Blume. Coordinación de la edición en lengua española de Cristina Rodríguez Fischer, revisión de Llorens Esteve y traducción de Teresa Jarrín.

Webgrafía

Calle Guerrero, María (s/f): ALICE GUY 1873-1963. Primera Narración del Cine. En La13 Revista virtual. (Consultado 21/03/2016)
Alice Guy-Blanché en Wikipedia (Consultado 19/03/ 2016)
IMDb: Simone Blaché (Consultado 19/03/ 2016)
IMDb: Alice Guy (Consultado 11/03/ 2016)
Martínez-Salanova Sánchez: Alice Guy-Blaché. Pionera de la narrativa cinematográfica, de la dirección de películas y de otras aplicaciones técnicas al cine. En “Figuras de cine” (s/f) (Consultado 11/03/ 2016)