Llevas unos meses escuchando a la gente de tu alrededor hablar así y dándote a elegir entre “plata o plomo” y has valorado en varias ocasiones acudir a un especialista o contratar un guardaespaldas. Tranquilo, no eres tú, son ellos. O más bien él. El culpable no es otro que nuestro amigo Netflix.

Tenemos muy asumido que, en ocasiones, lo importante es que hablen de algo, no importa si bien o mal, pero que hablen. En el mundo de las series, la onda expansiva que causa una buena producción no tiene fin y si una serie cae bien en un país, las recomendaciones para que la veas te llegan desde todas las direcciones y ámbitos sociales y no te quedará otro remedio que dejarte embaucar, en este caso, por el lenguaje y las costumbres del oscuro Colombia de los años 80 y 90.

Pablo Escobar, el que fue el narcotraficante más sanguinario de la historia, triunfa. Su leyenda atrapa, sus métodos resultan sorprendentes (y perturbadores) y repasar la historia de un asesino que sólo muestra el corazón con sus hijos y su familia se convierte en adictivo.

Narcos, que tiene el sello estadounidense de Dynamo Producciones y Gaumont, se estrenó el 28 de agosto de 2015 y se espera que la tercera temporada se estrene en 2017 en España. La historia es siempre conducida por Steve Murphy, un agente de la DEA estadounidense, destinado en Colombia para dar caza al líder del cartel de Medellín, y la trama comienza con los inicios de Escobar como contrabandista.

Que Narcos haya obtenido tal éxito no es algo sorprendente. Ya lo hicieron anteriormente producciones de temática criminal o mafiosa y más aún series vinculadas estrechamente con la producción o el tráfico de drogas como Breaking Bad.

El director artífice de Narcos es José Padilha, cineasta brasileño, que dirige a su paisano Walter Moura en el papel de “El patrón”. Una de las características más llamativas de esta serie es que en Estados Unidos se emite en Versión Original Subtitulada, algo muy poco común en Norteamérica, pero que se explica con el poder de las voces de los personajes, sobre todo la de Pablo Escobar. Quizás este haya sido uno de los temas más controvertidos de la serie y es que Moura tuvo que aprenderse el guión en un idioma que no es el suyo así como adoptar el acento de la región colombiana de Antioquia, de donde fue natural Escobar. Es visible esta evolución idiomática a través de las dos temporadas donde se observa a un Moura mucho más cómodo y que convierte su voz en un símbolo, en una orden que sus hombres no cuestionan y que cumplirán hasta las últimas consecuencias.

Si todavía no has aprendido quiénes son los que mandaban en los cárteles de Colombia en los años 80 y 90 es que ya vas tarde. Y es que Narcos no sólo es narcotráfico, también abarca una amplia dimensión tanto política como social. Un pueblo que comienza amando a don Pablo porque les construye barrios y que acaba repudiándolo cuando los asesinatos dejan de tener objetivos militares. Y es que El Patrón sólo te da dos opciones: “plata o plomo”.