Cartel de sold out media hora después de salir sus tickets a la venta y entradas de reventa a más de 600 euros en el mismo día de la velada musical del año, ya lanzaban presagios de lo que ocurriría en el estadio Vicente Calderón el día de su último concierto. Ese que cierra sus puertas para siempre. Los nuevos ciclos comienzan, en esta ocasión, de mano del artista español más internacional: Alejandro Sanz. El cantante colgó el cartel de “no hay localidades” y reunió a más de 50.000 espectadores, rodeado por un elenco de cantantes, amigos, encabezado por Dani Martín. Aquellos que siempre le acompañaron y con los que se sigue emocionando, por citar a Niña Pastori cuando entonó Cuando nadie me ve.

Dos pantallas gigantes laterales a ambos lados del escenario, una vertical superior, dos bandas completas de músicos, un escenario que se prolongaba hasta medio campo, color, mucho color, sonido de 8.000 vatios y esas veinte voces de artistas invitados que encendieron a un público entregado desde el inicio de sus más de dos horas y media de show: Antonio Carmona, Juanes, Malú, Laura Pausini, Pastora Soler, Jesse & Joy, Antonio Orozco, David Bisbal, Juan Luis Guerra, Vicente Amigo, Miguel Bosé, Manuel Carrasco y dos para destacar especialmente: Pablo Alborán y, de nuevo, Niña Pastori.

Una producción espectacular también en su diseño: 300.000 vatios de luz, más de 27 tráileres que hicieron posible un montaje que se prolongó durante ocho días y cerca de 1.400 personas al frente de la organización. Entre ellas, más de 400 destinadas a extremar las medidas de seguridad en los accesos al recinto, hasta ahora casa del club de fútbol Atlético de Madrid. Un despliegue sin precedentes para hacer vibrar el concierto más ambicioso realizado por Alejandro Sanz a nivel mundial.

Las notas musicales de Hoy que no estás abrieron la fiesta “Más es más”, el concierto del vigésimo aniversario del álbum de Corazón partío, disco más vendido en la historia de la música en España. Más de 20 años de carrera artística. Un recorrido que le llevó desde «Madrid y Cádiz a criarme en medio mundo» y ya comenzaba precisamente en las gradas del Vicente Calderón. Entre tema y tema quedaba tiempo para relatarnos: «cuando escuchaba a los Rolling Stones, yo dije algún día estaré ahí, y aquí estamos». Lo consiguió. Será porque, como convencido repetía en los inicios de alguna de sus canciones, no tuvo miedo a soñar: «No les dé miedo soñar. No les dé miedo. Crean en lo que crean porque todo en la vida se puede, absolutamente todo».

Continuaron después los éxitos más importantes de su carrera: Y si fuera ella, Amiga mía, Corazón partío o Quisiera ser, aquellos temas que sus más aferrados fans conocen y esos que no le siguen tanto también, en un espectáculo que en ningún momento bajó el interés de los miles de asistentes que cantaban al unísono sus letras y entonaba los acordes de sus canciones destilando alma y corazón. Esos temas que le trajeron cuantiosos premios y reconocimientos. El último, “Persona del Año 2017 de la Academia Latina de la Grabación” lo recibirá en el Mandalay Bay Convention Center de las Vegas el próximo mes de noviembre.

Pisando fuerte fue el tema elegido para cerrar un festival que concluyó con unas gotas de lluvia. ¿Lloraba el Calderón? De emoción por el concierto o de nostalgia al pensar que las jornadas, tardes, noches de conciertos y partidos acababan para siempre. Quién sabe. Quizá ambas a dos. Especialmente para los rojiblancos que lo presenciamos. Atleti, atleti, coreaba el estadio animado por el propio Alejandro Sanz que mencionó al término de una de sus canciones «tenemos que despedir al Calderón como se merece, con un aplauso». Y no es para menos. Esta periodista, que se crió literalmente allí, también fue testigo de conciertos: Rolling Stones, U2, Madonna, Prince o Bruce Springsteen e infinidad de partidos. Me emocioné, confieso, con su música, su arte, al despedir este histórico estadio. Mítico para siempre. Recuerdos, muchos recuerdos. Tantos.

A las 12:30 de la noche el 18 veces ganador del Latin Grammy y tres veces ganador del Grammy ya comenzaba a anunciar el término de un concierto que cumplió con las expectativas de los miles de espectadores que lo vieron, nadie se fue insatisfecho. «El gran esfuerzo que realizaron para prepararlo», explicó durante el concierto, surtió efecto. Quince minutos después Alejandro Sanz aclamó entre fuegos artificiales, gran ovación del público e iluminación apoteósica del escenario: «el concierto acaba, pero Madrid se enciende. ¡Hasta siempre Madrid!». Y hasta siempre, Vicente Calderón. Comienza una nueva etapa. Nos vemos en la Peineta.