«Samus then pulled Kirby into a deep, sultry kiss that seemed to never end»
[«Entonces Samus tiró de Kirby, dándole un beso sensual y profundo que parecía no tener fin»]

("The Unexpected Evening" - Valkerian Boomerang)

En episodios anteriores definimos brevemente los diferentes géneros de fanfic y conocimos a las Mary Sue.

Al empezar a hablar del fanfic mencionamos brevemente los pairings, las parejas de personajes que suelen ser el elemento más buscado a la hora de filtrar fic. Existen tres tipos de pairings principales, distinguidos por las siglas: M/M, F/M, F/F.

F/M abrevia Female/Male (mujer/hombre): lo que sería una pareja heterosexual de toda la vida.

M/M es la abreviatura de Male/Male (hombre/hombre) y es lo que popularmente se conoce como male slash o simplemente slash.

Y, como probablemente habréis podido suponer F/F representa Female/Female (mujer/mujer), conocido también como female slash o femslash.

Huelga decir que el slash es el tipo de pairing más popular entre los autores de fanfic.

Pero, ¿por qué? Es un hecho que, al comenzar a leer fic, no dejaba de sorprenderme y que ahora me parece absurdamente normal. He investigado (brevemente) sobre el tema y voy a exponer algunos de los resultados que he encontrado. Sin embargo, me gustaría dejar claro antes que nada que es posible que los siguientes no sean los (únicos) motivos de la proliferación de los pairings homosexuales en este medio.

Hasta donde he podido averiguar existen tres motivos posibles:

  1. El material original contiene más personajes masculinos que femeninos.
  2. Los autores son principalmente mujeres.
  3. ¡SUBTEXTO!

Ciertamente la respuesta número uno es la que – a mi parecer – resulta la más relevante:

La mayoría de autores (de fic) no quieren escribir un personaje original. Les gusta el material canon y quieren “jugar” con lo que se les ha dado. Pero se encuentran con que de X personajes la inmensa mayoría son hombres. Para más inri, el personaje femenino tiene una irritante tenencia a ser una damisela en apuros o completamente inútil, resultando en personajes poco interesantes para los autores.

Pongamos como ejemplo la última película que he visto y que promete ser fuente de una gran cantidad de fic: Thor: Ragnarock. En este film los personajes femeninos están bien escritos y definidos, resultando en figuras interesantes. Pero en todo el largometraje hay un total de 3 mujeres con diálogo: Hela, Valkiria y Topaz. De las cuales Topaz es un personaje extremadamente secundario.

Solo en el equipo principal de “buenos” (Thor, Loki, Hulk y Valkiria) la proporción está en un apabullante 3:1. Una proporción fácilmente aplicable a buena parte de las obras de consumo masivo que generan fandoms. Y se ven claramente reflejados a través de la creación de slash.

¡Pero ¿por qué?!, exclama el insistente señor del fondo de la sala. Bien para responder a eso debemos observar con atención el punto numero tres: el ¡SUBTEXTO!

¿Qué es el ¡SUBTEXTO!? Sencillo: ¿alguien recuerda al famoso LT Smash y su famosa cita «querida, existen tres niveles, subliminal, liminal y superliminal»? [Los Simpson, episodio 262]

También al consumir una película recibimos contenido en tres frentes:

  • El liminal: aquel que podemos discernir e interpretar. Por ejemplo, a través de una serie de acontecimientos que presenciamos y podemos corroborar, el protagonista acaba en una situación concreta.

  • El superliminal: aquel que se nos da como espectadores y tenemos que aceptar porque así lo dice el guión. Por ejemplo, sin motivo alguno (sin que se haya visto una progresión o ningún tipo de interés previo) el personaje A declara en voz alta su amor incondicional por personaje B.

  • El subliminal: aquel que interpretamos inconscientemente a través de pequeñas señales escondidas en el texto. Por ejemplo: después de pasarnos dos horas viendo a personaje A y personaje B compartir miradas cómplices, llegamos a la conclusión de que están en una relación secreta. Este hecho en ningún momento se trata abiertamente y queda a la merced de la interpretación de cada espectador.

Los cineastas llevan años escondiendo mensajes en sus películas de forma «subliminal» para evitar la censura de los estudios, comités de padres y demás instituciones censurantes. Tras años de ser sometidos a estas cuidadosas pistas, los espectadores han aprendido a identificar estas señales ocultas yendo aun más allá, hasta encontrarlas en cualquier lugar.

¿Qué tienen entonces que ver que los autores sean principalmente mujeres? Oigo preguntar al irritante señor del fondo.

La verdad es que personalmente no tengo ni idea. Tengo algunas teorías no contrastadas que compartiré en el siguiente episodio en el que trataremos «el elefante en la habitación», también conocido como pornografía.