Pearl Jam, Depeche Mode, Queens of the Stone Age, Jack White y Arctic Monkeys como cabezas de cartel fueron los principales artífices de un sold out, ya de inicio, en los abonos de tres días de festival en las primeras semanas que salieron a la venta. Un cartel apabullante, el mejor de las tres ediciones de Mad Cool, que conquistó a 240.000 personas, aquellas que disfrutaron de las actuaciones de 120 bandas musicales, grupos, artistas y DJs en el nuevo recinto Valdebebas-Ifema, al norte de Madrid, que este año se ha construido expresamente para acoger este macrofestival.

A partir de las 18:00, ya el jueves, comenzaban a sonar las primeras bandas musicales de manera simultánea en sus siete escenarios distribuidos en el recinto de 96.000 metros cuadrados: Slaves, Mick Jenkins, Bifannah, Ylia, Gangs of Youths y Re-TROS fueron los encargados de inaugurar los tres días de conciertos, música en directo de gran formato.

Mi primera impresión al llegar a Mad Cool me hizo recordar los festivales californianos. Cuando vivía en California y frecuentaba con cierta asiduidad el Monterey Fairgrounds (Monterey Bay), precursor de Woodstock, ya me invadía esa sensación de estar sumergida de lleno en el arte en todas sus vertientes. Esa que sólo te hacen sentir ciertos macrofestivales. Y Mad Cool es uno de ellos. Especialmente, cuando a las 23:25 comencé a escuchar los primeros acordes de una de las bandas más esperadas: Pearl Jam con su Elderly Woman Behind The Counter in a Small Town. Épico directo de la banda de Seattle con gran presencia escénica, once años después de la última vez que pisaron Madrid. Esta vez, Eddie Vedder se esforzó hasta la saciedad para conectar con su público: papel en mano leyó las frases que había preparado en español entre canción y canción de su lista interminable de éxitos.

Los conciertos de Tame Impala, Post Malone con su ya mítico Rockstar, los imprescindibles Kasabian, Justice, Washed Out, Leon Bridges, The Last Internationale o la música soul de los de Louisiana, Durand Jones & The indicators, fueron otras de las actuaciones más destacadas del primer día de festival que cerró con el rock psicodélico electropop de MGMT. Ben Goldwasser y Andrew Vanwyingarden cautivaron a un público deseoso de escuchar algunos cortes de sus hits Oracular Spectacular, Congratulations y su último álbum Little Dark Age, que acaban de publicar.

En el segundo día de festival, la noticia que desesperó a muchos, comidilla que encendió redes sociales y que nadie logró finalmente entender fue la cancelación del concierto de Massive Attack. A las 1:45 de la noche, justo en el horario previsto en el que debía comenzar su actuación, Robert Del Naja y Grant Daddy G Marshall, miembros de Massive Attack, decidieron: «cancelar su show en Mad Cool justificando molestias de sonido de otro Stage» en referencia al concierto de Franz Ferdinand, según la organización. Mientras una gran parte de las 25.000 personas que esperaban al otro lado del escenario para escuchar su trip hop, mezcla de hip hop, reggae, soul, jazz y electrónica comentaban que ellos no escuchaban nada, otros se lamentaban por haberse perdido el concierto de Franz Ferdinand que coincidía en el mismo horario. Poco a poco el escenario The Loop se desalojaba y la gente optó por otras ofertas en stages contiguos sin ocultar, en absoluto, su completa decepción con la nula profesionalidad de la banda británica.

Decepciones a parte y anteriores a la supuesta actuación de Massive Attack, la segunda jornada del festival comenzaba con las actuaciones de Kevin Morby, Real Estate, Bayonne, Víctor Santana y Mavica. Dos horas más tarde, el público del escenario principal Mad Cool Stage coreaba los principales éxitos de Snow Patrol: Open Your Eyes, Run o You´re All I Have y Chasing Cars. Para cerrar Just say yes. dejaba paso a otras de las actuaciones más esperadas: uno de los artistas de rock más aclamados del siglo XXI, Jack White, y Arctic Monkeys, que presentaba en Mad Cool su último álbum Tranquility Base Hotel & Casino (2018). La banda de Sheffield combinó una espectacular puesta en escena y los diversos estilos de sus diez años de carrera plasmados en sus hits Whatever People Say I Am, That´s What I´m Not, Do I Wanna Know o I Bet You Look Good on the Dancefloor.

Franz Ferdinand, que abrió su concierto en el escenario Madrid Stage con su Do you want to y continuó con algunos de sus clásicos: Jacqueline, Take Me Out o This Fire fue otra de las bandas imprescindibles en este segundo día de festival. Mundialmente conocidos por sus espectaculares directos llegaban a Madrid, por tercera vez en este año, con nuevo disco Always Ascending (2018). Ben Howard uno de los más aclamados artistas londinenses del folk-rock actual y el DJ y productor alemán Paul Kalkbrenner fueron otras de las dos actuaciones estelares de la jornada.

Depeche Mode, Queens of the Stone Age: apoteosis épica

La banda californiana Queens of the Stone Age con nuevo disco Villains y los ya legendarios británicos Depeche Mode, con más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo, fueron los cabezas de cartel encargados de clausurar Mad Cool 2018. Para los californianos fue extremadamente sencillo encender a un público entregado y agolpado en el escenario principal Mad Cool Stage con los primeros acordes de Songs for the Deaft y No one knows. Al término de este último tema, Josh Home líder de la banda de rock estadounidense, llamó la atención a la seguridad del recinto para que dejaran entrar al público en la zona premium: «let them in!». No quería restricciones de ningún tipo y animó al público a que saltara las vallas que delimitaban el área reservada delante del escenario. La organización accedió a la propuesta y el espacio se llenó sin incidentes.

Depeche Mode fue el otro plato fuerte del último día de festival, fieles a su estilo new wave, synth pop y rock gótico. A las 22:55 Dave Gahan saltó al escenario enfundado en negro riguroso, enérgico, carismático, magnético haciendo vibrar a las miles de personas que le esperaban con los hits más emblemáticos de sus casi cuatro décadas de carrera: Just Can´t Get Enough, It´s Not Good, Personal Jesus, Precious y Enjoy de Silence. Una hora y cuarenta minutos de concierto, tan intenso como emotivo, que hizo estallar al público en júbilo apoteósico. Son míticos, son ellos, son Depeche Mode. Un concierto que parece que acaba de empezar cuando se apagan las luces del escenario y se retiran. Se hace corto, muy corto. Siempre quieres escucharles más tiempo. Nunca te cansas de hacerlo.

Rag´N´Bone Man, LP, Pile, Kaleo, las bandas californianas Future Islands y Black Rebel Motorcycle Club, Nine Inch Nails, Dua Lipa y el músico norteamericano estandarte del pop-folk Jack Johnson fueron otros nombres destacados del día. Las composiciones del de Hawai If I Had Eyes, Better Together o Do you Remember sonaron en los compases del escenario Madrid Stage para inundar de buen rollo y aroma de playa el último día de festival que cerró sus puertas hasta la próxima edición con las actuaciones de The Black Madonna y Underworld: considerados maestros del techno-trance. Karl Haydée y Rick Smith pusieron las pulsaciones a mil con la combinación de sus hits y una escenografía apoteósica cargada de energía y buenas vibraciones. El icónico Born Slippy, archiconocido gracias a su inclusión en la banda sonora de la película “Trainspotting” fue uno de los temas elegidos para poner punto final a su concierto.

Con esta tercera edición Mad Cool se ha convertido en una de las citas musicales más relevantes a nivel mundial y por cifras en uno de los principales eventos musicales del país tras haber agotado todas las entradas disponibles. 80.000 personas acudieron cada día al recinto de Valdebebas-Ifema durante sus tres días de festival, lo que suma un total de 240.000 entradas vendidas y un ingreso para la capital española de 50 millones de euros. Si bien, la primera jornada del festival comenzó con cierta polémica debido a la desorganización, los atascos y las colas para acceder al recinto, la situación mejoró en los dos días posteriores.

Algo es indudable: en dos ediciones Mad Cool ha logrado transportar la «tradición festivalera» a la ciudad de Madrid situándose en el mapa de las grandes citas musicales globales. Los 100.000 asistentes de 2016 pasaron a 135.000 en 2017. Cifras que empujaron a la organización a trasladarse a otro recinto el doble de grande. La intención es convertirlo en uno de los cinco festivales musicales más importantes del mundo. Ojalá consigan su leitmotiv. Todos los inicios tienen sus dificultades. Woodstock también los tuvo y se convirtió en el festival más legendario de la historia de la música en directo de gran formato.