Cada vez que converso con Ignacio Olivarec, destacado compositor e intérprete mexicano, tengo la impresión de que me lleva hacia alguna puerta que ha estado siempre allí, pero solo entonces, gracias a una nueva interacción, se abre franca y deja ver las maravillas que ocultaba. Sucede asimismo con su música, siempre misteriosa para quien no ha caminado por sus rutas desconocidas. Nos dice que «eso también es nuestro mundo», y que hemos vivido sin saberlo, como quien tiene un tesoro enterrado en su jardín, pero lo ignora.

Muchas buscamos la manera de entender el mundo, la vida, el porqué de las cosas. ¿De qué manera la música logra darnos un poco de luz en esa búsqueda?

Si a lo que te refieres como entender el mundo es ofrecer una explicación racional que aclare el sentido de la vida y explique una estructura clara y distinta del mundo, entonces no creo que la música nos pueda dar algo de luz en ello. Es más, no creo que tenga mucho sentido la intención de intentar comprender la vida. Esta pretensión, si bien percibe un noble designio, nos puede hacer caer en la trampa de ocuparnos más en pensar sobre la vida para comprenderla que en vivirla. La vida está para vivirla, es cierto que podemos reflexionar sobre ella para ver de que manera podemos mejor encaminarla, pero lo fundamental es que esas reflexiones las llevemos a la práctica en la vida diaria porque es ahí donde se va a medir el valor de esas reflexiones.

La sesuda reflexión racional en el gabinete no nos puede llevar a la comprensión de la vida, sólo una dialéctica entre reflexión y vivencia presencial en el aquí y ahora nos puede llevar a atisbar cierto asomo de comprensión acerca de lo que es la vida. En lo que concierne al entendimiento del mundo y del porqué de las cosas, tampoco nos puede llevar la música a una comprensión en el sentido, por ejemplo, en que ésta es buscada por las ciencias, naturales, del espíritu o de la filosofía.

Me explico: no podemos decir después de escuchar el Réquiem de Mozart, el de Verdi o el cuarto movimiento de la novena sinfonía de Mahler que ya entendemos y sabemos lo que es la muerte. Lo que sí nos puede ofrecer la música es experimentar una ventana a la vivencia de la muerte que estos compositores y su época tuvieron. Esa experiencia enriquecerá la nuestra.

Lo que sí puede hacer la música es enseñarnos a vivir la vida de una forma más consciente e intensa. Cuando escuchamos música atentamente, nuestro diálogo interno se interrumpe y nuestra atención se enfoca a la melodía, es en ese momento que la melodía nos arrebata de nuestra matriz temporal y nos lleva a la suya. Cuando escuchamos o tocamos música, nuestra atención se concentra en el momento del aquí y ahora permitiéndonos vivirlo más intensamente, sin pensamientos que perturben la percepción. Esta vivencia más intensa seguramente ampliará nuestra comprensión racional.

¿Crees que la cultura en la que se vive es determinante en la creación musical, o incluso su apreciación?

Somos seres culturales y vemos el mundo a través del lente de nuestra cultura, esto no implica que no podamos superar los límites de la misma. Se dice que la música es una lenguaje universal. Esto es sólo una verdad a medias pues si escuchamos la música de otra cultura sin tener cierta preparación previa que nos oriente sobre el lugar de esa música en su cultura y cómo es ella percibida en su contexto, probablemente escucharemos solamente una serie de sonidos sin sentido. Esto no es, sin embargo, una barrera infranqueable. Lo mismo nos puede pasar por ejemplo cuando escuchamos música contemporánea escrita por músicos pertenecientes a nuestra cultura. Sin embargo con la escucha amorosa, paciente, atenta y repetitiva podemos llegar a descubrir el mundo que está detrás de ella. Ese descubrimiento redunda en una ampliación de nuestro horizonte artístico y cultural. Recordemos por ejemplo la influencia de la música de Gamelan en la música de Debussy.

Tú, en tu obra, usas lenguas e instrumentos indígenas. ¿Buscas un acercamiento más depurado, por ejemplo, al alma mexicana o tratas de mezclar estos elementos en la música de tradición europea?

En alguna de mis obras he musicalizado textos nahuas y tojolabales, en ellas he tratado de seguir las características rítmicas y melódicas de la lengua. En cuanto a los instrumentos no los utilizo de forma sistemática. Utilizo (sobre todo en mi obra Xuxep ja’) sólo algunos pequeños instrumentos de percusión o silbatos. Mi acercamiento a la música indígena va más bien en dirección de intentar comprender el papel de la música en las culturas y la manera en que ella es entendida en ellas para encontrar elementos estéticos que a su vez pueda aplicar en mi música. Como ejemplo quiero reproducir aquí la nota explicativa que acompaña a la partitura de la obra mencionada anteriormente:

La palabra del maya- tojolabal «xujxep ja’» (pronunciada «shuj-shep ja’») significa «agua primordial» y alude al fundamento y madre de todas las aguas. Ella es el agua que alimenta y hace fértil a la madre tierra, la que da y mantiene la vida sobre ella. Entre los antiguos mayas el agua está también figurada en la cruz cuyo centro es el corazón del mundo, esta simbología está aún presente en los pueblos mayas contemporáneos para los cuales la relación de hermandad con la naturaleza y el cuidado de equilibrio ecológico forma un eje muy importante de su cosmovisión.

El agua es también el signo último, el signo de la muerte y de la destrucción –cada uno de los universos anteriores al nuestro, según la cosmología de los mayas antiguos fue destruida por un diluvio-. Por último el agua es también símbolo de purificación y de tránsito de un estado o de un mundo al otro.

Haciendo referencia a esta simbología he dividido esta obra en tres partes: la primera corresponde y celebra a la vida; la segunda corresponde a la muerte, en esta parte me he basado sobre el poema de José Gorostiza “La Orilla del Mar” que trata a problemática del umbral entre estados de ser distintos; en la tercera parte, que corresponde a la esperanza, he tomado temas de la música tojolabal de tambores y flautas. Esta música acompaña a los Tojolabales en fiestas, bailes, ceremonias religiosas, en trabajos colectivos etc. Ella es como el agua que les da energía vida y refuerza su vida e identidad comunitaria la cual está integrada a su vez en una comunidad cósmica la cual es para ellos la comunidad de la vida.

La cosmovisión maya-tojolabal es un reto y una esperanza para nuestra cosmovisión occidental individualista y depredadora, esta obra pretende ser un intento de diálogo y no de confrontación entre las dos cosmovisiones.

En esta obra la observación de la música tojolabal contribuyó al desarrollo de elementos estéticos y arquitectónicos en mi propia música.

¿Ves el idioma como parte integral de una obra musical o por el contrario, da lo mismo, por ejemplo, escuchar La traviata en italiano, ruso o japonés?

Depende de la obra y la época, soy muy sensible a las características musicales de una lengua y tiendo a integrarlas en la obra musical en cuyo seno esta lengua está cobijada por ello prefiero escuchar una opera en italiana en italiano y una alemana en alemán.

¿Qué significa para ti el silencio en una obra musical?

El silencio es la no vibración primigenia, la nada que es la matriz en donde se gesta todo movimiento, vibración y creación. Sin silencio no hay música.

Cuéntanos un secreto: ¿cómo nace una melodía?

Escuchando.