Yeah... this right here (tell me why)
Goes out, to everyone, that has lost someone
That they truly loved (c'mon, check it out)

Seems like yesterday we used to rock the show
I laced the track, you locked the flow
So far from hangin on the block for dough
Notorious, they got to know that
Life ain't always what it seem to be
Words can't express what you mean to me
Even though you're gone, we still a team
Through your family, I'll fulfill your dream (that's right)

In the future, can't wait to see
If you open up the gates for me
Reminiscence some time, the night they took my friend
Try to black it out, but it plays again
When it's real, feelings hard to conceal
Can't imagine all the pain I feel
Give anything to hear half your breath (half your breath)
I know you're still living your life, after death

Every step I take, every move I make
Every single day, every time I pray
I'll be missing you
Thinkin' of the day, when you went away
What a life to take, what a bond to break
I'll be missing you

Corría el año 1997 y I´ll be missing you sonaba en todas las emisoras, se convertía en una de las canciones de rap más vendidas de la historia. Era número uno en Estados Unidos y durante semanas estuvo en lo más alto de las listas de todo el mundo, además de ganar un premio Grammy.

Hacía poco que había muerto Notorious BIG y, seis meses antes, Tupac Shakur: amigos y más tarde enemigos declarados. Considerados dos de los mejores raperos de la historia. Metidos en asuntos turbios. Muertos a tiros. Ambos aún casos sin resolver. Este era el homenaje que Sean Combs (más conocido como Puff Daddy) le dedicaba a su amigo Notorious.

El tema I´ll be missing you fue escrito por Sauce Money (de Marcy Projects), grabado y lanzado en solo tres meses, en el álbum No way out. En él, Puff Daddy, junto con Faith Evans (viuda del malogrado rapero) y el grupo 112 cantan en memoria del que fuera su compañero de Bad Boy Records, tomando para su proyecto la conocida melodía del Every breath you take de Police y el himno espiritual I´ll fly away.

El oficio de rapero que, con frecuencia, va unido a la pertenencia a bandas callejeras, suele ser una profesión complicada por el número de muertos que se registran todos los años en las calles; chiquillos cuyas vidas acaban truncadas y el cuerpo, irremediablemente, como el colador de las verduras.

Muy sonados fueron los enfrentamientos entre la costa Este y la costa Oeste en los años noventa, sendas costas representadas por las principales discográficas, Bad Boy y Death Row Records, y sus dos estrellas, Notorious y Tupac. Insultos provocadores a ritmo de rap, recortadas y la muerte de los dos jóvenes en tan solo seis meses.

Tupac Shakur nace en Harlem en 1971 en un ambiente difícil: un padre ausente y una madre adicta al crack y seguidora de las Panteras Negras (grupo revolucionario antisistema, por explicarlo brevemente); y se cría rodeado por el crimen y la violencia. Pese al entorno en el que se desarrolla, posee grandes cualidades artísticas e intelectuales, así como una carismática personalidad, características que son muy valoradas por el círculo en que se movía: posee una faceta interpretativa que le llevar a actuar en cantidad de obras del instituto, una gran sensibilidad que canaliza a través del ballet y la poesía, es inteligente, un voraz lector y tiene gran facilidad para la palabra.

Después llegaría el rap, con el que puede dar rienda suelta a su creatividad y poner voz a la realidad negra de un barrio como el suyo, sus oscuras vivencias, además de los abusos contra la mujer (lo paradójico es que más tarde sería acusado de violación). Y las pandillas, que le brindan protección y le permiten salir impune de varios altercados graves. Hasta que ingresa en la cárcel y no puede hacer frente al pago de la fianza para obtener la libertad condicional.

Aparece entonces Suge Knight, antiguo atleta que ahora dirige la discográfica Death Row Records, que cuenta con una dudosa reputación y el apoyo de policías corruptos. Suge paga la fianza y le acoge en Los Ángeles como parte integrante de su equipo. Tupac ya era valorado como uno de los raperos más influyentes de toda la historia: talento y rapidez para escribir canciones (escribió y grabó Hail Mary en treinta minutos), unido a discursos sediciosos y polémicos, cargados de críticas contra el sistema y a favor de la libertad, que le aportaron tanto éxito como problemas a lo largo de toda su vida.

Otro de los rasgos característicos del rapero era su agresividad, que no había hecho sino ir en aumento, tanto en las letras de sus canciones como en los continuos enfrentamientos en las calles. Por eso no resultó extraño que la noche del 13 de septiembre de 1996 se acercara a su BMW el Cadillac desde el que llovería la ráfaga de disparos que acabó con su vida.

Aunque nunca se ha sabido quién fue el responsable, las miradas se posaron inmediatamente sobre Notorious y la rivalidad que había entre ambos: la costa Este, que se cobraba las cuentas con la costa Oeste.

Tupac había muerto, pero su trabajo era tan prolífico que salieron al mercado hasta siete discos póstumos.

Al otro lado está Christopher Wallace, Notorious BIG (Business Instead of Game), Biggie, hijo de jamaicanos, nacido en Brooklyn en 1972. Su padre se fue a comprar tabaco cuando él tenía dos años (se entiende que no regresó), por lo que tuvo que criarse en un hogar monoparental con una madre estricta con la que, sin embargo, parecía estar bastante unido.

Comenzó a traficar con drogas en la temprana adolescencia, lo que le llevó a pasar una temporada en un reformatorio. Después se inició en el negocio del rap como pandillero cantautor, primero en las calles y más tarde al fichar con el sello de Puff Daddy, Bad Boy Records. Su disco Ready to die (1994) lo convirtió en el rey del rap de la costa Este.

El estilo de Biggie es pausado y tranquilo, tiene gran habilidad narrativa y el contenido de sus canciones es autobiográfico, directo y explícito. Entre sus argumentos predilectos están el mundo de las drogas, los pandilleros, el crimen y las armas, todos ellos temas que conocía bien y en los que estaba implicado.

Tiene ocasión de conocer a Tupac y queda absolutamente eclipsado por el aura que este desprende. Primero Tupac le animará con consejos profesionales y después estarán unidos por una estrecha amistad: juntos grabarán un gran número de temas, además de realizar un freestyle en el Madison Square Garden, en Nueva York.

Pero su relación se rompe drásticamente cuando, en 1994, Tupac viaja a Nueva York para grabar en el disco de un amigo de Biggie: antes de llegar al estudio, Tupac y su equipo son asaltados, les roban las joyas que llevan y deriva en un intercambio de balas del que Tupac sale herido.

Tupac vincula a Biggie y a su discográfica con el incidente, y ahí nacerá la rivalidad entre la costa Este y la costa Oeste que terminará con la vida de ambos. No obstante, parece ser que el altercado pudiera haber tenido que ver con la advertencia de un narco por otras cuestiones.

Desde entonces Tupac inicia una guerra contra el que fuera su protegido, dando rienda suelta a su agresividad en las letras de sus canciones, en las que explicita haberse acostado con su mujer y lo acusa de copiarle su estilo. Ha iniciado una guerra que perdurará hasta el fin de sus días.

Seis meses después de la muerte de Tupac, el 9 de marzo de 1997, Biggie y Puff Daddy han ido a California para promocionar su disco y relajar los rumores de venganza. Tras asistir a una fiesta, rumbo al hotel, un Chevrolet se acerca a la furgoneta y de nuevo llueven las balas que acabarán con la vida de Notorious.

El doble disco Life after death fue lanzado quince días después de morir y llegó al número uno en las listas de USA. Otros dos discos más han sido lanzados después de su muerte.

Hoy, pasados más de veinte años de ambas muertes, han corrido ríos de tintas, leyendas, libros, películas y ningún culpable. Por el camino, policías y conocidos con algo que contar también fueron callados.

Siguen siendo dos crímenes aún sin resolver. Se rumorea la supuesta implicación de Suge Knigth, que hubiera orquestado los asesinatos con la ayuda de matones a sueldo e incluso policías, todo porque le debía mucho dinero a Tupac, o porque este, estrella de la discográfica, quería dejar el sello. Quién sabe. En cualquier caso, por el motivo que sea, no interesa reabrir los casos.

En esta línea, es interesante el documental de Nick Broomfield, Biggie & Tupac (2002), que investiga las muertes de ambos raperos, habla con sus amigos y analiza la falta de progreso en los casos, así como las muertes que se sucedieron a ellos.

Al final, tras millones de discos vendidos y dos discográficas que siguen sacando beneficios, el poso que queda es la idea de dos jóvenes procedentes de barrios deprimidos, que tuvieron que lidiar con la delincuencia y la marginación durante gran parte de sus vidas, pero que poseían un talento innato que los llevó a la cumbre del éxito. Y desde allí pudieron cantar al mundo quiénes eran, sus experiencias y sus valores; los suyos, que eran los de muchos otros chicos, a quienes dieron voz y visibilidad. Y el mensaje de que una vida mejor es posible. Dos chavales de veintitantos años que nunca hubieran adivinado su futuro y que murieron acribillados por haber llegado a lo más alto sin desprenderse de la herencia de sus orígenes.