En el oriente de Venezuela llaman mataperrita o mondeque a un pez globo de la familia Tetradontidae. En Japón es famoso y se le conoce internacionalmente por su nombre de fugu que incluye un ritual especial para su consumo. La mayoría de estos peces son de tamaño inferior a medio metro con su particular habilidad de hincharse hasta formar una esfera que los hace parecer una pelota y esto le sirve como advertencia contra sus depredadores. Ahora bien, su defensa más eficaz es que su hígado y otras vísceras están llenos de un veneno llamado tetradotoxina.

La mataperrita específicamente es la que tiene la mayor concentración de esa toxina y nuestros pescadores, quienes le llaman también tamboril, lo usan en ocasiones para envenenar a los perros fastidiosos que rondan sus capturas en las riberas. Su nombre científico es Lagocephalus laevigatus, llega a tener un kilo y medio en peso. Esta especie vive en aguas costeras hasta los 60 metros de profundidad y en las estadísticas pesqueras nacionales no aparece reflejado; sin embargo, es parte de lo que cae en las redes o anzuelos y se descarta o se usa como exterminador de merodeadores.

Otra de las defensas del mondeque es su hilera de dientes, que aunque no son aserrados, si pueden cortar fácilmente un palo grueso, no imaginen un dedo. Como dijimos al inicio, su carne es considerada una delicia en Japón y su preparación es solo permitida a cocineros certificados quienes saben retirar los hígados con la toxina mortal. Luego cortan delicados filetes que presentan crudos ordenándolos en formas decorativas para la mesa como sashimi fugu, siendo los mejores platos ofrecidos a la familia imperial nipona. No me encuentro entre quienes lo han probado, sin embargo, en Venezuela algunos restaurantes y especialmente el de La casa de Esther en Margarita lo ofrecen con salsa de erizo y huevas de pescado, glaseado a la naranja, a la brasa con vegetales, empanizado en polvo de casabe, hasta con vino blanco y mostaza Dijon. Igualmente en nuestra isla principal el famoso chef Sumito Estévez tiene (o tenía en 2015, por la crisis nacional) un comedero de nombre Mondeque, pero hasta donde sé no ofrece mataperritas.

Eso sí, de prepararlo hay que garantizar que las vísceras sean adecuadamente removidas y su letal contenido no se derrame sobre la carne. Más aún, al comerlo se debe estar pendiente de cualquier síntoma de intoxicación, los cuales comienzan de inmediato como un hormigueo, fuertes dolores de cabeza y parálisis de extremidades. Si no se va al médico por atención urgente pueden ocurrir arritmias cardiacas hasta en casos extremos la muerte en 6 horas de no tratarse. Con todo y eso, yo me arriesgaría a probarlo. Algunos gastrónomos dicen que es lo más cercano a experimentar una ruleta rusa.