No dejar nada a la imaginación. Ese parece ser el lema de la tendencia para este verano. Si los short ya impusieron la exhibición de la longitud total de las piernas femeninas, ahora son los vestidos los que exigen no esconder nada. No importa cuán larga sea la falda, gracias a los tejidos transparentes se puede enseñar toda la silueta hasta el mismo límite de lo indecoroso.

La carrera por ver quién es capaz de mostrar más centímetros de cuerpo sin llegar a lo obsceno, comenzó en febrero de este 2015 en la fiesta que organizó Vanity Fair después de la entrega de los premios Óscar. Al evento acudieron: la modelo Irina Shayk, vestida de Versace con un espectacular vestido negro y transparente que mostraba su esbelta figura por su lado izquierdo, y la cantante y actriz Rita Ora, quien también dejó ver gran parte de su cuerpo con un vestido de Donna Karan Atelier, muy parecido al que llevó la modelo rusa.

Aunque los desfiles de las grandes firmas para la primavera-verano 2015 ya anunciaron que los tejidos transparentes iban a pisar fuerte esta temporada, el “desnudo oficial” tuvo lugar en la última gala MET (Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Nueva York), donde varias celebridades demostraron su preferencia por mostrar sus curvas en todo su esplendor. Estos fueron los casos de Jennifer Lóper, Beyoncé y Kim Kardashian, quienes acapararon toda su atención con sus llamativos atuendos, aunque más que vestidas, parecían la Venus de Boticelli saliendo del mar. Sin embargo no fueron las únicas en transparentar sus encantos; Donatella Versace vestida por su propia firma, Joan Smalls, Imogen Poots o Irina Shayk, entre otras, también acudieron a la gala con vestidos que seguían las tendencias de la temporada.

Si alguien se pregunta cuándo comenzó esta moda, cabe decir que según la historia de la moda fue Yves Sant Laurent en 1968 el primero en crear una blusa “tan fina” que se transparentaba el busto de la modelo. Aunque no se puede decir que fuera un “invento”, desde aquella primera prenda tan atrevida, las transparencias se han incluido en la moda según las temporadas.

De cualquier manera, este tejido vaporoso, etéreo y algo controvertido, puede ser un acierto o un horror según con los complementos que se luzcan. Por un lado, su característica principal de no esconder nada implica que la persona debe sentirse muy segura y orgullosa de su físico, la actitud tímida no combina con este tipo de prendas; y por otra parte, se debe tener muy en cuenta la combinación con la ropa interior. En este sentido, las transparencias en tonos oscuros, como se habían visto hasta ahora, permitían presumir de sujetor en el mismo color del tejido, dando como resultado una combinación sexy y elegante. Sin embargo, es fácil caer en lo vulgar si el color de la ropa interior no hace juego o destaca por encima del vestido. Este fue el caso de Beyoncé en la misma Gala Met de 2012, o Kristen Stewart en la presentación de la última película de la saga Crepúsculo: Amanecer, entre otros desaciertos Vip.

Desde luego, la revolución de esta temporada es que las transparencias no ya no se limitan a insinuar la silueta por debajo del tejido, sino que lo dejan ver al completo. De esta manera, se entiende que las celebreties gasten una media de 800 dólares en entrenador personal y 130 dólares la hora de dietistas para poder lucir modelito en las alfombras rojas. La “operación bikini” ha sido sustituida por la “operación transparencias”, caracterizada por darse en cualquier gala del año.