Sí, hay muchas mujeres que tienen una talla 34, e incluso la 32, pero son mujeres de medidas pequeñas en proporción a su estatura y masa corporal y, sobre todo, no representan a la mayoría de la población femenina.

El mundo de la moda ha estado siempre rodeado de misterio, críticas y cierto halo de conspiración. Sin embargo, desde hace unas semanas algunas modelos han comenzado a destapar cierta cara oculta de la industria de la pasarela. Charli Howard, una joven modelo británica, utilizó su cuenta de Facebook para responder a su antigua agencia de representación ante la posibilidad de que perdiera más peso porque era demasiado “grande” para trabajar en el mundo fashion.

Después de ella, otras modelos con trayectorias consagradas como Gisele Bundchen, o prometedoras como Cara Delevingne y Gigi Hadid, también han declarado cómo los inicios en este mundo resultan complicados y en muchas ocasiones perjudiciales para la salud mental y física de las jóvenes modelos. A veces, además de exigirles que pierdan peso, algo que parece imposible en muchas ocasiones, también les señalan partes de su físico que deberían cambiar, sometiéndose a cirugía si es necesario. Manchas en la piel, la nariz, el pecho, la cadera…, nada escapa al objetivo de las críticas de los agentes, fotógrafos y diseñadores.

La periodista Carme Chaparro en su firma para el diario ElMundo.es ha mostrado más de una vez su indignación ante el desprecio de la moda por las mujeres con tallas superiores a la 34; de hecho, en uno de sus artículos -¿Cómo se atreve?- afirmó que un diseñador le dijo que el vestido de su colección no valía para ella, insinuando que la talla 38 de la periodista era demasiado grande para llevar sus creaciones.

A pesar de que algunos gobiernos están tomando medidas, como en el caso de España y ahora Francia, para que las modelos de las pasarelas tengan un aspecto saludable, la talla 34 es un canon de belleza física muy difícil de alcanzar, sobre todo porque no solo hay que ser delgada, sino alta. Mujeres de 1,70 centímetros (es la altura mínima para desfilar) deben presentar medidas corporales de 86-60-86 centímetros (pecho, cintura, cadera), que es lo equivalente a la famosa 34. O lo que es igual al cuerpo de una niña adolescente en desarrollo.

Si en España ya existe un 8,94% de obesidad infantil (según el estudio del Instituto Nacional de Estadística), y a medida que esos niños y niñas crecen la publicidad y la moda solo les muestran estereotipos físicos de jóvenes esbeltos y delgados hasta lo insano, cabe imaginar por qué el 11% de los adolescentes están en riesgo de sufrir anorexia (según datos de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia –ACAB). Sobre todo entre las chicas.

Además de revisar los cánones de belleza, también habría que reflexionar sobre los mensajes que las distintas industrias lanzan a la sociedad sin ningún tipo de ética ni responsabilidad. Básicamente porque el resumen actual, sobre todo dirigido a las chicas, es algo así: “come lo que quieras hasta los 15 años y después, para ser una princesa bella y admirada, aliméntate a base de batidos vegetales y proteínas, los carbohidratos solo si vas a machacarte en el gimnasio y luce unos glúteos de acero con piel de melocotón”. Con ayuda de la industria cosmética, todo es posible y si no lo consigues, empadrónate en Mordor.