Tras el reciente fallecimiento de Hubert de Givenchy, el mundo de la moda ha perdido a uno de los diseñadores más considerados de los últimos tiempos. Pese a que su familia quería que estudiara derecho, él insistió y finalmente logró formase en la Escuela de Bellas Artes de París. Unos años más tarde fue cuando empezó a trabajar en el mundo de la moda. Trabajó, entre otros, con Elsa Schiaparelli. Hasta que, por fin, logró abrir su casa de moda. Tuvo un gran apoyo durante toda su carrera, que fue el diseñador español Cristóbal Balenciaga. Tanto es así, que el francés fue uno de los principales impulsores para la creación del museo dedicado a su obra y además presidente de su fundación.

En los años 50 vistió a numerosas personalidades importantes del mundo de cine, damas de la política e incluso a casas reales. Las que más se recuerdan son: Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Jacqueline Kennedy, Grace Kelly y la duquesa de Windsor. Su obra evoca ambientes propios de los viajes de Estado o losbailes de la alta sociedad. En 1988 vendió su firma, pero continuó al frente de la casa hasta que se retiró en 1996.

Con quien mantuvo una relación de lo más especial, que duró unas cuatro décadas, fue con Audrey Hepburn. Muy pronto se dio cuenta del estilo de la actriz, utilizándolo como embajadora de su firma y como herramienta de publicidad.

Después de Chanel, está considerado el modisto del negro. Un color poco visto en aquella época en el mundo de la moda. Demostró con ese color sofisticación y un buen manejo del tejido.

Cristóbal Balenciaga fue quién le enseñó que tanto el tejido como el diseño son igual de importantes. Siempre le repitió que un vestido tenía que ser tan bueno por fuera como por dentro. Buscó así la perfección de costura y corte: era un artesano de la Alta Costura.

El mundo de la moda en el que él dio sus primeros pasos poco tiene que ver con lo que se ve hoy en día. Era la época de los modistos, que desde sus casa de costura hacían diseños para las mujeres más reconocidas del mundo. Actualmente las tendencias tienen un periodo corto de vida, en su época, sin embargo, se vivía como algo de lo más innovador. Una de sus aportaciones al mundo de la moda es su blusa Bettina, hecha de algodón con un tejido muy fluido, no muy bien visto este material en aquellos años. Fue vista por primera vez en el desfile de 1952.