Hace algunos días me junté con una amiga que no veía hace algunos meses. Nos encontramos en un bar a tomar algo al salir del trabajo. Justo no tenía clases por la noche en la facultad. Para varear, era viernes. La conversación comenzó como de costumbre, no nos quejábamos de las decisiones que tomábamos, pero sí de las cosas que teníamos que hacer sin querer hacerlas: trabajo, básicamente.

Cuando llegaron las bebidas, mi amiga agregó «por el amor» al brindis, sorprendiéndome bastante. Había terminado una relación de 6 años hace 3 meses. Lo que más me llamo la atención fue no solo notarla animada, sino ya estar en campaña para «disfrutar la vida y recuperar el tiempo perdido». Me mostró algunas aplicaciones en su teléfono donde los hombres aparecían como en un catálogo. Seguramente sería igual para el sexo opuesto, pero con mujeres. Lo llamativo es que en varios perfiles se podía leer macrigato, gorilaz abstenerse, si votaste a Macri, no te acerques, entre muchas otras cosas que son irreproducibles pero con una clara tendencia política. Lo más gracioso de todo fue la experiencia de conocer a alguien personalmente de esas aplicaciones:

«Estábamos tomando algo. No había nada llamativo en él, de hecho era bastante agradable. Teníamos conversación fluida. Trabajaba de contador, no era feo, pero no a todas les resultaría atractivo por no tener algún rasgo demasiado distintivo. No era atlético ni alto, no tenía ojos o pelo claros. Hablando de nuestros trabajos, lo que nos gustaba y lo que cada uno hacía para pasar sus días, me preguntó: ¿cuánto gana un maestro?».
«¿Y qué le respondiste?»
«Le respondí lo que creía correcto: ¿cuánto gana un contador?»
«¿Y qué te respondió?»
«Al principio me dijo que oscilaba en los $15.000 neto, a lo que, obviamente, no le creí y le pregunté: "¿cuánto es lo que cobras en negro aparte del sueldo declarado por estar en relación de dependencia?"

"No me gusta hablar de eso", me respondió como si hubiera tocado un punto débil. "¿Me vas a preguntar qué hago también en mis 3 meses de vacaciones que en realidad son 40 días?". "¿Te parecen pocos 40 días?", me dijo en un tono bastante burlesco. "Me pagan por trabajar en jornadas de 4 horas, de las cuales hago entre 2 y 3 horas más en negro no remuneradas porque hay mucho trabajo extraescolar y no se reconoce. Estoy en un lugar con peligro de derrumbe, con chicos que van más a comer que a aprender en un colegio de la zona sur de la capital federal a sabiendas que muchos ya están parando en las esquinas ayudando a sus familias en algún “trabajito” que le sale con las compañías del barrio. Y ni siquiera se puede denunciar a algún organismo competente si algún alumno falta durante un periodo prolongado por mas obligatoria que sea la asistencia a clases. Nadie le pregunta el sueldo a los contadores que se forman para manipular los números y bajar el gasto de impuestos. Nadie le pregunta el sueldo a un abogado que de vez en cuando, con suerte, defiende a alguien para aplicar justicia y, por lo general, es el criminal. Nadie le pregunta a los políticos cuánto cobran de coima por debajo de la mesa o a un médico que se mató estudiando para que después la gente vaya con un diagnóstico que inventó de lo que leyó en Google, que vale aclarar, nadie cuestiona el monopolio de Google. Para que sepas, las vacaciones de invierno es un receso y los maestros siguen trabajando, no como los abogados y muchas otros campos que paran tanto en nuestro receso como de diciembre a abril por vacaciones, como pasa en la rama judicial y nadie les cuestiona por que descansan tanto, la justicia es inoperante y cuánto ganan por hacer lo que hacen y no lo que deberían realmente hacer. De 365 días que tiene un año, desde el 1 de marzo hasta el 30 de noviembre, por lo general muchísimo menos tiempo, se deberían de juntar todos los días hábiles en el congreso a debatir proyectos para mejorar la realidad que vivimos. Casi ninguno de ellos dice cuánto gana ni muestra su recibo de sueldo, siquiera de dónde sacan los fondos para llevar adelante sus campañas. Cualquier trabajador que falta sin motivo a su puesto de trabajo puede ser desvinculado con justa causa pero a ellos no se les aplica ningún tipo de sanción y su sueldo esta hasta triplicando el básico en mano del 80% de los argentinos en trabajos activos".

«¿Y qué paso después de que le dijiste todo eso?
«Se me quedó mirando sin decir nada, pidió la cuenta y lo más indignante es que solo abrió la boca para pedirme un cigarrillo».

Qué loco que, al responder una pregunta absurda, el silencio otorgue. Lo peor de todo es que hace tres meses que, de coger. ni hablar…