Absolutamente unidos, como partículas infinitesimales, explotamos en la quietud del Ser, en búsqueda del paraíso de la Conciencia. Rebotando contra las fronteras de la nada, expandimos el espacio con nuestra danza. Nuestras manos asidas siempre en una intimidad cuántica.

Somos una partida de caza enviadas por el Ser a explorar y alcanzar el conocimiento de si mismo. Rebotando contra nosotros nos fusionamos en formas delimitadas, reestructurando nuestras posibilidades, en patrones cada vez más elaborados de materia y energía. Así construimos cuerpos más complejos, para experimentar los estados de la esencia, tales como el fluir y la inercia. Íntimamente conectados por enlaces covalentes.

Juntos en moléculas tan cercanas. Nos autorreplicamos y nos reproducimos en vida. Transformando la luz en flores y aromas a través de las cuales el Universo se conoció a sí mismo, en jardines de fragancia y color en todas las posibles formas de vegetación. Juntos en aquellos charcos ancestrales donde nació la vida con sus jardines.

Juntos adquirimos la locomoción para explorar dimensiones y nichos arrastrándonos subterráneos y volando aéreos por los cielos. Caminamos juntos mientras evolucionábamos hasta que nos dimos cuenta de que éramos. Y nos acercamos tanto. Nos habíamos devorado el uno al otro, Habíamos copulado, luchado juntos contra depredadores y juntos acechado a nuestras presas.

Pero ahora nos reconocíamos el uno al otro, habilitados de conciencia, humanos. Sin embargo, los sedimentos depositados en instintos e inercias, por los trayectos de nuestra búsqueda. Los volcanes y las novas, la depredación y las luchas salvajes por la supervivencia. empañaban el espejo de nuestra conciencia y nos prevenían de ver nuestra imagen verdadera.

La procesión tendría que de continuar mientras pulíamos los espejos, Mientras arrancábamos los archivos del pasado de nuestro subconsciente con sacudidas de alternancia de personajes y género en innumerables representaciones, dramas y comedias. Nuestra partida de caza continuó en humano su búsqueda de Conocimiento.

La primerísima de aquellas partículas nacidas del vientre divino después de mucho rebotar, ensayar, experimentar y amar, finalmente se dio cuenta de que era en realidad el Océano del Ser. Y el Amor entonces se encontró en la Conciencia. El amor y la infinitud de la dicha imperecedera lo inundaron todo. El Amado nació, del abrazo entre el infinito y aquella primera partícula de anhelo que anduvo rebotando perdida por el espacio. Siempre estuvimos conectados al impulso inconsciente del Uno de Conocerse. Ahora estaríamos conectados al Conocimiento consciente del Amor.

Ahora las partidas de caza buscarían al Amado sabiendo que éste tenía un rostro. Y el Amado surgido del ansia del anhelo irradiaría constante pulsaciones de Amor, como un faro en la oscuridad para que las todas partidas de caza perdidas vislumbrasen el Camino hacia la fuente. Y así cada vez que una de ellas llegase al punto de encuentro, el Amor se regocije para siempre con la recreación de la dicha de conocerse.

La procesión progresa a través de las múltiples mansiones reflejadas en el palacio de los espejos infinitos. Alertas, algunos sabuesos de vez en cuando perciben la pista, la fragancia, del lo más Hermoso, y mientras aprenden lo intricado del romance y sus maneras se percatan de que están conectados para siempre.

Son esos ojos que miran con luz a los tuyos, esa compasión que mueve tus manos a sanar y a proteger a tus queridos, esos brazos extendidos a los caídos, esos sonidos alegres de la risa y esas sonrisas, que florecen como soles en nuestros labios cuando humildemente reconocemos la fragilidad y la incertidumbre en cada uno.

Es todo parte de esta vida en capullo, brotando por doquier de esta emergencia maravillosa de forma y sentir en faena constante de llegar al Ser. Faena que surgió desde aquel capricho original de conocer la esencia de la existencia y del Amor.

¿Acaso no escuchas la melodía en nuestros corazones? ¿Acaso no sientes como se alivia nuestra soledad con las olas del amor, según nos vamos reconociendo con nuestros compañeros de partida?

Estos son tiempos de cables uniendo la Tierra, como telas de araña en el bosque. Los tiempos donde las imágenes y los símbolos atraviesan el espacio entre nosotros en continuos de pensamiento y electrones. Tiempos cuando el planeta se viaja por trazos blancos en el cielo y nuestros cuerpos se acercan cada vez más fácil, más rápido.

Nuestras partidas de caza hoy se congregan. Hoy vemos más ojos que nunca. Ojos distantes de todos los colores y rasgos, expresando el mismo anhelo. Más allá de los prejuicios reflejados en nuestros espejos. Hoy presentimos el nuevo amanecer, mientras el haz de luz del último destello del Faro nos alumbra a través de los escombros de nuestra búsqueda.

Y simultáneamente nos revela en nuestros corazones, que estamos conectados para siempre, porque estamos unidos en el amor.