Es recomendable hablar cada tanto con su compañero de trabajo

Aparecida el 15 de mayo de 1997 en el «Süddeutsche Zeitung», Alemania

Múnich, 15/5/97. Los directivos de una empresa de publicidad intentan averiguar por qué nadie se percató de que uno de sus empleados estuvo muerto sentado en su mesa de trabajo durante cinco días sin que nadie se interesara por él ni le preguntara qué le ocurría.

Michael Messerschmitt, de 54 años de edad, quien trabajaba como revisor de estilo en una empresa de Múnich desde hacía treinta años, sufrió un paro cardíaco en la oficina que compartía con otros veintisiete trabajadores.

El lunes por la mañana llegó a trabajar y discretamente se ubicó como siempre lo hacía en su cubículo reservado, pero nadie notó que no se marchó nunca, hasta que el sábado por la mañana el personal de limpieza se preguntó qué hacía trabajando el fin de semana.

Su jefe, Karl Weinachst, declaró: «Michael siempre era el primero en llegar por la mañana y el último en marcharse por la noche, por lo que a nadie le pareció extraño que estuviera continuamente en su sitio sin moverse y sin decir nada. Era bastante reservado y su trabajo le absorbía».

Un examen post mortem reveló que llevaba muerto cinco días tras sufrir un infarto, aparentemente el mismo lunes en que llegó a la oficina.

Como era solo, nadie llamó durante toda la semana para averiguar algo sobre su suerte. Por tanto, nadie cobrará su seguro de vida.

Original protesta

Aparecida el 6 de febrero de 2001 en el «ThaiRath», Tailandia

Bangkok, 6/2/01. Una pareja de esposos —el Sr. Monthathip Komutcharoenkul, 29 años, y la Sra. Phuket Shinawatra, 26 años— habiendo sido víctimas de una estafa, según manifestaron a prensa y curiosos que no podían creer lo que veían, se encerraron en un ascensor a hacer el amor como original método de protesta.

La pareja hizo saber que la empresa financiera Bangkok Insurances and Financial Business, filial local de la multinacional Universal Insurances Corporation Ltd. con sede en Atlanta, Estados Unidos, los estafó con 30,000 dólares depositados en una cuenta de ahorro especial un año y medio atrás.

Al momento de querer retirar sus fondos se encontraron con que ello no era posible, contraviniendo lo originalmente pactado. Según dijeron a ThaiRath, tras dos meses de infructuosos reclamos donde no encontraron respuesta positiva ni en la compañía ni en los juzgados pertinentes, decidieron provocar un escándalo que permitiera hacer público el hecho.

Fue así que en horas de la mañana del jueves 5 de febrero montaron el ascensor del edificio donde está ubicada la empresa financiera —una torre de 32 pisos— y ante los ojos atónitos de otros usuarios que entraban y salían del mismo, se amarraron con cadenas a sus agarraderas, se desnudaron y comenzaron a mantener relaciones sexuales.

La medida provocó indignación en algunos e hilaridad en otros. Los medios de comunicación llegaron más rápido que la policía quien, finalmente, los detuvo por escándalos e inmoralidad en lugares públicos. De todos modos, la empresa aludida se vio forzada a reaccionar ante la denuncia de la pareja, y al momento del cierre de esta edición había pagado la fianza para sacarles de la comisaría donde los esposos habían sido conducidos, comenzando a negociar «en términos amigables».

Ya no se sabe quién es quién

Aparecida el 18 de octubre de 2002 en «Le Quotidien», Senegal

Dakar, 18/10/02. La noche del miércoles 17 del corriente, en el destacamento de policía del barrio de Seuil Bordon de esta capital, fue presentada una insólita denuncia. Doudou Ndiaye, varón transformado en travesti, de 23 años de edad, se presentó ante las autoridades policiales exhibiendo fuertes golpes en diversas partes del cuerpo para denunciar que su conviviente, la Srta. Nafi Ngom Keïta, de 24 años, le había maltratado.

El ofendido (u ofendida, como en todo momento pretendió que se le tratara) manifestó que desde hace un año vive con Nafi, una joven enfermera especializada en manejo de pacientes psiquiátricos, y de quien dijo «le da mala vida, la cela continuamente, la engaña con otras, y además de todo eso, le pega».

Según expresaron fuentes policiales que pidieron el anonimato, fue todo un problema redactar el acta de la denuncia presentada por Doudou Ndiaye. Le Quotidien tuvo acceso a la misma y, efectivamente, pudo constatarse que había una serie de enmiendas cada vez que debía emplearse una marca de género. Finalmente, el escribiente policial optó por poner a/o para cada terminación, a fin de ahorrarse problemas.

El/la ofendido/a dijo estar decidido/a a no regresar más a su hogar en compañía de el/la agresor/a, a no ser que un juez fijara taxativamente las responsabilidades de cada uno/a. E igualmente exigió que Nafi Ngom Keïta fuera apercibida/o, so pena de ser detenida/o si incurría nuevamente en cualquier tipo de agresión.

En el momento mismo de firmarse el acta por parte de el/la denunciante en dependencias de la policía, se presentó al lugar la/el agresora/or quien, ramo de flores en mano, intentó infructuosamente convencer a su pareja que retirara la demanda. Si bien llegaron a una amistosa componenda, la denuncia no fue levantada por parte de el/la Sr./Srta. Ndiaye, retirándose ambos/as de la comisaría con lujo de enamoramiento ante la atónita mirada de los funcionarios policiales.

No se sabe si fue accidente o suicidio. Y si fue suicidio, fue por error

Aparecida el 11 de noviembre de 2004 en «El Universal», Venezuela

Caracas, 11/11/04. En la mañana de ayer el servicio de metro se vio entorpecido debido a que fue temporalmente cerrada la Línea 1, ocasionando ello un caos vehicular de enormes proporciones en las calles caraqueñas.

Alrededor de las 06:30 am, hora pico en que se desplazan grandes cantidades de personas comenzado su jornada laboral, en la Estación Capitolio cayó a las vías el ciudadano de origen colombiano Ángel Gaitán Chávez, de 44 años, siendo arrollado por un tren y muriendo en el acto.

Los bomberos tuvieron que trabajar por espacio de casi una hora para poder retirar el cadáver.

No están claras aún las circunstancias del hecho. Testigos presenciales afirman que el amontonamiento sobre el andén hizo que Ángel perdiera pie al ser empujado casualmente por alguien cuando llegaba el tren.

Pero según declaraciones dadas a este diario por una persona de sexo femenino que dijo conocer al occiso, vecina de él en el barrio 23 de enero y quien pidió el anonimato para brindar su testimonio, el Sr. Gaitán se quitó la vida tras haber recibido el resultado de una prueba de VIH-SIDA.

Aparentemente, según las declaraciones que este periódico pudo recoger, un mes atrás varios vecinos del referido sector se sometieron a esta prueba diagnóstica, y la ahora víctima fatal habría salido con resultado positivo. Ante la desesperación, y sabiendo que la Empresa de Metro paga un seguro de vida a la viuda supérstite, habría optado por suicidares, dejando así asegurados a su mujer y a sus cuatro hijos.

Reporteros de El Universal continuaron la investigación en el transcurso del día y encontraron que el centro diagnóstico donde el Sr. Ángel Gaitán se realizara la prueba habría tenido un error, intercambiando los nombres de los examinados, cosa que jamás aceptó reconocer el personal del laboratorio. Por lo tanto, de haber sido un suicidio, el mismo habría tenido lugar por error.