El imperio en el sol

Era la segunda noche que pasaban a descampo camino a la comarca. Miró a su padre dormir profundamente, sin poder imaginar que como a él, sus sueños le revelaran lo mismo. Se sentía inquieto, lleno de una sensación como de insectos que le caminaban por todo el cuerpo, pequeños, invisibles e incesantes. Pero aquello era poco en comparación con el ardor de sus pensamientos, enceguecido aún por la luz que le llegara en sueños, que recordaba como su más alta vigilia. Nunca había aceptado, como su padre, que todo estaba determinado y que se cumpliría irremediablemente. Y ahora menos, al recordar el susurro de la luz en sus oídos, aquella voz como un enjambre de abejas que le decía que todo es sueño, que nada pasa si no se desea, y todo se alcanza con el poder soñarlo.

Conocía la historia de Viracocha1, dios del Hanan Pacha2, que en los antiguos tiempos, en el Ñaupa Pacha, surgiendo de la espuma del mar vino al mundo a ordenarlo, y lo dividió en cuatro partes: Chinchaysuyo, Collasuyo, Antisuyo y Contisuyo. Y ordenó salir a los hombres de las cuevas, de las fuentes, de los precipicios y del subsuelo, y les asignó su tarea en el mundo, lo mismo que a los animales y a los vegetales, para luego, al ver que todo funcionaba según sus órdenes, marcharse de nuevo por el mar en dirección al este, hacia el sol. La leyenda le hizo recordar la oración:

¡Fuego de los fundamentos, fuego que pone los límites,
principio del espacio-tiempo que hace la realidad de los hombres!
¿Dónde has estado?¿Dónde estarás? Principio mío,
fuego que pones los fundamentos y los límites!
¿Dónde estarás?¿Arriba, aquí, en lo profundo,
o en el mundo recíproco?
Tú que haces la realidad de los hombres,
¡óyeme!

Pero a diferencia de su padre, que repetía ciegamente cada linea como lo habían hechos las generaciones hasta confundirse en la bruma de la leyenda, en él repentinamente todo vibraba diferente, como si el eco de las palabras en su cabeza hubiese muerto, dejando a cambio el silencio de la nada, sobre el que percibía la presencia de Viracocha, señor del mundo de arriba, que se reflejaba sobre la tierra. Arriba es como aquí, se dijo, viendo los rescoldos de la hoguera que los guarecía, en donde la leña ardía como un sol diminuto. Luego imaginó a Viracocha sobre el mar rumbo a su reino, hecho luz, y vencido por el cansancio se quedó dormido, con la conciencia ardiendo. Soñó que como Viracocha se hacía luz y de nuevo escuchó su voz, omnipresente; sintió su presencia sublime que lo absorbía hacia la totalidad. Supo que todo era uno en la inmensidad.

La caída del cielo

Al mediodía, Kunturi3 sintió que algo le punzaba el cuello, no como un un simple insecto que hubiese saltado desde el maizal de su milpa, sino algo mucho más grande. Hizo una pausa para tomar agua de su calabazo y luego se llevó las manos a los hombros y arqueó la espalda levantando la cabeza hasta notar cómo un pájaro se precipitaba desde lo alto sobrevolando su cabeza a contraluz, por lo que el reflejo solar le impidió verlo detalladamente; solo pudo sentir como golpeaba sus alas sobre su cabeza y luego se alejaba en dirección al astro. De inmediato pensó que aquello no podía ser una buena señal, por el contrario, estaba seguro de que Inti4 le advertía sobre el futuro, pero no hizo nada al respecto. Así, al llegar la luna llena, mientras revisaba las mazorcas, su hijo lo llamó a gritos para que viera lo que había encontrado, por lo que fue hasta donde estaba el infante y vio que junto a un grupo de rocas había un cóndor muerto y una serpiente merodeando junto a su cabeza. Pero no pensó que debía hacer algo al respecto, aunque en su interior sabía que se avecinaba un peligro para la comunidad. Esa misma noche tuvo un sueño: la luna5 era atacada por la serpiente6 y luego devorada por un puma7. Se despertó agitado, sin estar seguro de lo que aquello podía significar, pero una vez más no hizo nada. Su mujer, sin embargo, vio como pasaba los días inquieto, pero creyó que era simplemente preocupación sobre la encarnizada guerra que libraban los hermanos Huáscar y Atahualpa por el trono del imperio, y esto era decir, la conquista de Cuzco, el centro, el ombligo del mundo que había creado Viracocha, que era donde convergían las cuatro partes, los cuatro suyus, para formar el Tawantinsuyu «las cuatro partes juntas», el Imperio Incaico pleno y perfecto.

—¿Qué te ocurre? —le preguntó su mujer—, veo que algo te preocupa sobremanera.

—No es nada, mujer.

—¿Estás seguro que no es nada? Tengo miedo por los niños. ¿No nos ocultas nada?

Luego él le contó el sueño, y los sucesos del pájaro y el hallazgo de su hijo, y ella le dijo que debía hablar con su padre, el chamán de la comarca, para aclarar las cosas, así que por la mañana se dirigió a su choza. Su padre lo sintió llegar y de inmediato le habló sin dirigirle la mirada, como si supiera a qué venía.

—¿Por qué, waynillu8, vienes a mí? ¿Tienes puro el corazón? Sabes que los apus9 te pueden castigar.

—Padre —dijo Kanturi— tuve un sueño.

—Los apu te han nombrado su hijo. Eres su hijo.

—Pero no sé que significa mi sueño. Ayúdame, padre.

—Desde pequeño tenías sueños inexplicables, ¿lo recuerdas?

—Pero este sueño, padre, es todavía más incompresible.

El anciano guardó silencio, y su hijo le relató cuanto había soñado, el encuentro con Inti y el hallazgo en el maizal. Luego, el chamán revolcó su mano entre la tierra y le dijo a secas:

—Has visto como Mama Quilla, hermana y esposa de Inti era devorada por el infinito y la sabiduría. Esto es una advertencia de que pronto caerá el Hanan Pacha 10, que es el que sostiene todos los mundos. El cóndor muerto significa que ya las almas del Uku Pacha11 no podrán ascender al Hanan Pacha, y la serpiente significa que cuando caiga el Hanan Pacha, el Uku Pacha también será destruido. Solo sobrevivirá el Kay Pacha12, por haberse alimentado de Mama Quilla, pero ya nada será lo mismo. Debemos irnos de aquí, todos tenemos que abandonar estas tierras.

Toda la comarca hizo los preparativos del viaje. En pocos días, la herida abierta por la disputa entre Atahualpa y Huáscar por la sucesión del reino permitió a Fransico Pizarro apresar a Atahualpa, que había vencido a su hermano. Era el inicio de la caída del cielo, el jaguar que devoraba la luna, la serpiente que mordía al cóndor herido y moribundo. El chamán reunió al pueblo y les dijo:

La lucha de Huáscar y Atahualpa es la de Hanán y Urín, y renueva nuestra tierra. Huáscar era nuestro Inca, pero Atahualpa lo derrotó. Ahora Atahualpa ha muerto en manos de un enemigo extranjero, de una fuerza ajena que ha roto el ciclo de renovación. Hemos perdido dos veces nuestro Inca en pocos días. Ya no hay Uku Pacha, ya no hay Hanan Pacha, solo nos queda el mundo de aquí en manos de los usurpadores de Viracocha. Debemos irnos.

Luego, el anciano invocó a los espíritus de las montañas locales pidiendo ayuda y se marcharon hacia las cumbres, hasta lo más alta que pudieron, lejos de los usurpadores, sabiendo que el Tawantisuyo había sido destruido y que ellos eran la única casta intacta, los guardianes de su esencia.

Una noche, Kunturi tuvo otro sueño: un cóndor volaba al lado de un águila. Supo que aquello era un vaticinio, la compostura del mundo. Toda su vida se había preguntado qué había más allá del nombre de las cosas y cómo sería el mundo si tuvieran otros nombres que fueran más fieles a su esencia, a lo que eran. Y ahora, al mirar el reducto de lo que había sido el mundo de los antiguos dioses, supo que todo había sido desde siempre como era, que el mundo seguía su ciclos sin importar qué nombres le daban los hombres al las cosas, pues la esencia de todo era invisible a los ojos e impalpable, aquello de donde venía el sueño del mundo. Algún día —se dijo— vamos a despertar del mundo soñado para alcanzar el verdadero.

La bella Huenchula

La bella Huenchula había observado de continuo al brujo montar su caballo de mar13 y cabalgar hasta el Caleuche14. Había oído cómo luego, cuando el Caleuche navegaba bajo el agua, el brujo, ya cerca de otros caballos de mar, marcaba el que más le gustaba para hacerlo de su propiedad y sustituir al que tenía, pues como era sabido, cada cuatro años, al final de la vida del animal, éste moría y se convertía en gelatina para así retornar al seno marino. Era una caza que se repetía continuamente, pues el brujo solo podía abordar el Caleuche si llegaba cabalgando el hipocampo, pues Millalobo15 había prohibido el uso de la magia abordo de la embarcación. Era precisamente aquel ser protegido de Caicai Vilu desde la época de la lucha de Caicai Vilu16 contra Trentren Vilu, la causa de los pensamientos de Huenchula, cuya niñez solitaria la convirtieron en una adolescente silenciosa y huidiza, que se sentía extraña entre las gentes de la comarca. Había crecido con su tía, hermana gemela de su madre, quien murió con su nacimiento. De su padre nada sabía, apenas fementidos chismes que la daban por hija del brujo al que observaba ya desde hacía un año. También sabía que su nombre era el mismo que el de la mujer de Caicai Vilu, y ello la hacía pensar que acaso los rumores fueran ciertos.

Huenchula se aproximó al mar hasta que las olas mojaron su pies descalzos. Tuvo la certeza de que seguía su destino. A la distancia un anciano observó a la muchacha perderse en el mar y corrió a socorrerla, pero al llegar ya había desaparecido. Los lugareños aseguran que como los hipocampos, convertida en simple gelatina, se disolvió en el lecho marino. Los brujos dicen que la han visto acercarse al Caleuche durante la cacería de hipocampos, y alguno hasta ha jurado que la ha oído preguntar por su padre.

Referencias

Los espejos del mundo, Manuel Marín Ocononitrillo, Editorial Sapere Aude.

Notas

1 Dios primordial creador del mundo en la cultura inca. Las leyendas sin embargo lo ubican en una civilización anterior.
2 El mundo de arriba.
3 Kunturi: en la lengua inca, este nombre significa representante de los dioses; enviado de los espíritus ancestrales.
4 Inti: pájaro compañero Viracocha, cuyos poderes mágicos le permiten interpretar la actualidad y ver el fururo. En las tradiciones orales, se le llama Corequenque, el picaflor de oro, mensajero de los dioses, cuyas plumas servían para la mascaypacha o corona del emperador Inca.
5 En la mitología incaica, la luna representa a Mama Quilla.
6 En la mitología incaica, la serpienta simboliza el Uku Pacha.
7 En la mitología incaica, el puma simboliza el Kay Pacha.
8 Waynillu: persona a la que los apus adoptan como hijo para que los represente en el Kay Pacha.
9 Espíritu de la montaña. Los Apus son lugares privilegiados de la Pachamama (Madre Tierra) y desempeñan un rol mediador entre los hombres y Hanan Pacha.
10 Mundo de arriba, donde habitan todos los dioses.
11 Mundo de abajo, mundo de los muertos.
12 Mundo de aquí, mundo físico.
13 Animal mítico del pueblo mapuche.
14 Embarcación de los brujos mapuches.
15 Ser mítico.
16 Caicai Vilo y Trentren Vilu son deidades mapuches precolombinas.