París es considerada entre muchas otras cosas la ciudad del la luz, el amor y la cultura. Sin embargo, una gran competidora en cuanto a esto último se refiere, y en especial si hablamos de museos, es Londres. La capital británica se afianza como la ciudad cultural del planeta con cuatro salas en el ránking de los museos preferidos que elaboran cada año Giornalle dell’Arte y Art Newspaper.

Tras el Louvre, que continúa siendo el museo más visitado del mundo, se sitúan el Museo Británico (recorrido el año pasado por más de 6 millones de turistas), la National Gallery, la Tate Modern y el Museo de Historia Natural. Pero sin duda es la National Gallery, situada en la céntrica plaza de Trafalgar Square, es el símbolo de la actividad museística de la ciudad del Támesis. En ella se pueden observar algunas de las pinturas más importantes del mundo.

El British Museum, por su parte, fue el primer museo público del mundo y entre sus principales atractivos está el hecho de contar la evolución del ser humano a través de sus obras. La Tate Modern, sin embargo, está dedicada al arte moderno y contemporáneo, con obras de artistas tan célebres como Pablo Picasso o Andy Warhol. El Museo de Historia Natural, con sus dos galerías -una dedicada a la vida y otra a la tierra-, es el más recomendable para visitar con niños en edad escolar.

El Victoria & Albert Museum, el museo más grande del mundo dedicado a las artes aplicadas, no está en el top ten de los museos más visitados, pero estos días acoge una de las exposiciones que más se comentan actualmente en Londres, en especial si te consideras o quieres ser cool. Se trata de la muestra dedicada al diseñador británico Alexander McQueen, la más grande que ha celebrado nunca este prestigioso museo en relación al mundo de la moda. Bajo el título de “Belleza salvaje”, la muestra recoge 240 piezas repartidas en diez salas en las que se hace un recorrido por las creaciones de este controvertido diseñador de origen escocés y uno de los más celebrados creadores contemporáneos. McQueen fue un icono de la provocación en los noventa y la cabeza visible de la marca Givenchy desde esa fecha hasta que en el año 2000 centraría todos sus esfuerzos en su propia marca. Los expertos consideran a McQUeen un genio de aguja y dedal que a través de su trayectoria consiguió inventar cuando todo parecía inventado. La exposición está abierta hasta el 2 de agosto