Durante años escaparon a sus perseguidores. Aparecían como diablos y desaparecían como fantasmas, con las velas hinchadas como por arte de magia. Eran los grandes personajes del siglo XVIII, los vip de la costa, y sus nombres, solo susurrados por temor, aún resuenan en la memoria de los apasionados de las aventuras. Se llamaban Henry Morgan, Barbanegra y su mortal enemigo, Israel Hands, Edward Low y George Lowther. Estos fueron algunos de los famosos filibusteros que infestaron estos mares y llenaron las páginas de muchas novelas.

En recuerdo de sus bribones antepasados, hoy el símbolo de las Islas Caimán es una tortuga verde vestida de rojo y azul, con sombrero, pendiente y pierna de madera. Y este animal no ha sido elegido por casualidad, dado que la tortuga verde salvaje ha quitado el hambre durante siglos a los habitantes del archipiélago, hasta el punto de que en 1968 empezaron a criarla para satisfacer la demanda y eliminar el peligro de extinción en que se encontraban.

Las Islas Caimán, situadas a 180 kilómetros del sur de Cuba, famosas por su mar y sus paredes sumergidas, tienen mucho que ofrecer a los apasionados de las playas y del dolce far niente. Además de ser una tranquila colonia bajo la bandera de la Union Jack, son un paraíso fiscal en el que no existen impuestos sobre la renta y sobre las sociedades y también una fuente inagotable para los amantes de los deportes marinos: pesca de altura, vela, inmersiones, snorkelling y windsurf. De hecho, el archipiélago de las Caimán, formado por Gran Caimán, Caimán Brac y Pequeño Caimán, es conocido por las impresionantes caídas verticales ricas en peces de paso, por la abundancia de esponjas y corales y por la excepcional transparencia de sus aguas. Todos estos dones naturales hacen de ellas un auténtico paraíso para los aficionados, con una media anual de más de 400.000 inmersiones. A ello han contribuido también las autoridades que, a partir de 1979 y a través del Cayman Island National Trust, han dictado una serie de leyes para la salvaguardia del hábitat natural y para la protección de las costas, transformadas en un parque marino protegido. No se puede dejar, por ejemplo, basura en las playas, capturar peces con fusil, con redes, con veneno y otras sustancias nocivas, como tampoco se pueden recoger o dañar los corales.

Las más de 70 barcas que acompañan a los submarinistas en sus excursiones disponen de boyas de amarre fijas. Los puntos de inmersión son muchos, todos situados a pocos minutos en barca, y van desde los más difíciles, efectuados en los espectaculares drop-off, a los más fáciles, practicados en aguas poco profundas. Sin embargo, todos ellos se caracterizan por la excepcional transparencia del agua y por la abundancia de peces, esponjas y corales.

La inmersión por excelencia es la de la Stingray City, que se efectúa en Gran Caimán, en el interior de la barrera de coral de la bahía de North Sound, en solo cuatro metros de agua sobre un fondo de arena blanca. Aquí, entre transparencias increíbles, se nada junto a decenas de trigones (parecidos a las rayas) atraídos por la comida y la curiosidad. La escasa profundidad permite también la inmersión a pulmón libre.

A quien le gusten las barreras de coral, las enormes esponjas, tubiformes, ramificadas y en forma de disco, y los peces de colores, debe sumergirse en Pequeño Caimán, en la zona de Blody Bay, rica, entre otras cosas, en grandes fomaciones de coral negro. Tarpon Alley es un impresionante cañón sumergido en el que nadan constantemente centenares de enormes y brillantes peces tarpones a los que uno se puede acercar fácilmente. Para los expertos hay además enormes cavernas e impresionantes caídas verticales, preludio de una fauna excepcional, representada por las grandes especies pelágicas y por los grandes predadores, tiburones incluidos. Una inmersión realmente especial es la de Caimán Brac en los restos sumergidos de una fragata rusa de 95 metros de largo, que hundieron a propósito a unos 30 metros de la playa del Bucanneer's Inn para crear una barrera de coral artificial. Los restos, situados a una profundidad que va dese los 9 a los 24 metros, están dotados de tres boyas de amarre, tanto para para las inmersiones con bombona como a pulmón.

Quien prefiera la tierra firme puede dedicarse a un apasionante birdwatching, concretamente en el Booby Pond Animal Sanctuary, en Pequeño Caimán, que alberga una densa colonia de Red-Footed Boobies y un centenar de espléndidas aves fragata. Gran Caimán es famosa también por la larga Seven Mile Beach, una playa que es un auténtico paraíso balneario, llena de pequeños bares, restaurantes, clubes y campos de golf.