Cuántas veces viajamos a otros países sin valorar lo que tenemos en el propio nuestro. Cuántas veces buscamos lugares recónditos cuando tenemos pequeños paraísos al alcance de unos kilómetros. Pues estas son algunas conclusiones a las que he llegado después de mi viaje a Menorca: un pequeño paraíso – que nada tiene que envidiarle al Caribe- en Europa y asequible para cualquiera.

El alojamiento

Los precios están un poco disparados, pero si lo coges con tiempo siempre puedes encontrar alguna ganga. Hay dos sitios principales donde hospedarse: Mahón o Ciutadella.

Mahón es la capital y tiene un puerto impresionante y precioso donde frecuenta la vida nocturna tanto para cenar como para salir de fiesta. El centro es muy bonito, tiene un mercado con productos típicos de la tierra (no puedes irte de Menorca sin llevarte un poquito de queso de Mahón y algunos embutidos) y un ayuntamiento de fachada neoclásica que no te puedes perder.

Ciutadella es más romántico y es donde se hospeda cada vez más gente. Esto también tiene que ver con que las calas más frecuentadas estás más cerca de Ciutadella que de Mahón y es un detalle a tener en cuenta: desde Mahón se tarda alrededor de una hora para llegar a algunas calas como Turqueta, Macarella o Macarrelleta.

En una semana puedes disfrutar de la isla lo suficiente como para ver sus iconos principales y tener tiempo para divertirte. Sin embargo, lo ideal sería poder pasar 3-4 semanas y disfrutar de todas y cada una de las playas y calas que conforman esta isla. Cada una tiene algo especial y ninguna decepciona. Detalle importante: imprescindible coche o moto para moverse por la isla.

Poblados prehistóricos

Menorca, al igual que el resto de las Islas Baleares, sufrió numerosas invasiones pero sus monumentos megalíticos – llamados Talaiots- son aún más antiguos y de los más significativos del mundo. Los talaiots son piedras de grandes dimensiones con diferentes funciones: torres de vigilancia, torres de defensa, etc. Hoy en día se siguen pudiendo visitar y poder entender mejor la historia de la isla.

Por otro lado, el Camí de Cavalls es una ruta que permite recorrer el perímetro de Menorca y es de gran importancia para los menorquines y su historia.

Playas y calas

Sin duda alguna la esencia de la isla. Las del norte son de aguas más tranquilas y de aire mediterráneo, las del sur son de aguas cristalinas y arena blanca, con aire del Caribe. Hay que tener en cuenta que los caminos para llegar hasta algunas calas son bastante estrechos y que para algunas del norte hay que andar unos 45 minutos hasta llegar, ¡pero vale la pena!

El único inconveniente es que algunos parking de acceso a estas calas se llenan en seguida (por ejemplo: Cala en Turqueta, donde hacia las 8.15 a.m. cortan el acceso de los coches porque ya no cabe ninguno más). Es imposible encontrar a más de 2 personas que tengan una cala favorita. La mía fue Macarelleta; mi playa favorita: Son Bou. No en todas las calas/playas hay puestos donde poder comer, pero en todas hay vendedores ambulantes con fruta fresca y bebidas frías. El arte que tienen cortando las piezas de fruta y partiendo los cocos es todo un espectáculo.

Hay calas que no te puedes perder: Turqueta, Macarella, Macarelleta, En Brut, Pregonda, En Porter, Galdana, Mitajana, Mitjaneta, Es Portitxol, Mesquida, Talaier, Escorxada y Binibéquer. En cuanto a las playas: Cavalleria, Son Bou y Son Saura.

Bebida

La bebida estrella es la Pomada. Una mezcla de un gin autóctono mezclado con limonada. Riquísimo hasta para los que no nos gusta la ginebra.

Comida

La comida más típica es la caldereta de langosta (parada obligada en la Bahía de Fornells), aunque todo el pescado, en general, está espectacular. Los embutidos: la sobrasada con miel y la longaniza. El queso de Mahón: infinitas variedades de este queso, cada cual más buena. Encontramos un rinconcito al lado del Mercado de Mahón con vistas al puerto donde ponen unas tostas de Queso Mahón con tomate para chuparse los dedos. Muy recomendable.

S’Albufera Des Grau

Menorca se caracteriza también por su Reserva de la Biosfera (declarada en 1933) donde se conformó el Parque Natural. Parada para los amantes de la naturaleza.

Deportes de aventuras

Uno de los días decidimos hacer una parada multiaventura desde la Bahía de Fornells. Por la mañana recorrimos el mar abierto en un Kayak, nos llevaron a las cuevas de Fornells y a dos playas vírgenes a las que solo se pueden llegar a través de embarcación. Además, cogimos un pack que incluía motos de agua, con las que fuimos hasta Cala Tirant. Tenía muchísimas ganas de probar la experiencia y me encantó, aunque he de confesar que llevar la moto recta me resultaba dificilísimo.

Visitas

  • Pueblos: hay que reservar un día para ver los pueblos pesqueros de Benibéquer. Yo me enamoré de esta urbanización con cala privada. Es un gran punto turístico y, aunque parezca una urbanización privada, es de acceso libre. Por otro lado, Menorca se compone por 9 grandes urbes, cada una con atractivos turísticos diferentes: Ciutadella, Ferreríes, Es Migjorn Gran, Es Mercadal, Fornells, Alaior, Sant Lluis, Maó y Es Castel.
  • Faros: nosotros teníamos por costumbre ver el atardecer desde los faros de la isla y es precioso. Los faros son: l’illa de l’Aire, Favaritx, Cavalleria, Punta Nati y d’Artrutx.
  • Monte Toro: visita obligada para tener una perspectiva de toda la isla (sobre todo la zona norte).
  • Cova d’en Xoroi: muy famosa y recomendable. Se puede ir en el turno de mañana, anochecer y de fiesta. Mi consejo es comprar las entradas por internet, ya que tienes acceso directo y no tienes que esperar las grandes colas que se forman en la entrada. Además, en la sesión de tarde puedes ver la puesta de sol desde uno de sus balcones mientras escuchas un concierto de música en directo. Esto es un must de la isla.

Compras

Para finalizar, si quieres llevarte un auténtico recuerdo de estas vacaciones son las menorquinas, el calzado típico de la isla que podrás encontrar en todas las variantes (colores, plataformas, tacones, tejidos…) que te puedas imaginar.

Todo esto es lo que he visto en 6 días en la isla. Salimos tan encantados que tenemos claro que, si no conseguimos trabajo en la isla, allí es donde queremos irnos mi pareja y yo de jubilados. Una isla preciosa que sin duda repetiré. ¡Gracias, Menorca!