Hay quien dice que Ibiza es un trocito que se desprendió de Jávea porque son muchas las similitudes que unen a esta comarca de la Marina Alta con la isla pitiusa. De hecho, se encuentra a unos 90 km de Ibiza, siendo posible, en los días claros, visualizar el perfil de la isla desde los dos cabos importantes del lugar. Y es que Jávea es un pequeño paraíso situado entre el Cabo de la Nao y el Cabo de San Antonio.

Un edén del que es testigo el Montgó, una cumbre con más de 750 m de altura, que sirve muchas veces de resguardo de las borrascas que vienen del norte colaborando al mantenimiento del microclima local. Dos islas pertenecen a esta localidad, la del Portichol, frente a la playa de la Barraca, y la del Descubridor, frente a la playa nudista de Ambolo, isla dada en honor de un javiense que, según se cuenta, estuvo en la expedición de Colón en el descubrimiento de América. Por tener, tiene hasta río, el Gorgos, que cruza la comarca.

El verde es el color que baña sus paisajes no por las precipitaciones, sino por el agua que alberga en su subterráneo. De ahí el posible origen de su nombre, del árabe Xábiga que quiere decir algo así como pozo o aljibe.

De hecho, las primera noticias documentales que nos hablan de Jávea parten del rey Jaime II, fruto de la necesidad de reforzar las tierras del sur, ya que el siglo XIV comienza marcado por dos conflictos: la guerra con Castilla desde el 1296 y las razias de los granadinos (1304-1308), con la ayuda de la población morisca del reino. Los frecuentes ataques de los piratas hicieron a los naturales de la Villa adentrarse dos kilómetros de la costa y amurallarse en un recinto que se mantuvo hasta 1877. Este recinto constituye el actual núcleo histórico que, en torno a la gótica Iglesia de San Bartolomé, caracteriza hoy a Jávea con sus casas encaladas, enrejados de hierro y dinteles labrados en una porosa tierra dorada llamada "tosca".

Y ya en el litoral, de cabo a cabo, innumerables rincones que hacen de este lugar un auténtico manjar para los sentidos. Calas como la Granadella, Cala Sardinera la Cala del francés o Cala Blanca y playas como la del Arenal o la de La Grava, pasando por alguno de sus 15 miradores.

El Arenal es “un pequeño Miami” que hace las delicias de los turistas, repleta de restaurantes y actividades de ocio y unos encantadores puestecillos que la pueblan al atardecer. El Primer Montañar, una playa íntegramente formada por tosca, óptima para el buceo y hogar de multitud de chiringuitos. El Puerto, otra de las zonas más turísticas que alberga muchos lugares de ocio y restaurantes, con sus barcos, su lonja y su club náutico.

Llega la hora de las recomendaciones. En Cala Granadella el arroz a banda del restaurante Sur, en El Arenal la comida casera y el almuerzo de El Rinconcito, en el Primer Montañar la comida típica de Amarre Tapas y los arroces de Pepe y Estrella y en El Puerto la fantástica terraza de Cala Bandida, desde la que puedes disfrutar de vistas de toda la bahía de Jávea. Y para terminar los chiringuitos: La Siesta, Saona y el Montgo Di Bongo.

En definitiva, Jávea es un enclave capaz de maravillar hasta el genio, Joaquín Sorolla que allá por 1896, escribió una carta a su mujer que decía:

«Xabia, tiene todo lo que yo deseo y más, y si tu vieras lo que tengo delante de mi casita, no encontrarías palabras para enaltecerlo; yo enmudezco de la emoción que aún me domina;(…); esto es todo una locura de sueño, el mismo efecto que si viviera dentro del mar, a bordo de un gran buque ¡¡Qué mal hiciste en no venir!!, serías tan feliz… ¡gozarías tanto! […] este es el sitio que soñé siempre, Mar y Montaña, pero ¡qué mar!».