Durante años los dos reinos de la economía fueron el sector privado y el sector púbico, ambos con una estructura que les permitía ser complementarios. Con el paso de los años, las sociedades han crecido y ha surgido la necesidad imperativa de afinar sus modelos administrativos y organizacionales en vista del crecimiento demográfico y de nuevas necesidades, además del marcado rechazo en estos sectores de los elementos que no generaban recursos o contribuían de una forma activa a incrementar el producto interno bruto (caridades, hospitales de pacientes terminales, asilos, etc.). Para responder a las necesidades de estos elementos surgen las Entidades sin Ánimo de Lucro (ESAL) o Non-profit institutions en inglés, y estas entidades son las que dieron lugar al Tercer Sector. La sociedad civil se organizó y tomo un lugar protagonista que está modificando el entorno económico, social y político en la actualidad, lo que define a las ESAL como entidades de transformación social demostrando su gran impacto en todos los ámbitos.

Un marcado auge de las organizaciones no gubernamentales surge después de la Segunda Guerra Mundial, ya que alguien tenía que afrontar las pérdidas, lo que me recuerda la frase de "el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano". Al terminar la guerra se tiene que buscar a toda costa una estabilidad, lo que propició que las ONG's trabajaran activamente para contribuir al desarrollo, trabajando en áreas como educación y salud, mientras gobierno y empresas se dedicaban a subsanar la economía.

Al surgir este sector se han implementado estudios y métodos de estructuración para regularizar a las ESAL y para medir mejor el impacto que estas entidades tienen en la sociedad y, principalmente, en la economía. Por ello la ONU, en su publicación The Handbook of non profit institutions in the system of national accounts, establece 5 lineamientos básicos que deben integrar a las ESAL para darles ese personalidad:

  1. Estar legalmente constituidas
    2- Ser privadas
  2. Carecer de fines lucrativos
  3. Tener autocontrol institucional
  4. Integrar al voluntariado como elemento fundamental

Eso separa ya a organizaciones que siempre han existido como las caridades de iglesias, las casas de cuna gubernamentales, etc., que si bien tienen el mismo fin, carecen de autonomía y transparencia, lo que las hace susceptibles de malos manejos e impide su crecimiento y expansión. Al estar formalmente constituidas, las ESAL han tenido que tomar atributos de los sectores públicos y privados, que les permitan su subsistencia. Entonces siguen recibiendo donativos pero se gestionan como donataria autorizada, dotando a las ESAL de obligaciones y derechos típicamente empresariales, y dándole atribuciones fiscales.

Otro integrante de este sector empieza a ser mejor valorado, el voluntariado, elemento que puede ser segmentado en tres diferentes tipos:

  • Voluntarios intensos. En promedio trabajan 186 días laborales (de ocho horas) al año y representan a un 8% del voluntariado en México.
  • Voluntarios típicos. En promedio trabajan 34 días laborales (de ocho horas) al año y representan a un 32% del voluntariado en México.
  • Voluntarios infrecuentes. En promedio trabajan 1.7 días laborales (de ocho horas) al año.

El trabajo voluntario es el más claro ejemplo de la ausencia de lucro, pero al mismo tiempo puede contabilizarse dándole precio al día laboral, pudiendo medir así su impacto en términos monetarios. Este elemento además se conforma por integrantes con un perfil muy distinto, ya que pueden ser de diferentes niveles socioeconómicos y académicos, incluso carecer de formación educativa, pero si comparten el interés genuino en trabajar por un fin común y teniendo en claro que no percibirán ningún beneficio tangible por su trabajo.

Otro atributo del tercer sector es su contribución a la filantropía global, ya que, al perseguirse metas específicas que se alejan del lucro, y al tener un autogobierno, les permite vincularse y aliarse a ONG's mundiales que persiguen una meta afín, lo que genera un tejido social más amplio y multidisciplinario. Y sus estrategias propician una retroalimentación marcada que genera la expansión de las ESAL sin que este crecimiento dependa exclusivamente de su crecimiento económico.

Finalmente puedo decir que trabajar en el tercer sector permite empatar el trabajo con los principios personales, con la ética, con los ideales, y brinda la oportunidad de poner al servicio de los grupos menos favorecidos las herramientas educativas que, en mi caso particular, el estado me brindo, creando así un círculo virtuoso que me da la oportunidad de lograr la trascendencia a través de lo que hago cada día.