La censura es un concepto que hasta hace poco estaba asociado a épocas pasadas; tiempos en los que un Estado paternalista decidía qué mensajes eran aptos para la ciudadanía; cuándo era posible ir a la cárcel por representar una obra de teatro o escribir una canción; años en los que los artistas tenían que desplegar su mejor abanico de metáforas para poder hablar de temas prohibidos y las películas veían cercenado parte de su metraje o eran directamente prohibidas si las «autoridades morales» del momento lo estimaban oportuno.

Tiempos oscuros en los que la libertad de expresión e información eran pisoteadas por el gobierno de Franco que, como buen régimen fascista, no era dado a la heterogeneidad de opiniones. Durante las décadas posteriores a la muerte del dictador fue adquiriendo fuerza la idea de que, a excepción de las amenazas y la difamación, el hecho de expresar una opinión por aberrante que fuera no podía ser constitutivo de delito. Casi daba la impresión de que la censura era una idea polvorienta condenada al baúl de los recuerdos, a ser una mera curiosidad de los libros de Historia; y es que quienes sufrieron el franquismo hablaban de la censura como algo impensable en los tiempos actuales. Nada más lejos de la realidad.

Ley Mordaza y manipulación de RTVE

La popularmente conocida como «Ley Mordaza» y oficialmente denominada «Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana» aprobada en 2015 ha demostrado mediante su aplicación ser un claro retroceso en las libertades de los ciudadanos. El derecho a la información y la libertad de expresión se han visto seriamente afectados tras la aprobación de esta ley.

El pasado 3 de mayo fue el Día Mundial de la Libertad de Prensa y días antes, la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España), emitió un comunicado en el que, entre otras cosas, pedía a los grupos parlamentarios la derogación de esta norma o la modificación de aquellos artículos que consideraban una limitación del «ejercicio libre del periodismo, sin respetar el derecho de información, pilar básico junto con la libertad de expresión de nuestra democracia».

En lo relativo a RTVE, se pasó de ganar el Premio al Mejor Informativo del Mundo con el Telediario 2 en 2009, a que en el año 2015 fuese excluida del Comité de Informativos de la UE por su falta de independencia. Ya en 2016, poco antes de las elecciones generales, el Consejo de Informativos de TVE exigía la dimisión de la dirección después de que censuraran los audios de las conversaciones sacadas a la luz por el diario Público del entonces ministro de Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, con el jefe de la Oficina Antifraude Daniel de Alfonso, en las que ambos buscaban pruebas de corrupción para incriminar a adversarios políticos.

Al año siguiente el Consejo de Informativos volvió a pedir la dimisión de la dirección tras el tratamiento que le dieron al referéndum de Cataluña el 1 de Octubre, y desde el viernes 27 de abril los trabajadores de RTVE se están vistiendo de negro cada viernes en protesta por la manipulación que sufre la cadena.

Sin embargo, el presidente Mariano Rajoy, en uno de sus ejercicios de cinismo a lo que nos tiene acostumbrados, dijo recientemente en el Congreso que consideraba «que el reconocimiento a la libertad de expresión, la de cátedra y la libertad de prensa constituyen una pieza clave y esencial de cualquier régimen democrático».

Censura

Hoy ya hemos podido ver a personas encarceladas de forma preventiva por representar funciones de títeres, o músicos condenados y entrando en prisión por escribir canciones. El Estado paternalista ha vuelto y nos dice sobre qué podemos hablar y cómo podemos decirlo. Hoy la censura no es algo que se use para describir el pasado sino para acallar el presente.