No ha sido una cuestión de espionaje; que no, ha sido una cuestión de respeto. Y lamentablemente Pablo Casado no ha sido respetado por su partido. A colación, no significa que Ayuso haya ganado la batalla, esa que se ha convertido en la bandera del feminismo de la derecha, significa que como en El Padrino, los grandes de la familia han decidido liquidar al jefe para encargarle el trabajo a otro líder territorial; el enfrentamiento con Díaz Ayuso ha sido la excusa perfecta.

Él, y solo él, Casado, ha elegido la cerilla más corta… la ironía es que no había cerilla larga. La famiglia quería su harakiri político como consecuencia de su insostenible gestión en la oposición, vapuleado innumerables veces por el halo carismático de Sánchez, semejante adjetivo ya me pesa. Sin olvidar que Santiago Abascal al lado de Pablo Casado parece un luchador griego dirigiendo el voto de la derecha.

El PP inicia una nueva andadura con Núñez Feijóo, su encumbramiento ha sido unánime, pero esta victoria no será tan triunfalista como nos ha parecido el congreso extraordinario de Sevilla. Alberto tiene mucha plancha. Por un lado, el PP ya no puede seguir perdido en el limbo político, son cinco años, debe ser la verdadera oposición del gobierno, y la otra cara de esta victoria es que Núñez Feijóo no concentrará el poder como lo hicieron Aznar o Rajoy. Es una unidad aparente, con un núcleo duro de dirección, que resta conflictividad orgánica, con Cuca Gamarra, la nueva secretaria general y el nuevo coordinador general, Elías Bendodo, es la etapa de los barones territoriales.

Será un partido más de barones que de presidente, y cuando hay voces que gritan tan fuerte como la de Ayuso la música es difícil de escuchar, así que los egos y los contrapesos para conseguir el equilibrio no será una tarea fácil. Será un partido basado en la potencia electoral que garantiza la alianza entre Galicia y Andalucía, pero sin olvidar a Madrid. Después de encajar todo en el maletero del PP, los chicos podrán comenzar su viaje: reorientar su estrategia con el gobierno y con Vox.

Al nuevo PP le toca enfrentar la autarquía ideológica en la que vivimos con Sánchez. Y con Vox, partido determinante, necesariamente tendrá que entenderse en el futuro si la derecha pretender gobernar con los escaños suficientes. No necesitábamos al señor Aznar apelando a la unidad para entender que la derecha esta fragmentada.

Mientras que el gobierno sigue huyendo de la realidad, y su ventanilla de Hacienda sigue haciendo el agosto aumentando la recaudación más de un 20% de enero a marzo, el ciudadano no quiere seguir indefenso en una administración progresista en la que solo progresan el presidente y su administración. Y si la culpa es de Putin, y Sánchez es una víctima de la adversidad global por que la austeridad es solo para el ciudadano y ellos siguen manteniendo su tren de vida. Uno no debe acostumbrarse a fallar, ni tampoco permitir que sus dirigentes lo hagan y el partido de la oposición existe en la democracia para eso, para ejercer el control del partido que gobierna. El PP no puede seguir exhibiendo luchas internas, deben trabajar para que los fallos del gobierno sean cuestionables. Cada cual tiene sus pericias, pero permitir que perdamos calidad de vida de esta forma y que me lo endosen como si fuese propaganda ya me cuesta.

El PP viene del vacío de Pablo Casado, siendo este el principal acreedor de los triunfos de Pedro Sánchez, y si ahora la muleta de Génova es Juanma Moreno, la señora Ayuso tendrá que salirse del selfie y acostumbrarse a la foto familiar, por el bien del partido. Políticamente no lo necesita, ya que todo pasa por Madrid, así que si sabe estar en su sitio no tendrá que luchar por el protagonismo, es presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid.

El número tres de Núñez Feijóo es andaluz, Elías Bendodo, es el coordinador general de la formación y hombre clave en el gobierno regional de Juanma Moreno. Esto deja patente que las estructuras territoriales tendrán más importancia en el nuevo PP y que no se quiere recordar al secretario general anterior, Teodoro García Egea. Sin olvidar que la primera cita electoral en la que se medirá el nuevo presidente serán las urnas andaluzas. Y aquí se juegan mucho los populares.

Así que lo mejor para Alberto, y para los españoles, no es un PP rocoso y con cicatrices, entre Madrid y el resto de los barones. Diaz Ayuso reivindicó en Sevilla el legado de José María Aznar repitiendo el decálogo que el expresidente tomó hace 32 años, y le recordó al nuevo dirigente del PP que los españoles esperan que gane las elecciones. Hay que tener voz, sin duda, pero se trata de tener un discurso único. El partido tiene a Juanma Moreno y Ayuso, dos formas de hacer política, pero espero que sea con un único fin… evitemos en el futuro la pregunta ¿y tú de quién eres? todos tienen que ser de Feijóo.

El nuevo viaje del PP pasa por Madrid, por la Moncloa ¿tendremos otro capitulo Ayuso o vencerá la cordura?