Llegó desde África en las lúgubres bodegas de los barcos de esclavos. De alguna manera, ayudó a mitigar el tremendo dolor de aquellos hombres y mujeres arrancados con violencia de sus aldeas. Algunos viajeros de paso por el Montevideo colonial relatan que algunas noches era posible escuchar el retumbe acompasado de cuencos y maderas. Así, era que el Candombe comenzaba a ser parte indisoluble de Montevideo metiéndose entre los muros y calles de la incipiente ciudad.

Hoy, cada día de San Baltasar, el repiquetear acompasado de tambores invitan a la danza. La gente del antiguo Barrio Sur, reducto primero de los esclavos y luego de sus descendientes, se viste de colores homenajeando con alegría la amarga epopeya de sus ancestros. Esta sería, brevemente, la presentación de la festividad del Candombe en cada período de carnaval en Montevideo, Uruguay.

Muerte y resurrección del Candombe

Según el profesor Lauro Ayestarán, gran estudioso del tema, el Candombe fue una danza dramática de los esclavos africanos – luego libertos- y sus descendientes, que desapareció en el Uruguay en las postrimerías del siglo XIX. Agrega que el ritual se cumplía alrededor del 6 de enero (coincidente con la festividad católica de San Baltasar) pero su acción era para recordar la coronación de los reyes congos (de África).

Pasados más de 50 años de la desaparición del Candombe en la cultura uruguaya, el compositor de música popular Pintín Castellanos recupera el nombre “Candombe”, inspirado una exposición de cartones pintados por el famoso pintor Pedro Figari sobre motivos afro – montevideanos. Castellanos lo aplica en una amalgama rítmica, creada por él, entre los tambores africanos y la milonga de danzar, ritmo popular de gran éxito en ese momento. Así renace el Candombe en Montevideo.

Arraigo y fuerte presencia candombera

Hoy, además del desfile de San Baltasar, se realiza el Desfile de Llamadas en coincidente con la celebración del Carnaval. Las “Llamadas”, nombre genérico de la festividad, se realizan en la histórica calle Isla de Flores, también denominada Carlos Gardel en homenaje al cantor rioplatense. Desde muy temprano se cierran las calles aledañas, se disponen sillas en las veredas y se alistan los balcones y terrazas preparándose para el desfile de las comparsas. Al caer la noche, estallan los tamboriles y todo es una fiesta de ritmos y colores. Al verlos pasar es innegable la fuerte influencia que el carnaval brasileño ejerce en la región. Sin embargo, “Las Llamadas” siguen siendo una fiesta popular imperdible para los viajeros y exploradores de las raíces culturales en América Latina.