¿Se imaginan ir paseando por la calle, en pleno 2015, y encontrarse con un gladiador romano? ¿O con uno de los primeros pueblos que habitaron España antes de la conquista romana? Pues eso es posible en Astorga, una localidad de León, en el noroeste de España, donde todos los años, entre el 23 y el 26 de julio, se recupera su historia gracias a la fiesta de Astures y Romanos.

La fiesta recuerda el año 26 a.C. Los astures augustanos (o cismontanos), con capital en Asturica (actual Astorga), cuyos dominios llegaban hasta el Duero, descienden de sus montes y asientan su campamento junto al Esla. Su intención era la de atacar los campamentos de invierno romanos (al mando de Publio Carisio) en tres columnas diferentes. Hubieran sido derrotados si no les hubieran traicionado los astures de la tribu de los Brigaecinos, que pactaron con Carisio, lo cual frustró el ataque. Aun así, las perdidas por ambos bandos fueron enormes. A consecuencia de esto, la ciudad de Lancia, donde se habían refugiado los astures, fue tomada y los romanos finalizaron la Guerra Astur Cántabra y conquistaron toda Hispania.

Astorga fue, según Plinio el Viejo en el siglo I, la capital de la tribu de los astures, debido a que su posición, junto al monte sagrado del Teleno, la convirtió en un cruce de caminos para los pueblos celtas que habitaban en el noroeste peninsular. Este asentamiento llamó la atención de Roma, cuyas tropas conquistaron la ciudad en el siglo I a. C. y la convirtieron en base de la Legio X Gemina durante las Guerras Cántabras, El dominio de la ciudad astur tenía como objetivo fundamental el control de los ricos yacimientos auríferos de la zona y el establecimiento de rutas más segura para transportar el mineral de oro desde el cercano paraje de Las Médulas. Por dicha razón, el castro astur fue rebautizado en honor del César como Asturica Augusta.

La fiesta recrea diferentes aspectos del nacimiento de Astorga como urbs magnífica, tal y como la describió Plinio El Viejo. La última semana completa del mes de junio en Astorga las compras se realizan en el mercado romano, donde ambos bandas venden sus mejores productos. Alimentación, ropajes, joyas, espadas, armaduras y miles de productos pueden adquirirse en este mercado en el que no solo se puede pagar en euros sino también con denarios, realizados por el César cada año y en ases astures con la efigie del caudillo astur, el príncipe que trata de llevar al bando de los primeros pobladores de la tierra a la victoria. Los astures son las 22 tribus que vivían, en torno al 26 a.C, en el entorno del rio Astura, hoy Esla. Mientras los romanos conquistaban toda Hispania, como ya le llamaban, se empezaban a asentar en el cerro. Se puede ver como las Vestales cuidan el fuego y buscan entre los miembros de la sociedad a las nuevas vírgenes que ofrezcan su vida a la diosa Vesta y afianzan el asentamiento romano en la actual Astorga.

El más de millar de personas que recrean este momento recuerdan como ante la invasión de la cultura romana en el cerro, los astures decidieron firmar un Pacto de Hospitalidad que llevó a todas las tribus firmantes a colaborar entre ellos contra la invasión romana, aunque algunos, como los Brigaecinos ya dejaban entrever su verdadera intención. Mientras el propio César llegaba desde Roma a visitar la nueva ciudad y los romanos que de avanzadilla ya se habían asentado decidieron recibirlo con una batalla de catapultas. Un juego previo a los ludis en honor a Apolo, donde, según la palabra dada por César, la batalla sobre la arena del circo sería la que decidiera a los verdaderos propietarios de la tierra.

Mientras los astures se preparaban para su lucha, seguían con su vida. Las bodas siguiendo los ritos más tradicionales y ante el dios Tileno llenaban de alegría el castro astur, así como seguían dando nombre a los nuevos niños que suponían el germen de que el espíritu astur nunca jamás se destruiría. Y los druidas leían todas las señales en la naturaleza y por ello decidieron reunirse ante el fuego para narrar historias, cuentos que relataban heroicidades y sucesos pasados que daban la pista a sus guerreros de qué pasaría en el futuro.

Mientras, los nuevos romanos se acomodaban en sus nuevos domes. El primer foso realizado por la Legio X Gemina a su llegada a la ciudad daba lugar a unas murallas que incluían foro, aedes, termas y todas las beldades de una nueva ciudad. Las Vestales cuidaban el fuego y buscaban entre los miembros de la sociedad a las nuevas vírgenes que ofrecieran su vida a la diosa Vesta para afianzar el asentamiento romano en la actual Astorga. Las tabernas ofrecían jornadas gastronómicas con su comida más típica, mientras el teatro y los gladiadores distraían a los romanos y también a los astures, aquellos que traicionarían más tarde a sus hermanos convencidos de que la pax romana y el oro de las Médulas en sus bolsos sería su mejor futuro.

Finalmente, y como cierre de la celebración, el César corona a los vencedores y se despide entre laureles y loas.