Las exhibiciones de arqueología Latinoamericana y Argentina buscan aportar al conocimiento de un pasado no occidental y que posee una antigüedad que va mucho más allá de los cinco siglos del descubrimiento europeo de América.

La arqueología es justamente la disciplina encargada de reconstruir la mayor parte de esta historia precolombina sin testimonios escritos. De esta manera, la contribución a la construcción de una concepción de sociedades distintas a las europeas, que vivieron en el continente durante milenios, apoyará los esfuerzos para conformar una identidad nacional más próxima a los elementos culturales latinoamericanos.

La Sala de Arqueología Latinoamericana presenta la idea más aceptada sobre el ingreso de los primeros pobladores del continente americano: el poblamiento sucedió hace más de catorce mil años atrás durante el último período glacial cuando descendió el nivel del mar en todo el mundo y emergió un puente terrestre que conectaba América con Asia en la zona donde se encuentra el estrecho de Behring. De la primera colonización humana se exhibe la representación de la Cueva de los Toldos, en la provincia de Santa Cruz con una antigüedad aproximada de 12000 años muestra las manifestaciones artísticas plasmadas en sus paredes, el arte rupestre, donde las imágenes que prevalecen son guanacos, ñandúes y manos.

Se exhibe también una de las colecciones más completas de arqueología peruana: entidades arqueológicas o culturas Moche, Nazca, Ica, Chancay y Chimú. La Sala cuenta con una réplica a escala natural de la Puerta del Sol, monumento de piedra que se encuentra en Tiahuanaco, importante templo ceremonial localizado en Bolivia. La cultura Inka se extendió desde Ecuador hasta Chile y Argentina a partir del año 1440 de nuestro calendario, hasta la conquista hispánica del Cuzco, en 1532. Puede observarse su metalurgia, vasos de madera, cerámica y los típicos platos pato y arívalos.

La Sala de Arqueología Argentina muestra el pasado de las poblaciones indígenas que ocuparon principalmente el Noroeste argentino hasta el momento del contacto con los colonizadores que arribaron de Europa en el siglo XVI.Tradicionalmente,el desarrollo cultural del Noroeste ha sido entendido como una sucesión de entidades o culturas arqueológicas que se sucedían en el tiempo. Entre ellas se destacan las siguientes:

La cultura Condorhuasi-Alamito se ubica aproximadamente entre el 200 a.C. y el 500 d.C. Fueron sociedades con una economía agrícola, con pastoreo de llamas y recolección de frutos del algarrobo y chañar. Eran excelentes artesanos de la piedra, elaboraron pipas, cuentas de collar, hachas rituales y figuras esculpidas. Se destacan las esculturas arqueológicas realizadas en roca volcánica llamadas “suplicantes”, cuya talla representa la figura humana.

La cultura de La Aguada se desarrolló en las provincias de Catamarca, La Rioja y San Juan entre el 500 y el 800 d.C., a partir de las culturas anteriores y de su interrelación con otras sociedades del altiplano argentino-chileno-boliviano; se considera éste el momento de mayor desarrollo cultural del noroeste argentino. De economía agrícola y recolección de frutos silvestres, construyeron centros ceremoniales con evidencias de prácticas rituales complejas; su cerámica alcanzó el más alto grado de desarrollo técnico y artístico.

Las culturas Santa María y Belén trabajaron el bronce confeccionando elementos de uso ritual: hachas, campanas, tensores para arcos, discos y cuchillos. Estos pueblos que habitaron los Valles Calchaquíes del NOA fueron conquistados por el Imperio Inka en 1470, que ocupó estos territorios hasta la llegada de los españoles.