Del 19 al 21 de mayo, se reunieron los Líderes del G7 en Hiroshima (Japón), compuesto por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, alcanzando un largo y detallado consenso de 66 párrafos, sobre variados y urgentes temas mundiales. Estos países occidentales, de innegable poder económico y político, los abordan con realismo y visión de futuro. Todo lo acordado, que se consigna en el Comunicado Final, debería incidir de manera gravitante en un campo internacional sumamente convulso y confrontado en la actualidad, teniendo muy en cuenta que las tres grandes potencias mundiales, con algunos seguidores, se encuentran enemistados y sin posibilidades válidas de entendimiento en el corto plazo, manteniendo posiciones y acciones, que los alejan y preocupan a la comunidad de naciones, que muchas veces observa impotente, como algunas campañas bélicas se incrementan, amenazando la paz y seguridad internacionales.

El primer punto abordado, ha sido reiterar el apoyo a Ucrania, el tiempo que sea necesario frente a la guerra de agresión ilegal de Rusia, reafirmando lo que, desde un comienzo, el G7 ha sostenido en las votaciones de las Naciones Unidas y otros Organismos, para fortalecer los esfuerzos de desarme y no proliferación. Llama la atención este punto, pues el G7 ha aumentado, paulatinamente, la ayuda de armamentos a Ucrania, incluso algunos tecnológicamente más sofisticados, aunque estén plenamente justificados ante la desmedida agresión rusa.

Asimismo, impulsan las economías limpias y la cooperación respectiva, destacando variados compromisos sobre numerosos asuntos, los que resumo a continuación: El apoyo a un Indo-Pacífico libre, abierto, en oposición a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo. Una velada referencia a China, India y también a Irán; el apoyo a una recuperación económica sólida, con el empleo y crecimiento sostenible; la preservación planetaria y des-carbonización energética; cooperación en materia migratoria y tráfico ilegal de seres humanos; gobernanza e inter-operatibilidad de la inteligencia artificial, entre otros acuerdos amplios que más adelante se abordan con mayor precisión.

Como valores compartidos, destacan defender el orden internacional libre y abierto, basado en el estado de derecho, según la Carta ONU, oponiéndose a todo cambio de status de territorios por la fuerza, promoción de los derechos humanos universales, igualdad de género y dignidad humana; asimismo reafirman la importancia del multilateralismo y el sistema de comercio multilateral, al ritmo de las tecnologías digitales. Materias en las que demuestran un creciente interés.

El apoyo a Ucrania se reitera constantemente a lo largo del Comunicado, condenándose enérgicamente la invasión rusa, en violación a la Carta ONU, como una amenaza para todos, deciden aumentar las acciones concretas, el apoyo diplomático, financiero, humanitario y militar, y contrarrestar sus efectos negativos en el resto del mundo. Se añaden los esfuerzos de desarme y no proliferación nuclear, como una mejor economía global, contrarrestar impactos inflacionarios, una política fiscal orientada a grupos vulnerables, promoción de la inclusión, diversidad e innovación, digitalización de la economía y tributación estable y justa; lograr avances en la Cumbre de París del 22 y 23 de junio próximo, decididos a asumir un papel de liderazgo, particularmente en la implementación del Marco Común para el tratamiento de la deuda de países de bajos y medianos ingresos.

En párrafos posteriores, se toma nota de las cuestiones de desarrollo humanitario, de paz y de seguridad; del cambio climático, garantizando la seguridad energética, compromiso de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero cero, para 2050; la trasformación verde, descarbonizar y reducir el stock de vehículos para 2035; acelerar el Acuerdo de París, transformación del sistema económico y social hacia economías netas cero, circulares, resilientes al clima, libres de contaminación y positivas para la naturaleza. Reconfirman con urgencia, el apoyo a las propuestas de Conservación de los Recursos Marinos Antárticos, las áreas protegidas, sobre la base del Acuerdo para los Océanos, limpios, saludables y productivos, con un instrumento internacional vinculante del ciclo de vida de los plásticos para fines de 2024, revertir la pérdida de la biodiversidad para 2030; y el apoyo directo a los combustibles fósiles.

Reiteran también el compromiso con el comercio libre, la reforma de la OMC y un sistema de solución de controversias accesible; la preocupación por la seguridad alimentaria, el papel esencial de Ucrania como proveedor de alimentos; el fortalecimiento de la OMS; el capital humano, la educación inclusiva, equitativa y de calidad; las tecnologías digitales y avanzadas; enfrentar el retroceso en los derechos de las mujeres y niñas, y apoyo a la diversidad. Asimismo, los derechos de los refugiados y la migración, segura, ordenada y regular en el mundo; hacer frente a las redes delictivas organizadas; como contrarrestar todas las formas de terrorismo y extremismo.

En seguridad y política exterior, expresamente con China, se declaran preparados para construir relaciones estables y francas, para comprometerla en la crisis climática, biodiversidad, y conservación de recursos naturales. Aseguran que no pretenden dañar a China ni frustrar su desarrollo, si bien están profundamente preocupados por la situación de los mares Oriental y Meridional, oponiéndose a cualquier cambio del statu quo por la fuerza, y derechos humanos en Tibet y Xinjiang. Hacen un llamamiento a China para que presione a Rusia y detenga su agresión militar y se retire de Ucrania, alentándola a apoyar una paz integral, justa y duradera. Afirman, que no existe base legal para reclamos marítimos expansivos de China en el Mar Meridional y se oponen a la militarización en la región. Todo lo cual fue respondido airada y prontamente por China. También incluyeron párrafos sobre Corea del Norte, Myanmar, Afganistán, Irán, Sudán, y sus situaciones propias, condenándolas una vez más, al tenor de las resoluciones en la ONU.

Sobre América Latina, brevemente, destacan la importancia de la cooperación, promoción de los derechos humanos, necesidades humanitarias y seguridad regional, especialmente en Venezuela, Haití y Nicaragua, y responsabilidad ante la violencia, corrupción e inestabilidad. No hay mayores comentarios en el Comunicado Final. Queda en evidencia, por tanto, la poca relevancia de nuestra región para el G7, si se compara con la más detallada evaluación internacional, así como los compromisos con otros países y regiones, que les son más prioritarios. Pese a los esfuerzos individuales o colectivos de nuestros países y sus dirigentes, así como las continuas referencias como modelos inspiradores, que recurrentemente aluden a los miembros desarrollados del G7. Lamentablemente, han considerado a América Latina y El Caribe, en un plano claramente secundario, y sin demostrar un conocimiento o interés particular.

El G7, según se desprende de su Comunicado, que en apretada síntesis comentamos, hay una visión exhaustiva de los más urgentes y preocupantes asuntos mundiales, así como de las profundas divergencias existentes, y de los casos particulares apremiantes. Están en concordancia con aquellos del G7, y muchos más, planteados en las Naciones Unidas. Se añaden o ratifican posibles soluciones actualizadas que buscan un mayor compromiso global, incluidas las grandes potencias. Ya conocemos los propósitos enunciados. Nos resta hacer un seguimiento de sus posibles resultados.