La alergia en el hogar se ha multiplicado en los últimos años y cada día es más frecuente encontrar a personas que la padecen. Suele aparecer de repente y cuando lo hace lo principal es evitar las sustancias o alérgenos que la producen.

Estas sustancias se encuentran en abundancia en uno de los lugares donde más tiempo pasamos, el dormitorio y el colchón. Y aunque todos mantenemos limpio nuestro hogar debemos saber que es muy importante la higiene directa sobre las fuentes de la alergia para eliminarlas.

Mantener limpio en todo momento los sitios donde se acumulan los alérgenos es una garantía para evitar episodios de alergia que impidan nuestro correcto descanso.

Está demostrado que la combinación de medidas de limpieza íntegra del colchón y el dormitorio, junto con la vacunación tiene una eficacia del 90 por ciento en el caso de los ácaros y del 80 por ciento en el de los pólenes.

Qué es la alergia en el hogar

Una alergia es una reacción anómala de nuestro organismo ante alguna sustancia inhalada, inyectada, ingerida o proveniente de la picadura de insectos.

La persona alérgica muestra una reacción exagerada ante sustancias que identifica como nocivas, aunque son inocuas para la mayoría. Esto le produce una serie de alteraciones inflamatorias en la piel y mucosas, que se manifiestan con distintos síntomas.

Desarrollamos alergias por una alteración del sistema inmunológico. La función de este sistema es defender al organismo de invasiones tanto externas como internas generando anticuerpos. Los llamados IgE (inmunoglobulina E) son los encargados de protegernos frente a invasiones por parásitos.

Se sabe que algunas personas producen anticuerpos IgE especiales que se unen a sustancias externas que no son nocivas para nuestro organismo, pero al entrar en contacto con estos anticuerpos producen una reacción alérgica.

Estas sustancias externas se denominan alérgenos y son muy variados y numerosos. Las alergias más frecuentes están relacionadas con la producción de IgE, pero no son las únicas. La dermatitis por contacto y la enfermedad celíaca son dolencias alérgicas que no dependen de la producción de IgE. Tampoco debemos confundir las intolerancias a determinadas sustancias con una alergia, porque no dependen de un mecanismo inmunológico.

Cuáles son las causas de la alergia en el hogar

Aún se desconocen todas las razones que producen esta reacción anómala en el organismo, pero sí se sabe que hay una predisposición genética que puede o no desarrollarse con el paso de los años.

Un macroestudio realizado en EE. UU. por el Instituto Nacional de Salud Ambiental del NIH (National Institutes of Health), mostró que la predisposición del individuo tenía un peso mayor que el entorno a la hora de desarrollar alergias.

Se calcula que un niño con uno de sus progenitores alérgico tiene una probabilidad del 50 por ciento de sufrir alguna reacción de este tipo. Si sus dos progenitores son alérgicos, la posibilidad se dispara al 70 por ciento.

La naturaleza de los alérgenos es un factor importante a la hora de inducir la producción IgE. Por ejemplo, una alergia a la leche puede empezar como alergia a la lactosa que se introduce en numerosos productos industriales envasados, y convertirse después en alergia a la leche en sí. Conviene no confundir alergia con intolerancia, pues como hemos explicado son dos cosas diferentes.

Otro factor para tener en cuenta es la contaminación ambiental del aire, tanto interior como exterior, ya que influye en la respuesta inmune. De hecho, en los últimos años las respuestas proalérgicas por este motivo se han disparado, especialmente en las grandes ciudades.

El aire en las ciudades está muy contaminado y esto influye en el desarrollo de las plantas, haciendo que su polen sea más agresivo y mucho más alérgico. Este hecho está íntimamente relacionado con el calentamiento global que, junto al efecto invernadero ha incrementado el número de casos de alergias por pólenes de invierno. Algo impensable hace unas décadas.

Cómo se manifiesta y quién la provoca

Nadie nace siendo alérgico, sino que se tiene o no una predisposición genética que se desarrollará en el futuro en función de ciertos aspectos. Si el individuo tiene una respuesta inmunológica hipersensible hacia ciertas sustancias, probablemente acabará desarrollando una alergia.

El factor ambiental también juega un importante papel a la hora de convertir a estas sustancias en alérgenos. Hay más de quinientos capaces de desencadenar reacciones alérgicas.

Algunos de los más comunes son:

  • Aquellos inhalados por el aire como el polen o los ácaros.
  • Los conocidos como laborales, como el látex o la harina de diferentes cereales.
  • Ingeridos, ya sean alimentos (huevo, leche, fruta) o medicamentos (antibióticos, anestésicos).
  • Alérgenos de contacto como el níquel, el oro o los perfumes.
  • Adquiridos mediante la picadura de insectos.

Los síntomas de cada reacción alérgica tienen lugar cuando se entra en contacto con los alérgenos y, según al órgano al que afecten, tendrán un nombre u otro.

Cuando la alergia afecta a los ojos hablaremos de conjuntivitis; si lo hace a la nariz se llamará rinitis. En caso de que el alérgeno afecte a los bronquios se producirá asma y si lo hace en la piel, urticaria. Cuando afecta a varios órganos a la vez se le denomina anafilaxia.

Las alergias pueden ser persistentes durante todo el año o estacionales, es decir, que aparecen en ciertas épocas del año dependiendo de la sustancia que provoque la alergia.

Alergia a los ácaros del polvo

Los ácaros son unos organismos microscópicos que se encuentran en todos los hogares. Se multiplican con facilidad en lugares cálidos y húmedos y se alimentan de las escamas de piel que desprendemos.

Su hábitat preferido son los colchones tradicionales cerrados, porque en ellos se dan las condiciones idóneas para que vivan y se multipliquen. La mayor parte de los colchones que se comercializan son de este tipo. Aunque son invisibles al ojo humano y no son peligrosos para la salud, hay personas que desarrollan una reacción de hipersensibilidad a las proteínas presentes en las partículas fecales de los ácaros del polvo.

En una entrevista con el Business Insider, el Dr. Philip Tierno, microbiólogo y patólogo de la Escuela de Medicina de Nueva York, explicaba que «las heces de los ácaros del polvo son alérgenos por lo que resulta esencial mantener el colchón limpio para no exponerse a esos alérgenos». Cuando esta proteína es inhalada puede generar diversas reacciones alérgicas que se manifiestan en forma de rinitis, conjuntivitis, asma…

Un reportaje publicado por The Wall Sreet Journal aseguraba que, con el paso de los años, un colchón llega a pesar hasta más del 15 por ciento por su contenido en ácaros vivos y muertos, así como restos de piel muerta y otros microorganismos.

Lo mismo sucede con la almohada que, según este reportaje, incrementa hasta un tercio su peso por la presencia de bacterias, piel muerta, ácaros… Además, los desechos aumentan si tenemos tendencia a sudar.

Alergia por hongos

La humedad es el factor decisivo para la proliferación de hongos, ya que se reproducen por esporas en entornos húmedos. Estas esporas viajan por el aire quedando en suspensión. Su inhalación es la causa de la alergia.

En el interior de la casa aparecen frecuentemente en los filtros de aire acondicionado y en los humidificadores, dispersándose fácilmente por toda la vivienda.

La humedad por condensación produce el entorno perfecto para la aparición de hongos, así como la de ácaros y bacterias. Son el desencadenante más común del asma y de otras afecciones respiratorias.

Alergia a los animales domésticos

Las causantes de estas alergias son unas proteínas que se encuentran en la saliva, orina y caspa de los animales, especialmente en perros y gatos. Estas sustancias se depositan en el pelo de los animales y se propagan por todo el hogar.

La reacción alérgica que producen suele afectar a los ojos y las vías respiratorias, desencadenando síntomas asmáticos o rinoconjuntivitis alérgica. También se puede manifestar en forma de urticaria o dermatitis atópica.

Soluciones para la alergia en el hogar

La principal medida es evitar el alérgeno que nos produce una reacción alérgica. Las claves para evitar la alergia en el hogar son:

  • Limpia a fondo el polvo de los muebles con un paño húmedo para retrasar la aparición de ácaros. Utiliza a diario una aspiradora para el suelo, mejor si lleva filtros HEPA que permiten capturar partículas microscópicas.
  • Las mascotas incrementan la presencia de ácaros y otros potentes alérgenos. Hay que mantenerlas alejadas del dormitorio. También es buena idea usar aspiradoras automáticas que eliminen los restos de pelo y caspa, potentes alérgenos.
  • Otro factor es la humedad, que juega un importante papel en la proliferación de ácaros, hongos y moho. Por eso es muy recomendable que utilices un higrómetro digital para saber si el ambiente que respiras tiene la humedad adecuada. Lo ideal es mantener una humedad ambiental del 50% y 60%. Si la humedad supera ese rango, un deshumidificador te ayudará a nivelarla.
  • Procura prescindir de alfombras, peluches en el caso de los niños y otros elementos con fibras, que son nidos de ácaros por el polvo que se acumula en ellos.

Además de estas medidas de limpieza, el alergólogo puede prescribir diferentes fármacos en función de la edad y los síntomas que el paciente presente. El tratamiento sintomático de la alergia puede ir acompañado de alguna vacuna para que el sistema inmunitario tolere la sustancia que está provocando esta reacción.

La combinación de la limpieza en profundidad con la prescripción de alguna vacuna es eficaz en el 90 por ciento de los casos de alergias por ácaros y en el 80 por ciento de los casos de las alergias por polen.

Como ya hemos comentado, un colchón lavable acaba con el problema de la acumulación de ácaros y otras sustancias alérgicas. Es la solución definitiva porque los elimina por completo.

Y recuerda, un diagnóstico correcto permite abordar cualquier tipo de alergia de manera integral. Por ello, si detectas cualquier síntoma que te haga sospechar que puedes tener alguna, no dudes en acudir al médico.

Notas

Bousquet, J., Lockey, R. , Malling, H. J. (1998). Allergen immunotherapy: Therapeutic vaccines for allergic diseases A WHO position paper. The Journal of Allergy and Clinical Immunology. Octubre. Vol. 102, núm. 4, pp. 558–562.
Parker-Pope, T. (2000). Weapons Against Dust Mites May Not Be Worth the Cost. The Wall Street Journal. Febrero, 18.
Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Tierno, P. (2001). The Secret Life of Germs. Observations and Lessons from a Microbe Hunter. Atria Books.
Zeldin, D. C. et al (2014). Prevalence of allergic sensitization in the United States: Results from the National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES). 2005-2006. The Journal of Allergy and Clinical Inmunology. DOI: 10.1016/j.jaci.2013.12.1071.