Me gusta percibir a las personas que cruzan mi camino como aquellos mentores a quienes puedo tomar como inspiración o referencia, entre otras cosas, para moldear mi crecimiento en cada aspecto de mi vida, aquellos que me acompañan a descubrirme y a ser fiel a mi esencia, y también a desarrollar y potenciar mis habilidades con miras al servicio de los demás y a la sociedad. Sin embargo, también es inevitable toparme con otro tipo de mentores de quienes aprendo, por el contrario, el arte de evitar sus pasos, cuyos intereses y formas de actuar están enmarcadas en la consecución de objetivos personales a cuesta de otros, sin la preocupación por el bienestar de los demás, quienes cierran toda posibilidad de conectar genuinamente con formas de ser, pensar y vivir diferentes a las que ya tienen pre-concebidas en su propio ser.

Ana Lucía Molina, fundadora y directora creativa de Grupo Baobab, pertenece sin duda alguna al primer grupo, cuya filosofía de vida y del trabajo ha estado inspirada en sus mentores que le han enseñado cómo «honrar a las personas potenciando su autenticidad», y cómo el trabajo puede lograr ser parte de la vida y no como se pensaba en los tiempos de nuestros abuelos, e inclusive de nuestros padres, como algo que debía sufrirse y apartarse de la vida personal. Estas han sido unas pocas de las muchas cosas que me ha transmitido Ana desde que nos conocimos.

Ana y yo coincidimos en una época en la cual las dos vivíamos momentos difíciles en nuestros ámbitos laborales. Por mi parte había acabado de salir de una empresa cuyos jefes hacían parte del segundo grupo de mentores que te conté anteriormente, personas que con sus actos y palabras potenciaban mis inseguridades y miedos y se esmeraban por enseñar al equipo de trabajo dos habilidades muy importantes: no equivocarse, ni proponer ideas. Ana por su lado, terminaba de organizar y liderar su 1° encuentro de Endomarketing en Colombia, evento cuyos ingresos la llevarían a una retadora situación económica de su empresa.

Fue en este evento donde nos encontramos por primera vez. Pero mira qué tan curiosa es la vida y sus coincidencias: para Ana, este evento fue una de las «no tan buenas experiencias» de su vida. Para mí, fue todo lo contrario. Gracias a ese Encuentro de Endomarketing, que de hecho para esa época aún no era muy conocido ese término, descubrí otro mundo de conocimiento y despertó en mí la posibilidad y el derecho a darle valor y un rumbo diferente a mi profesión a través de la generación de experiencias significativas y de bienestar en mi vida laboral y en la de otros. Después de conocer su empresa a través de este evento, visualicé también el tipo de organización donde quería crecer y desarrollarme.

Trabajé un tiempo con ella y llamó mi atención su cultura, la forma de hacer las cosas y la filosofía de ayudar a otras empresas y colaboradores a «co-crear un futuro del trabajo más justo, incluyente y divertido que trascienda y transforme la sociedad (...) donde trabajemos para vivir y no al contrario», así es como define Ana el propósito de su empresa consultora en desarrollo de habilidades blandas, experiencia del colaborador y voluntariados corporativos. Vivir el día a día allí no solo me permitió «ocupar mi tiempo» en proyectos inspiradores y retadores sino también abrió mil posibilidades para re-encontrarme y conectarme nuevamente con mi potencial y creer en mis capacidades para aportar, no solo a mi crecimiento personal y profesional, sino al de otros.

Para darte una idea de lo que aprendí y descubrí mientras trabajaba en esta empresa, quiero compartirte, con el permiso de mi querida Ana, un escrito que redacté en ese entonces, para dar a conocer más a profundidad cómo se ve el mundo desde los ojos de Grupo Baobab y su fundadora. Acá te va:

Si nuestra filosofía fuera posts de redes sociales serían: «vive una vida significativa», «vive al máximo» y «menos es más». Así, tal cual, sin más ni menos podríamos resumir en estas 3 frases o posts nuestra forma de ser y hacer las cosas.

Pero no te fíes, esto es más sencillo de lo que parece, pero mucho más potente de lo que lees. Metámosle un poco más de cariñito al asunto y no dejemos estas frases solo en el plano superficial del concepto, porque seguro podríamos caer en el mal hábito de dejar que otros pensamientos intrusivos se nos pasen por la mente debido al mal uso de la interpretación. Antes de entrar en materia y contarte lo que para nosotros significan estas 3 frases, queremos invitarte a ver más allá, a cuestionarte todo lo que escuchas o ves, inclusive lo que te vamos a contar, porque creemos que no hay nada más significativo que ver las cosas con la mirada de la curiosidad para encontrar otras formas de relacionarnos con nosotros mismos, con el otro, con el trabajo y con el mundo.

Ahora sí, entremos en materia.

Cuando hablamos de tener una «vida significativa» no nos referimos a otra cosa más que a saber usar conscientemente nuestro cuerpo, cuidar lo que decimos (el habla) y lo que pensamos. Sigamos profundizando un poco más. Creemos que usar conscientemente nuestro cuerpo es sencillamente usarlo para proteger al otro, pero ¡ojo!, esto no es lo que parece, no se trata de proteger a costa de nuestro cuerpo sino cómo a través de la forma como interactuamos con el otro físicamente, creamos un espacio de seguridad y tranquilidad, un espacio donde no exista el miedo a sentirse juzgados, donde podamos ofrecer nuestra comprensión, amor y paciencia.

Por otro lado, el «habla» o lo que decimos, entra a ser parte fundamental en esta interacción física porque nos da la oportunidad de decir aquello que nos une al otro y nos posibilita ver el mundo (teniendo en cuenta que cada quien concibe el mundo de diferente manera) para llevarnos al significado esencial y a la felicidad. Cuando la mente entra en esta triada, convergen esos pensamientos de buenos deseos hacia las personas, en el que nos alegramos por las acciones de los demás y condiciones significativas. El secreto es pensar de forma clara y consecuente o como lo entendemos nosotros, de forma coherente entre lo que hacemos (cuerpo), decimos (habla) y pensamos. Entonces, en la medida en la que yo ponga mi cuerpo a tu disposición desde la tranquilidad y hablemos para que transformes y trasciendas ciertas miradas de ver, en este caso, la relación con los otros en tu entorno laboral y la relación contigo y el trabajo, internamente estaremos deseando que puedas trascender esa forma de mirar el mundo (laboral), todo esto para crear experiencias significativas a través de comportamientos significativos.

Ahora, al referirnos a «Vive al máximo» lo primero que se nos viene a la mente es algo así como «apague y vámonos a salvar delfines rosados al Amazonas» o «Viajemos por el mundo a hacer voluntariados y sentir la adrenalina mientras nos lanzamos en paracaídas». ¡Qué nota sería! ¡Pero no! La corriente de pensamiento en la que creemos nos hace respirar profundo y pensar «un momento que esto no es así del todo». Vivir al máximo no es literalmente viajar por todo el mundo, saltar de un paracaídas o correr a mil por hora todo el tiempo de un lugar a otro; rompamos este paradigma, «vivir al máximo» es detenernos un momento y sentir cada una de las células de nuestro cuerpo; es ser conscientes de todo lo que pasa por y con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras interacciones. Es entender que la vida que estás viviendo ahora la elegiste tú, es ver la vida tal y como es siendo conscientes de que debemos apagar los juicios e interpretaciones.

Cuando accedemos a este conocimiento y empezamos a cuestionarnos estos pensamientos superficiales sobre «una vida significativa» y «vivir al máximo» nos damos cuenta de que todo es más simple y entendemos por fin la frase «menos es más». Te das cuenta de que no tienes que ir a hacer nada ni buscar nada afuera, todo está en ti. Cuando comprendes que para tener una vida significativa debes usar conscientemente tu cuerpo, habla y mente, te das cuenta de que eso es simplicidad. Cuando entiendes que la paz está en ti, que cambiar al mundo está en ti porque eres tú quien cambia la forma de ver el mundo, eso es simplicidad, así de simple. Este es el mejor filtro para saber si las cosas que vivimos y entendemos son superficiales o profundas, cuando son superficiales necesitas hacer mucho, explicar mucho y decir mucho.

Estas ideas no tan comunes o un poco diferentes a las que solemos escuchar empiezan a surgir cuando conocemos y nos abrimos a otras formas de entender el mundo, cuando hablamos con otras personas que piensan diferente a nosotros y las escuchamos genuinamente, cuando nos permitimos cuestionar lo que leemos, entendemos, vemos e inclusive lo que sentimos, siempre desde el marco del respeto hacia nosotros y hacia el otro.

Esto es solo una pequeña parte de lo que se vive y se aprende en Grupo Baobab. Allí, el verdadero significado de coherencia no sólo lo comprendí desde su concepto literal o teórico, sino desde una perspectiva pragmática: la conexión indestructible entre pensamientos, palabras y acciones. En esta empresa, y gracias a su fundadora, se hace realidad lo que se dice, se piensa y se hace. Lo cual es verdaderamente plausible y digno de tenerlo como referencia para gestionar prácticas empresariales más humanas y culturalmente sostenibles.

Por más personas como Ana y empresas como Grupo Baobab. ¡Salud!