Los goles, touchdowns, anotaciones y récords siempre han sido producto de un arduo trabajo en donde entrenadores, deportistas, managers y directivos convergen en pro del mismo resultado: ganar. Sin embargo, a esta ecuación ha entrado un nuevo colaborador que analiza con gran agilidad, reporta con mayor precisión y tiene una visión objetiva, la Inteligencia Artificial (IA).

Esta herramienta, cuya participación irrumpió en la vida cotidiana en la década del 2010, ha demostrado ser supremamente útil en campos como la salud, la comunicación, la construcción y ahora el deporte.

Y no es para menos, pues su relevancia en la industria del deporte ha venido creciendo conforme la IA ha evolucionado y adaptándose a las necesidades del mercado. Y es tanto así que grandes instituciones del deporte como el Mánchester City u organizaciones deportivas como la NFL (National Football League), NBA (National Basketball Association) o NPB (Liga Japonesa de Béisbol Profesional de Japón) la utilizan para mejorar experiencias deportivas de los fanáticos, prevenir lesiones de sus deportistas e incluso aumentar el rendimiento de sus equipos a través de entrenamientos específicos basados en IA.

Algunas de las aplicaciones más destacadas de esta nueva tecnología en el deporte y la actividad física rondan la infraestructura de los escenarios deportivos, la planificación de entrenamientos según datos específicos y el análisis de la competencia basada en el histórico de su rendimiento:

  • Prevención de lesiones: la IA también se utiliza para prevenir lesiones y mejorar la salud física de los atletas. Al recopilar datos sobre el proceso de recuperación, se diseñan programas personalizados y de seguimiento a la evolución en tiempo real, lo que resulta de gran ayuda tanto para los entrenadores como para los atletas.
  • Marketing y periodismo automatizado: la IA se utiliza para personalizar las experiencias de los aficionados, con recomendación de contenidos relevantes. También se utiliza para generar noticias y artículos deportivos de forma automatizada.
  • Servicios médicos: a través de la IA se analizan grandes cantidades de datos médicos que proporcionan información valiosa para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Un gran ejemplo de esto es la tecnología de seguimiento de la cabeza que se utiliza en la NFL, la cual puede emplearse para supervisar el efecto de los golpes y prever posibles trastornos cerebrales.
  • Arbitrajes deportivos: La IA se utiliza para analizar jugadas y tomar decisiones en tiempo real durante los partidos. Un ejemplo de esto es el VAR en el fútbol o la revisión de línea en el tenis o el voleibol.
  • Rendimiento y estrategia: en el fútbol americano por ejemplo, la IA ayuda a los managers a recomponer la estrategia. También en beisbol, donde la tecnología de rastreo del lanzamiento se utiliza para examinar el rendimiento de la pelota, desde el momento en que es lanzada hasta su destino, así como las preferencias del bateador.

Asimismo, la IA también está ayudando a otro sector del mundo deportivo: las empresas de apuestas deportivas. Estas emplean el uso de algoritmos para pronosticar resultados, detectar irregularidades y prevenir fraudes, personalizar las apuestas de los usuarios mejorando su experiencia e identificando patrones y tendencias a través del análisis de datos.

El scouting es otro de los beneficiados por la IA pues, en la gran mayoría de deportes (ya sea individuales o colectivos), los managers o jefes de departamentos de descubrimiento de talento han tenido que analizar uno a uno el rendimiento de los nuevos prospectos; fuerza, agilidad, toma de decisiones, velocidad máxima, resistencia anaeróbica, etc. Estos aspectos ahora son procesados por una IA que reporta puntos fuertes y débiles de los y las deportistas y condensa la información de forma que los expertos puedan utilizarla de la mejor manera.

Y si bien el uso de esta tecnología es utilizada por un sector más ejecutivo en pro de alcanzar unos resultados deportivos mayores, el área gerencial o administrativa no se queda atrás.

La personalización de experiencia en los estadios, tal y como lo hace la NPB donde una aplicación emplea información de los asistentes, como su ubicación en el estadio y compras anteriores de boletos, ropa, accesorios de marca, entre otros, para ofrecer recomendaciones personalizadas en eventos futuros.

Un dilema ético

Bien lo dijo el fundador de Microsoft, Bill Gates: «la era de la inteligencia artificial está llena de oportunidades y responsabilidades. Están en nuestro futuro y podrían ser capaces de establecer sus propios objetivos, y debemos tener cautela para sacar el máximo partido y para protegernos de los riesgos y extender sus beneficios al mayor número posible de personas», esto ante la predicción del genio informático sobre un posible reemplazo, en un futuro, de uno de cada cuatro trabajos por IA la cual automatizará una gran cantidad de labores.

Si bien el uso de la IA ayuda de forma notable a las instituciones, deportistas y profesionales del deporte, también hay que hacer un alto en el camino y determinar los límites de uso de esta tecnología, pues si bien es una herramienta que se tiene que utilizar, el dilema ético entra a jugar a la cancha cuando hablamos de fijación de objetivos y toma de decisiones realizadas exclusivamente por esta misma tecnología.

También, esta cautela o prevención con las nuevas herramientas que día a día produce la IA pasa por la protección de datos sensibles, la discriminación de información engañosa o perjudicial y correcta implementación de las mismas.

En conclusión, se deben tomar las medidas necesarias, aplicar un correcto uso de estas a través de buenas prácticas en su aplicación, y aprovechar las nuevas herramientas que van surgiendo para, de esta forma, seguir transformando —para bien— el deporte, brindar un espectáculo más entretenido a los aficionados y proteger física, mental y emocionalmente a los atletas.