El «Decil de salarios del empleo principal» de la Encuesta de Población Activa (EPA), que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), no trae buenas noticias para la evolución salarial, que pasa del estancamiento a la caída: el sueldo medio bruto al mes en 2016 sufrió un descenso del 0,8% respecto al año previo, bajando a los 1.878 euros. Es la primera vez que este indicador cae desde que el INE tiene registros, en 2006. A partir de ese ejercicio la evolución del salario medio había dibujado una lenta línea ascendente que solo se frenó el año pasado.

Esta versión salarial de la EPA confirma que los sueldos más altos caen levemente respecto a 2015 mientras los más bajos se recuperan. Sin embargo, la desigualdad salarial en España sigue siendo muy alta, puesto que el decil más alto (el 10% de la población con más ingresos) cobró una media de 4.568 euros, frente a los 462 euros que ingresan los que menos salario perciben, lo que supone que la élite salarial cobra alrededor de un 900% más que los que menos perciben.

Además, aunque la desigualdad entre las rentas más altas y las más bajas se redujo en 2016, la brecha no ha jugado en favor de los más pobres en ingresos, a tenor de los datos del histórico: desde 2009 las rentas más bajas han caído casi un 7%, pero los sueldos más altos han crecido un 4,5% en el mismo periodo.

El 40% de los asalariados ganó entre 1.229 y 2.137 euros en 2016. Un 30% ganó más de 2.137 euros y el 30% restante menos de 1.229 euros, según la agrupación por deciles que construye esta encuesta salarial.

Trabajador privado, trabajador público

La edad dibuja una de las brechas clásicas en los salarios de los trabajadores españoles, pero hay otro plano que toma fuerza en las diferencias de sueldos: la retribución media bruta en el sector público alcanzó los 2.623,5 euros en 2016, mientras que en el sector privado se situó en 1.694,2 euros. Eso se traduce en que la media salarial de los empleados públicos es casi un 55% mayor que la de los trabajadores en la empresa privada. Dicho de otro modo: los empleados del ámbito privado cobran un tercio menos que los del público (un 36%), una media de 929 euros menos al mes.

Al escalón contribuyen varios fenómenos. El INE apunta que los factores que agrandan la distancia salarial entre ambos sectores son la diferente estructura ocupacional y el mayor peso de los trabajadores con estudios superiores (el 68,4% de los asalariados del sector público tiene titulación superior, frente al 38,2% del sector privado).

También hacen su parte la menor proporción del empleo a tiempo parcial (6,9% frente a 19,1% en el sector privado) y la mayor antigüedad (el 69,1% de los asalariados del sector público lleva 10 o más años en su puesto, mientras el equivalente en el sector privado es de un 34,9%).

La Administración de Comunidad Autónoma fue la que registró un promedio salarial más elevado, con una media de 2.760 euros al mes en 2016. Por el contrario, la Local presentó los salarios más bajos, con un promedio de 2.218 euros brutos mensuales de media.

Hasta el punto de que los salarios en el País Vasco son ya un 38,5% más elevados que en Extremadura, es decir, casi tres puntos más que en 2011. Es más, en tan solo tres comunidades autónomas —País Vasco, Navarra y Madrid— el salario medio supera ampliamente los 2.000 euros mensuales brutos, mientras que en Murcia y Extremadura no alcanza los 1.700 euros. Existe, por lo tanto, un distancia de más de 300 euros al mes, que multiplicados por 14 pagas suponen una diferencia salarial de 4.200 euros al año.

Los datos aparecen en la distribución por deciles salariales recogidos a la luz de la Encuesta de Población Activa (EPA), y lo que reflejan en el fondo es la especialización productiva de cada región española, lo que explica la creciente divergencia salarial. Mientras en las comunidades del interior y del oeste de España, los salarios suben menos por el menor peso de la industria y de los servicios de alto valor añadido, donde los sueldos son más altos, en el noreste, las comunidades forales y Madrid crecen más como consecuencia de su estructura productiva.

De hecho, y como sostiene Estadística, la mayor concentración de salarios altos se sitúa en el País Vasco (45,2% de asalariados con nóminas por encima de 2.137 euros mensuales), Navarra (39,2%) y la Comunidad de Madrid (37,6%). Por el contrario, en el lado opuesto, las comunidades autónomas que tuvieron mayor porcentaje de asalariados concentrados en los deciles bajos de la escala —aquellos sueldos situados por debajo de 1.229 euros brutos al mes— fueron Murcia (41,6%), Extremadura (40,2%) y Andalucía (38,2%).

La diferencia, como se ha dicho, tiene que ver con la especialización productiva, toda vez que los salarios son muy diferentes en función de los sectores de actividad. Así, por ejemplo, mientras quienes trabajan en las actividades financieras (banca y seguros) o de suministro de energía (gas y electricidad) tienen unos ingresos superiores a los 3.000 euros mensuales, en la hostelería y la agricultura el salario medio se sitúa por debajo de los 1.200 euros mensuales.

El coste de la vida

La diferente estructura salarial entre regiones, sin embargo, oculta una realidad económicamente compleja, y que tiene que ver con el coste real de la vida. De hecho, se puede tender un salario más elevado y, por el contrario, tener menor capacidad de compra, y esto tiene mucho que ver con la evolución de los precios interiores, si bien en los últimos años, a consecuencia de la crisis, la inflación se ha comportado de una forma muy moderada. En los últimos años, base 100 en 2011, los precios han subido más en Cataluña y Baleares, mientras que en Canarias y Extremadura es donde menos han crecido.

Los salarios, igualmente, tienen que ver con factores estructurales, como el nivel de desempleo. La presión salarial es mayor en las comunidades autónomas con menos desempleo —las empresas tienen que pagar más para contratar a un trabajador— o con la cualificación profesional.

Los niveles de formación, también, son la clave de bóveda de la estructura salarial. Los trabajos menos cualificados están, por lo general, peor pagados, mientras que, por el contrario, las empresas están obligadas a retribuir más por intentar retener talento o por hacer nuevos contratos. Influye también de forma determinante el nivel de empleo público en cada comunidad autónoma, toda vez que los asalariados de las distintas administraciones perciben, como media, unos ingresos muy superiores a los del sector privado.

En concreto, y según la Encuesta de Población Activa, el sueldo medio de los empleados públicos en 2016 se situó en 2.623 euros, muy por encima de los 1.694 del sector privado. Es decir, casi un 55% más. Y, lógicamente, cuanto más empleo público, más altos son los salarios medios. Extremadura, en este sentido, es un caso singular, ya que es la región con mayor porcentaje de empleo público, pero es, a la vez, donde los salarios son menores.

Hay que tener en cuenta, como sostiene el INE, que en el sector privado los trabajadores que obtuvieron un salario de más de 2.137 euros en 2016 fueron un 21,8%, mientras que un 63% de los trabajadores del sector público estuvo en este tramo de ingresos. En el sector público están incluidas todas las administraciones, así como las empresas públicas y tanto los trabajadores adscritos a Mutualidades como los que cotizan a la Seguridad Social.