En mi artículo Desafíos planetarios y economía mundial publicado el 9 de abril 2018, se señalaba que la globalidad de la especie humana y el planeta Tierra nos enfrenta a enormes y urgentes desafíos. Si bien estamos ante una inmensa crisis, esta es también una gran oportunidad, dados los enormes recursos de todo tipo de los que actualmente disponemos.

Lo que desarrollo en estos artículos no es un texto de tipo académico; no tiene más pretensión que el de entregar algunas ideas que nos sirvan para reflexionar y tomar distancia de aquello que nos convoca a diario. Tratar de pensar en el mundo en que vivimos y del presente- futuro que nos espera.

Antecedentes

En dicho artículo, se señalaba que el primer desafío es el de «tomar consciencia de la manera como estamos funcionando en este planeta». En mi artículo Consciencia para salvar el planeta, publicado del 15 de junio 2018, desarrollé algunos aspectos que nos permiten reflexionar acerca de este primer desafío.

El segundo desafío que se señalaba en aquel artículo se traducía en generar un gran movimiento planetario de las organizaciones con poder a fin de que evalúen si la acumulación del poder por el poder, como está ocurriendo actualmente, implica efectivamente «defender sus intereses». Se demostraba con claridad que desde un punto de vista racional, dadas las consecuencias nefastas que ha significado para el presente y futuro del planeta la acción de las organizaciones que tienen el poder, la respuesta a dicha evaluación era que

«no estaban defendiendo sus intereses al acumular y ejercer poder, dado que de continuar el conjunto de nuestro planeta funcionando como lo está, la probabilidad de destrucción de buena parte de lo que actualmente existe es altísima».

Lo racional nos hace pensar que esta manera de producir y de relacionarnos no puede sostenerse y que una destrucción de buena parte de lo que actualmente existe tampoco favorece a quienes actualmente detentan y acumulan el poder.

El tercer desafío para el gran movimiento planetario de las organizaciones con poder será preguntarse: ¿qué hacemos, qué medidas tomamos para modificar drásticamente la situación actual? Este tercer desafío se traduce en una respuesta práctica a la respuesta a que a nos llevó el segundo desafío, cuando esta se trasforma de «conciencia de que las organizaciones de poder no están defendiendo ni sus intereses ni menos los de la humanidad» para generar una «voluntad de cambio» y modificar la actual situación planetaria.

El fortalecimiento de visiones holísticas e integrales orientadas a salvaguardar el planeta y la especie humana

El segundo desafío que habla de los intereses de las grandes Corporaciones que detentan el poder planetario lleva a aclarar el tema de los «intereses».

¿Podemos distinguir entre el interés social planetario fundamental respecto a los intereses que son propios de cada individuo o de un conjunto de los mismos?

Para poder definir de manera general los intereses sociales planetarios, tenemos que tener una visión holística y aplicar conceptos racionales aunque amparados en principios y valores que están relacionados con aspectos tales como derechos y responsabilidades humanas, respeto y aprendizaje desde la diversidad, convicción de que nadie es dueño de la verdad ni tiene el derecho a imponer creencias y maneras de ver el mundo y el universo a los demás, menos por la fuerza, el que la dignidad y el bienestar fundamental es uno de los derechos humanos fundamentales, y así sucesivamente.

Por otra parte, teniendo en claro que planetariamente nos interesa que vivamos como conjunto humano de acuerdo a ciertos valores y principios fundamentales como los que ilustra el párrafo anterior, nuestra actual visión de «globalización», concebida como un conjunto de países y de regiones o localidades de cada país relacionadas de manera casi instantánea con todo el resto, pero de una manera autónoma, debe ir más allá cuando pensamos en cómo hacer posible un cambio en las relaciones económicas, sociales y de diverso tipo que permita llegar a un mundo diferente al actual.

La visión de globalización en su visión de países con tradiciones y culturas que les son propias y características, nos puede servir en el futuro para sostener relaciones en los ámbitos culturales, deportivos, artísticos, patrimoniales, pero no en el ámbito socio económico. Para esto último requeriremos una visión holística, más allá de países autónomos, sino de regiones planetarias según los requerimientos de producción, distribución, y concepción de los diversos ámbitos de bienes y servicios fundamentales que el ser humano como habitante planetario ha de disponer de manera mínima y segura.

Al pensar en los «intereses planetarios», y aplicando la racionalidad, es fácil descubrir que el tema de las drogas para generar adicciones, de armamentos para mantener conflictos violentos, y/o todo tipo de bienes o servicios que causan daño y destrucción, tienen que desaparecer y los seres humanos de manera holística y planetaria habrán de organizar el modo en que ese tipo de flagelos desaparezca.

Al pensar en los «intereses planetarios» los modos de producción y de uso energético tendrán que ser revisados para que paulatinamente se revierta todo el fenómeno de contaminación y calentamiento atmosférico y superando además la vergonzosa desigualdad social existente en el planeta.

Los intereses planetarios nos llevarán a concebir un equilibrio entre los requerimientos fundamentales de los seres humanos, de subsistencia, seguridad, afecto, creatividad, relaciones, trascendencia, y las necesidades generales requeridas para poder hacer posible una sociedad planetaria más justa, plena y amorosa.

Educación valórica a nivel planetario

Si bien es importante respetar las creencias, culturas, afinidades, y las diversas características de cada individuo y de los conjuntos a los que ellos pertenezcan: familia, religiones, clubes y asociaciones, cofradías de cualquier tipo, es fundamental incorporar como forma de pensamiento y sentimiento generalizado el respeto a la diversidad y la validación del otro/a como legítimo. No será aceptable la imposición de formas de pensamiento que traten de imponer ciertas ideas o creencias ni que discriminen por motivos tales como religión, ancestros, opciones de género, etnias, y cualquier tipo de aspectos como los señalados.

La educación planetaria ha de inculcar valores de solidaridad, colaboración, derechos ligados a responsabilidades, respeto a la diversidad, validación de los seres humanos diferentes a cada cual, de manera que junto a sus propios modos de pensar, actuar y sentir, valide los que otras personas puedan tener por mas diferentes que sean a los suyos.

La educación a nivel planetario y los sistemas de información y de formación cultural, han de ir formando una «mentalidad planetaria» que compatibilice la propia manera de ser y actuar, sus propias características de todo tipo, incluyendo sus diversas pertenencias, con los valores y principios planetarios que incorporan a todo el conjunto de la humanidad en sus diversas expresiones y en su enorme riqueza de vida.

La educación a nivel planetario tendrá en común en todos los lugares y en todas partes, una fuerte base de incorporación mental de principios de no discriminación, de apertura mental a lo diverso y de respeto a la vida, cualquiera sea la forma como ella se exprese. Los conceptos de superioridades étnicas, religiosas, sociales, o de cualquier tipo, han de ser desterradas de manera eficiente.

Ello no impedirá que las expresiones de tipo cultural, religioso o espiritual, artístico, o de cualquier tipo se expresen en cada individuo en toda su diversidad como forma del respeto a la misma. Y a su vez cada ser humano validará las diferencias que puedan existir como una manera de manifestación del Universo en nuestro planeta.

La educación planetaria ha de infundir una debilitación de los conceptos dogmáticos y la desaparición de las visiones fanático-religiosas e intransigentes mostrando que como seres humanos nadie tiene la última palabra y que el concepto de lo divino es propio de cada cual y/o de cada grupo humano que lo comparte, pero que son sólo creencias que si bien son muy válidas para quienes la sustentan, sólo tienen sentido para su propia vida interior y no para imponérselas a otros, menos por la violencia.

De las ideologías

Ante los cambios tecnológicos y científicos que acontecen y ante el desafío de superar esta crisis que amenaza la subsistencia misma planetaria, tenemos el desafío de ir encontrando nuevos modos de relacionarnos y de gobernarnos.

Tenemos que abrir nuestra mente y aplicar nuestra voluntad en dejar de lado las ideologías que nos llevan a conflictos, que nos alejan en lugar de acercarnos a las posibles salidas para lograr un planeta donde los seres humanos vivamos en paz y en armonía.

Las ideologías cerradas denominadas de «izquierdas o derechas» comienzan a perder sentido cuando lo que buscamos es solucionar armónicamente la manera como nos relacionamos, buscando una manera equilibrada, utilizando los diversos recursos de los que disponemos con la meta clara de generar un planeta de acuerdo a la visión holística del mismo y a los valores y principios que como conjunto planetario hemos definido.

Las ideologías dejan de tener fuerza intrínseca y son reemplazadas por modos de ser de cada cual o por un modo de relacionarnos tanto desde nuestras vidas individuales como desde cada conjunto o subconjunto del que vayamos formando parte.

Estos temas son simplemente una invitación a reflexionar y a pensar en un mundo mejor y en ser también mejores individuos.