El mundo de la moda es percibido casi siempre como un entorno frívolo, consumista y ajeno a los problemas reales de la sociedad. Siempre que se piensa en “moda” vienen a la cabeza las imágenes de las pasarelas internacionales con estereotipos de belleza imposibles de alcanzar, prendas de precios desorbitados y fiestas para personas VIP en los backstages.

Sin embargo, existen otros tipos de moda. Este sector está demostrando, cada vez más, que aporta nuevas opciones y áreas para la sostenibilidad, la inclusión y el compromiso social. De hecho, la moda sostenible es una tendencia al alza. Actualmente hay más diseñadores comprometidos con los problemas medioambientales que deciden aceptar el reto de convertir el plástico PET, los neumáticos o el papel en materiales reutilizables para sus diseños.

En este sentido, existe ya una variada gama de productos a base de materiales que ya tuvieron otra vida, como es el caso de las ruedas de vehículos, que después de rodar y rodar, vuelven a ser útiles al calzar pies en forma de sandalias o al ser convertidos en modernos bolsos y mochilas e, incluso, en objetos de decoración. Marcas como Rika, Isendra Bags, Cyclus o Neumática han conseguido que los residuos de rodantes tengan una vida útil más larga, a la vez que permiten que el planeta sea un lugar más limpio.

Por otro lado, las botellas de refrescos o agua mineral también están demostrando tener mucha versatilidad después de ser vaciadas. Algunos recipientes son transformados en originales lámparas, o son convertidas en tejido para elaborar abrigos de alta calidad y resistencia. La empresa española Ecoalf tiene colecciones enteras de ropa y complementos hechos a base de botellas de plástico, goma o redes de pesca.

La tecnología y la investigación para desarrollar nuevas técnicas de fabricación están permitiendo hacer diseños atractivos y competitivos con los productos de materias primas originales. La transformación y extracción de los materiales de los objetos ya usados hace que puedan fabricarse fibras artificiales como el poliéster o la poliamida para crear tejidos confortables, aislantes e impermeables, así como diseños atractivos para los consumidores.

El papel también ha demostrado ser un buen aliado de la moda más concienciada con el medioambiente. Andy Warhol ya demostró en su momento que utilizar el papel para diseñar vestidos era una idea muy original, pero poco práctica para el uso cotidiano. Sin embargo, algunas diseñadoras utilizan este material para crear arte y exponer sus diseños en pasarelas y museos. Este es el caso de Zoe Bradley, Lia Griffith, Bea Szenfeld, o Violise Lunn; esta última también se atreve a emplear el papel para hacer zapatos. Quizá las mayores exponentes del reciclaje para la moda sean Elisabeth Lecourt, que usa mapas de toda clase para hacer vestidos y camisas, y Jolis Paons, quien utiliza periódicos para elaborar elegantes trajes.

Independientemente de la practicidad de algunos productos, el mensaje que lanzan estas iniciativas es que el consumo de materias primas es limitado y los habitantes del planeta deben tomar conciencia de que los residuos tienen muchos usos, si son depositados en los lugares correctos. El mundo de la moda y la decoración está demostrando que los animales marinos no tienen que terminar atrapados en redes, ni tragar plásticos tirados al mar. Las montañas de neumáticos también pueden tener un futuro alternativo al desguace. Solo es necesario hacer un pequeño esfuerzo para reciclar y volverlos a utilizar.