Las colecciones de algunos diseñares hacen que uno se pregunte: “¿quién se pone eso?”, como las primeras colecciones de Ágatha Ruiz de la Prada, antes de que descubriera la versatilidad del estampado de corazones y estrellitas en los colores básicos del parchís. Alexander McQueen también fue un gran transgresor de la moda y algunos de sus modelos parecían imposibles de llevar, a menos que formaras parte del rodaje de La Guerra de las Galaxias.

Sin embargo, el relevo de las apuestas arriesgadas para los estilismos lo han tomado las blogueras. Sobre todo, aquellas chicas anónimas que comenzaron compartiendo sus gustos y comentarios sobre la ropa que llevan a través de Internet. De este modo, casi sin pretenderlo, comenzaron a ganar adeptas a sus entradas. Muchas de ellas han conseguido vivir de sus blogs y en las principales citas de la moda internacional, junto a la sala de prensa, se pueden ver las zonas de “blogger” reservadas para estas nuevas creadoras de tendencias.

Buceando en este nuevo sector, vuelve a tener lugar la pregunta de “¿para qué se visten de ese modo?”. En general, los estilistas suelen hacer de la ropa un tipo de expresión de sí mismos. La persona no elige al azar qué prendas va a combinar y, sobre todo, la discreción parece estar considerada como una mala opción. Quien haya asistido a algunas de las Fashion Week de Madrid, Milán, París o Nueva York lo sabe. Y, si no, simplemente hay que ojear las llamadas revistas “femeninas”, como Vogue, Elle, Telva o Marie Claire junto con sus suplementos de “stylish”, donde se recogen todas las tendencias de las pasarelas y del “estilo callejero”. Esto último hace referencia a las tendencias que marcan las bloggers más famosas cuando asisten a los desfiles. Colores, tejidos y prendas que a primera vista uno se pondría para ir a una fiesta de disfraces, las “It bloggers” las convierten en un signo de identidad y en lo más chic de la temporada. Quizás la persona que mejor representa este tipo de dress code es el personaje protagonista de Sexo en Nueva York. Carrie Bradshaw. ¿Alguna vez no se han preguntado dónde iba Carrie con esas combinaciones imposibles? Pues ahora sus fans más fieles se han hecho mayores y marcan estilo.

Debido a esto, muchos chicos se preguntan "¿Para quién se visten las chicas?". Pues, en un porcentaje muy elevado, para las otras chicas. Solo una mujer sabe apreciar el acierto o el error de la combinación de los complementos de otra mujer, puesto que, para impresionar a un hombre, la vestimenta femenina solo debe cumplir una única función: realzar los encantos. Sin embargo, la moda va mucho más allá. Si no, el espectáculo de los desfiles y la composición de los edito de las revistas de moda dejarían de tener sentido.

De hecho, retomando el ejemplo de Carrie Bradshaw, llama la atención cómo adaptaba su tipo de vestimenta según si quedaba con sus amigas o si iba a ver a alguno de sus novios. Aunque siempre iba vestida como si fuera a ver un desfile de Dolce & Gabbana, cuando quedaba con sus amigas sus estilismos podían llegar a ser considerados excéntricos y poco favorecedores, mientras que cuando tenía una cita se vestía de una manera más discreta con algún complemento más llamativo, como los zapatos.

En la vida real, fuera de las series de televisión, las chicas dejan ver su lado más fashion en los eventos de protocolo exigente, como en las bodas. Los chicos lo tienen muy sencillo: traje con corbata, salvo que sea una boda temática. Pero las chicas suelen volverse locas buscando ese “modelito” perfecto que incluye vestido, zapatos, bolso y tocado. A la pregunta de muchas parejas de “¿por qué no puedes llevar el mismo vestido que la última vez?” se unen las tres horas de media para prepararse para el evento. Y es que la “divinidad”, al igual que la fama, tiene un precio y hay que pagarlo, lo cual se traduce en ser original a través de los outfits. Imposible repetir looks.

Desde luego, el despliegue de medios en este tipo de eventos no va destinado, en términos generales, a impresionar a los hombres, sino a las otras mujeres. Si no, que les preguntes a bloggers como Hanne Gaby Odiele, Chiara Ferragni o Leandra Medine, cuyos estilismos acaparan el interés de las cámaras y la admiración de las otras fashionistas, a la vez que ganan el galardón de la “moda anti-hombres”. En el caso de Leandra Medine, su blog se llama así, “man repeller”, y es que las prendas se han convertido en una forma de expresión artística, causando tanta fascinación en unas como aversión en otros.