Do teu verdor cinguido e de benignos astros, confín dos verdes castros e valeroso chan, non des a esquecemento da inxuria o rudo encono; esperta do teu sono Fogar de Breogán.
(De tu verdor ceñido y de benignos astros confín de los verdes castros y valeroso suelo. No des al olvido de la injuria el rudo encono; despierta de tu sueño Hogar de Breogán).

Cuenta la historia recogida en Libro de las Conquistas Irlandesas o Lebor Gabála Érenn, como se conoce en gaélico, que la isla fue invadida por los celtas gallegos. Breogán, el rey celta que por aquel entonces gobernaba Galicia construyó en Brigantia (actualmente A Coruña) una torre, la Torre de Hércules, desde donde se podía ver el sur de Irlanda, a donde se dirigió una expedición en la que Ith, su hijo, fue asesinado.

Dice la leyenda que, en venganza, Míl, el nieto del rey, navegó de nuevo hasta la isla y la conquistó. A pesar de que no se sabe lo que hay de cierto en estos textos y en el propio himno de la comunidad, que describe a Galicia como el hogar de Breogán, diferentes estudios como The Blood of the Isles (La Sangre de las Islas) publicado por Bryan Sykes, han encontrado relaciones genéticas entre los habitantes de Irlanda y Reino Unido y los gallegos.

Sin embargo, y a pesar de todas estas conexiones de leyenda o realidad, Galicia es a día de hoy la gran desconocida de la cultura celta.

Las siete naciones celtas

La Liga Celta o el Congreso Internacional Celta, que aúnan bajo el requisito de hablar en la actualidad un idioma de origen celta a Irlanda, Gales, Escocia, la Isla de Man, Conualles y la Bretaña francesa, han convertido a estas naciones en herederos directos de esta cultura.

De esta forma, Galicia, cuya lengua gallega no conserva más que topónimos y palabras sueltas con origen en estos pueblos, queda excluida del grupo a pesar de que sus verdes paisajes y montañas están plagados de infinidad de castros, monolitos y símbolos grabados en sus piedras y que tienen su origen en este pueblo de hace más de 3.500 años.

Sin embargo, más allá de la magia de los druidas, espíritus y brujas que, como en Escocia, se adueñan del folklore gallego, este no sería nada sin el sonido de sus panderetas, tambores y gaitas. Un instrumento que conecta ineludiblemente a las siete naciones célticas.

Conexiones musicales: Carlos Núñez y The Chieftains

En Galicia predomina el sonido de las gaitas, dueñas y protagonistas de todas sus fiestas y celebraciones, pero sus nexos musicales con las otras naciones celtas van mucho más allá de este instrumento.

El concierto ofrecido en el marco de las actividades del Jacobeo de 2004, en Vigo, en el que el gaiteiro gallego Carlos Núñez compartió escenario con el famoso grupo de música tradicional irlandesa The Chieftains es un ejemplo perfecto para ver muchas de las conexiones entre la música y el baile de Galicia e Irlanda.

En un escenario presidido por dos trisqueles celtas, Núñez, reconocido internacionalmente como uno de los mejores gaiteiros del mundo, presentaba a sus compañeros de actuación, The Chieftains, precisamente los encargados de descubrirle cuando el famoso músico contaba con tan solo 13 años.

Una de las piezas que tocan a lo largo de su actuación es la tradicional Muñeira de Chantada. Nuñez preside el escenario con su inseparable gaita gallega, junto con Paddy Moloney, líder de la banda, a cargo de la gaita irlandesa y el resto de los Chieftains con sus flautas y violines y otros músicos gallegos con sus tambores y panderetas. La escena se completa con dos parejas bailando la muñeira y tres bailarines de River Dance, dos bailes tradicionales diferentes pero que parecen formar parte de una coreografía común.

El concierto no es más que un ejemplo del trabajo de Carlos Núñez y The Chieftains, famosos en ambos casos por investigar a fondo la cultura musical celta, tan ligada a sus tierras de origen. Los irlandeses han llegado a publicar un disco dedicado a Galicia, y su líder, Paddy Moloney, ha llegado a asegurar en el libro de presentación de Santiago, que es como se conoce este trabajo, que Galicia es “el país celta más desconocido del mundo”.

Y es que Galicia comparte con Irlanda no solo la música de sus gaitas, sus tradiciones y cultura, también la historia de sus gentes, históricamente acostumbradas a emigrar, dejando atrás su tierra pero nunca sus raíces. Es por eso que hoy medio mundo se tiñe de verde en San Patricio, patrón de Irlanda, o por lo que hay casas y asociaciones de Galicia repartidas por todo el planeta.

Quizá sean todos estos nexos en común los que hacen que los gallegos, con su arraigado sentimiento de morriña por su tierra, se sientan a la vez calmados y reconfortados cuando están en la “isla verde”, donde es seguro que la calidez de sus gentes, el parecido de sus culturas, su clima y sus paisajes, junto con el sonido de alguna que otra gaita, les remueva y saca muy a menudo una sonrisa. Y es que al final, por lejos que estén de su tierra, todo queda “en casa”.