¡3…..2…..1…Vacaciones! La cuenta atrás aún está en marcha para algunos pero es un hecho que, por fin, han llegado los días de descanso, desconexión, relajación y del “dolce far niente” para la mayoría (excepto para los que tenemos hijos, claro, que todo lo descrito antes es un poco relativo).

Antes de poder tirarnos a la sombra de la sombrilla es normal pasar por un periodo de estrés necesario que nos lleve en volandas hasta los ansiados días de descanso: dejar cerrados los temas de trabajo, comprar las cremas solares, un bañador o bikini, hablar con alguien que te pueda cuidar al gato mientras tú estás fuera… cada loco con su tema y con su preocupación particular.

Pero lo importante es que las vacaciones sean sagradas y que estén pensadas y perfectamente organizadas para que esa angustia inicial se vaya disipando y vaya dando paso a una relajación corporal y mental rayando el estado zen. Pero ojo con relajarse más de lo necesario, porque la vuelta de las vacaciones puede ser un bofetón de realidad muy duro de afrontar. Lo idóneo sería alternar momentos de descanso con una ligera actividad cerebral y muscular que nos permita hacer la rentrée laboral con buen ánimo, o por lo menos sin depresión post-vacacional.

Para ello, recomiendo 10 sencillos trucos para poder encontrar ese equilibrio durante nuestro periplo estival:

  1. Lectura apetecible: no consiste en coger el primer libro que tengamos en la librería o descargarse en el e-book el libro más barato que haya en Internet. Entérate de cuáles son los libros más entretenidos, “enganchones” y que vayan mejor con tu personalidad para poder meterte en la historia de inicio a fin y disfrutarlo a tope. Estos días hay muchos artículos en Internet en los que se detallan los últimos libros publicados con sus correspondientes reseñas informativas. El espía que engaño a Hitler, de José María Beneyto, para los amantes de la novela negra con tintes históricos; El libro de los Baltimore, de Joël Dicker, para quienes siguieron la historia de Marcus Goldman en Harry Quebert, del mismo autor; o Nora Webster, de Colm Tóibín, ambientado en la Irlanda de finales de los 60 son algunas de mis recomendaciones.
  2. Idiomas en 5 minutos: con esto no me refiero a que sea posible aprender idiomas en tan solo 5 minutos, pero la gente que viaja a menudo por trabajo cuenta en su móvil con apps como Duolingo o Busuu y afirman que con una dedicación de 5/10 minutos en el aeropuerto o durante el desayuno en el hotel es suficiente para adquirir conocimientos de idiomas varios, vocabulario y pronunciación. Solo necesitarás mover un dedo mientras descansas frente al mar o a la piscina.
  3. Escuchar música nueva: ¿por qué no buscar esas canciones que oyes en la radio y no sabes ni cómo se llaman o esos grupos que tus compañeros de trabajo adoran y que tú no sabías ni que existían? Es un buen momento para crearte una lista de canciones diferentes para abrir tus oídos a sonidos nuevos que, algunos, igual no te gustan pero otros puede que se incorporen a tu lista de favoritos.
  4. Meditar siempre es una buena idea. Aprovecha los momentos de relajación para cerrar los ojos y no pensar en nada. Los expertos aseguran que, si te creas el hábito de hacerlo a la misma hora todos los días, podrás incorporarlo a tu actividad diaria con los consiguientes beneficios para tu salud. No hace falta que sea una meditación guiada. Escoge la forma que mejor te va a ti para desconectar de las preocupaciones por un rato.
  5. Hacer deporte ligero: si no sueles ejercer tu cuerpo durante el año, no te recomiendo que entrenes como si no hubiera un mañana. Consiste en que en vez de hacer el muerto sobre el agua como toda actividad acuática, aproveches para nadar y, así, ejercitar brazos y piernas. Pasear por la orilla del mar o en un paseo marítimo o hacer unas sencillas sentadillas o abdominales sobre un par de toallas puede ser suficiente para mantenerte medianamente activo y no dejar que los tintos de verano y los helados de chocolate campen a sus anchas por tus caderas o tripa.
  6. Hacer una lista de actividades que iniciar en septiembre: a veces es bueno tener una mirada puesta en el horizonte y planificar acciones ilusionantes que pueden estar relacionadas con el ocio o el trabajo, dependiendo de cada uno. Para mí son como los propósitos de año nuevo pero aprovechando el “nuevo curso”. Desde salir a correr o a pasear rápido aprovechando que aún hace buen tiempo, organizar una quedada con amigos que no hemos visto hace tiempo o buscar entre nuestros conocidos un mentor con el que mantener conversaciones mensuales a modo de sesión de coaching son algunas de las actividades que se podrían incluir en esa lista.
  7. Leer noticias interesantes: aunque lo normal es leer las noticias que acontecen diariamente a través de las apps y los periódicos online, hay otras noticias interesantes relacionadas con temas como tecnología, negocio, viajes, teatro e incluso cotilleos que puedes recibir en tu email si te suscribes a las mismas. En mi caso, me gusta dedicar unos minutos todos los días de verano a leerme las noticias que me llegan al email de Wired, Fast Company o Yorokobu.
  8. Aprender cosas nuevas: el trabajo consume mucho de nuestro tiempo y no tenemos la posibilidad de leer sobre temas que nos permitan aprender cosas nuevas. Hay apps que, en escasos minutos, te ofrecen datos interesantes sobre temas muy variados a través de píldoras informativas diarias. Es el caso de Highbrow. Su eslogan es “sé más listo en 5 minutos” y es cierto. Puedes elegir entre diversas materias como psicología, negocio, arte, productividad o lógica y cada mañana recibes un email con un pequeño párrafo para poder hacer realidad aquello de “nunca te acostarás sin saber una cosa más”.
  9. Llamar a alguien con quien no hablas desde hace mucho tiempo: por el placer de saber de uno de tus amigos lejanos y sobre todo para escuchar. Ya hablamos demasiado durante el año, pero escuchar historias nuevas de alguien y practicar el tan poco ejercitado “arte” de escuchar es importante también.
  10. Dormir la siesta: si te lo permiten los ruidos externos de niños o vecinos, es el momento de demostrarle a los extranjeros que sí, que de vez en cuando (aunque no tanto como quisiéramos) sí que nos abandonamos en los brazos de Morfeo porque es reconfortante y…¡porque nos apetece!

Lo importante es que podamos pasarlo bien estos días y eliminar el estrés. Dejar el encefalograma plano está bien pero es preferible que la vuelta no sea demasiado dura. Si nos mantenemos activos durante al menos un par de horas al día, no lo lamentaremos. ¡Felices vacaciones!