Son muchas las ocasiones en las que las manifestaciones religiosas son también culturales y populares. En España, una prueba de ello es la Semana Santa que ha adquirido una dimensión tal, debido al valor de las imágenes portadas y al trabajo de cientos de personas, que traspasa la pura materia religiosa.

La Semana Santa más conocida es la del sur de España -Sevilla o Málaga- pero Castilla y León es una de las comunidades con más celebraciones de este tipo y de diverso estilo. Ejemplos de ello son Valladolid, donde el valor artístico de las piezas confiere una gran importancia a la misma, o Zamora, donde el recogimiento es la tónica reinante. Castilla y León es la comunidad con mayor número de estas celebraciones declaradas Fiesta de Interés Turístico Internacional como son Ávila, León, Medina del Campo, Medina de Rioseco, Palencia, Salamanca, Valladolid y Zamora.

Centrándonos en León, su Semana Santa, propulsada por 16 cofradías, también cuenta con importantes obras que se portan al hombro de los conocidos braceros. Juan de Juni, Juan de Ancheta, Gaspar Becerra, Gregorio Fernández, Luisa Roldán, Luis Salvador Carmona o Víctor de los Ríos firman algunas de estas piezas.

La Semana Santa se desarrolla entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección y transcurre entre procesiones que evocan la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Dichas procesiones son organizadas por cofradías y hermandades, la más antigua de León parte del siglo XVI. La Semana Santa de León cuenta con varios actos solemnes y particulares como La Ronda, organizada por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Tiene lugar en la noche del Jueves Santo y consiste en ir “dando toques” para llamar a la procesión de Los Pasos que tendrá lugar en la primera hora de la mañana de Viernes Santo. En dicha procesión, más de 4.000 papones de la cofradía portan un total de 13 pasos, que recrean los momentos centrales de la Pasión. La mayoría de estos son obras del siglo XX debido al incendio que asoló la cofradía.

En tono más jocoso, en la noche de Jueves Santo, la ciudad de León se convierte en centro de las celebraciones paganas con la procesión de Genarín. A principios del silgo XX, el pellejero, amigo de los burdeles y borrachín Genaro Blanco, fue atropellado por el primer camión de basura de la ciudad de León. Así surgió la tradición, entre quienes lo conocieron, de recordarle con una procesión. De esta forma nació una “Cofradía” que atribuyó “milagros” a Genaro, como la victoria del equipo local, apoyado en la figura de los cuatro evangelistas, cuatro leoneses que recitaron durante años los poemas que acompañan la celebración. La procesión discurre por los bares del barrio Húmedo de la ciudad para finalizar en el cubo donde Genaro fue atropellado, al que uno de los hermanos trepa para depositar una corona de laurel, queso y otras viandas.

Otras celebraciones de la semana de la Pasión que han adquirido una gran relevancia son, entre otras, la de Astorga, apoyada por las nueve cofradías, hermandades y archicofradía de la ciudad. La más antigua de ellas es la Cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón, cuyas primeras ordenanzas datan de 1568 aunque podría ser anterior ya que nació al amparo de los franciscanos del Convento de San Francisco de la ciudad. Cuatro son las procesiones que organiza esta cofradía. Siendo una de ellas de gran recogimiento. Se trata de la procesión penitencial, que tiene lugar en la madrugada de Viernes Santo. El paso de los cofrades por la muralla de Astorga, iluminados solo por sus farolas, es desgarrador. Como lo es uno de los actos centrales de la Semana Santa de Astorga, el Desenclavo, que tiene lugar en la tarde de Viernes Santo en la Plaza Mayor y que también realiza esta Cofradía ante los ojos de miles de personas.

La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad es la segunda hermandad más antigua de la ciudad, nacida al amparo de los Dominicos y encargada, a primera hora de la mañana de Viernes Santo, de realizar la carrera de San Juanín. La Plaza Mayor es el escenario perfecto para que la imagen de San Juanín, portada por cuatro braceros, corra al encuentro de la Virgen para anunciarle el prendimiento de su hijo. Esta se encuentra al mismo cargado con la cruz, mientras la Verónica le enjuaga la cara y esta queda impregnada en el sudario. Una perfecta conjunción de hechos que la cofradía representa de manera perfecta.

Es solo un resumen del significado que tanto para fieles como para amantes del arte y la cultura tiene la Semana Santa que, en la provincia de León, se ve regada de limonada y alimentada de torrijas.