Chile, un país rico en historia, patrimonio y cultura, alberga numerosos lugares que nos transportan a tiempos pasados. Uno de estos lugares es Sewell, una ciudad minera que una vez fue el corazón de la industria del cobre del país.

Hoy, las rutas guiadas a Sewell ofrecen a los visitantes la oportunidad única de sumergirse en la historia y descubrir los secretos que yacen en este lugar, único en su tipo, gracias a la gestión que realiza Fundación Sewell desde el año 2007 (fundación sin fines de lucro, creada por Codelco) en la difusión y conservación de este espacio ubicado en la comuna de Machalí, a 150 kilómetros al sur de Santiago y a 64 kilómetros de la ciudad de Rancagua, Región de O’Higgins.

Importante también es saber que Sewell, actualmente, es Monumento Nacional de Chile desde 1998 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el 2006 por ser un ejemplo de las ciudades industriales de principios del siglo XX.

Parte de la Historia de Sewell

Al visitar Sewell, a través de las visitas guiadas que realiza exclusivamente Fundación Sewell, te empapas completamente con la historia y energía del lugar.

En un viaje de dos horas desde Rancagua, el camino da cuenta de la importancia de Sewell para los habitantes de la zona y muy especialmente para los sewellinos, trabajadores del lugar quienes hicieron familia allí durante décadas.

También conocida como Ciudad Minera de Sewell o Campamento Sewell, fue fundada en 1905 y sirvió como un importante centro para la explotación del cobre. La ciudad se construyó en las laderas de la Cordillera de los Andes y llegó a ser conocida como la ciudad minera más alta del mundo.

Llegó a albergar a 15 mil habitantes, siendo la década de los 60 donde alcanzó su mayor apogeo. Mas a principio de los 80, luego de la nacionalización del cobre en 1971, se decidió trasladar a sus habitantes a la ciudad de Rancagua. Ya en 1982 queda deshabitado, quedando abandonado por años y a la vez saqueado por lo que hoy, sólo se conserva el espacio central de lo que fue Sewell en su totalidad.

Experiencia de las visitas guiadas

Las visitas guiadas a Sewell ofrecen a los turistas la oportunidad de explorar los restos bien conservados de esta ciudad minera.

En esta oportunidad, nos guio Ale y Angélica quienes conocieron, siendo pequeñas, este lugar en donde trabajaron por algún tiempo sus padres y familiares, reconociendo que el visitar Sewell en los años 70 era un tremendo panorama que quedó atesorado en sus corazones y plasmado en sus recuerdos que hoy comparten con los turistas.

Ya en Sewell, los visitantes podemos caminar por las estrechas calles empedradas, admirar la arquitectura de la época y descubrir la vida cotidiana de los mineros y sus familias. Los guías no sólo comparten datos históricos, sino también relatos personales que dan vida a la historia de Sewell.

Sus principales atracciones

Personalmente, este tour fue muy interesante desde que salimos de Rancagua hasta llegar a las instalaciones del Sewell, con una breve introducción en el Club Social principal el cual estaba reservado para la élite del lugar, denominados Rol A, siendo restaurado en 2007 (junto al Museo de Sewell), conservando el techo original y algunas de sus murallas. Allí mismo, encontramos una gran piscina, la única temperada de Chile en su época.

Durante el recorrido por esta ciudad de las escaleras, los participantes pueden visitar sus lugares más emblemáticos, como los departamentos para familias y para solteros, cuyos edificios tienen entre dos a cinco pisos, todos de madera de Pino Oregón, entre otros, y sin ascensor (excepto el Hospital). Hoy, dos de estos departamentos están ambientados con mueblería y decoración de antaño, siendo un momento muy lindo para quienes valoramos este tipo de recuerdos.

Del mismo modo, en las visitas guiadas ingresamos al edificio Club Social para la clase B y C, donde estuvo el Departamento de Bomberos y Carabineros y donde se encuentra un mural especial, creado por el artista regional Claudio Goicolea denominado La Tragedia del Humo, donde relata el antes y el después de un incendio que se produjo dentro de la mina subterránea el 19 de junio de 1945 y donde fallecieron 357 mineros. Tras este lamentable hecho, en Sewell se instauró el Departamento de Prevención de Riesgo, establecido hasta hoy en todas las instituciones públicas y privadas del país.

Además, las visitas incluyen el ingreso a su Salón de Palitroque (Bowling), que de igual forma fue único en su tiempo; el cine que proyectaba películas de la MGM (sólo en inglés) antes que en cualquier otra ciudad del país; la iglesia que en sus orígenes fue presbiteriana y que acogía todos los credos; y el museo que es un lugar de primer nivel.

En este edificio de tres pisos, aconsejan comenzar desde el tercero, donde encontramos la historia del cobre, utensilios del mundo y de diversos siglos que utilizan este mineral, una sala con maquetas sobre la arquitectura de Sewell, otro espacio con imágenes y utensilios de la época y sus funcionarios, una sala de geología, imágenes del recuerdo y la exploración de un túnel minero, brindando una perspectiva única de la dura realidad que enfrentaban los trabajadores en su búsqueda de minerales valiosos.

Qué tener en cuenta al visitar Sewell

Si planean una visita a Sewell, hay que saber que la altitud puede afectar a algunas personas, al estar a unos 2.000 msnm. Mas el lugar cuenta con ayuda en caso de sufrir algún malestar. En mi visita me sentí de lo más bien y el grupo en general también.

Además, se debe llevar ropa cómoda y calzado adecuado para caminar, ya que las visitas suelen incluir recorridos a pie por terrenos algo irregulares. Y visitar el lugar sin expectativas porque, realmente, se sorprenderán con su historia.

Las visitas guiadas a Sewell ofrecen una ventana al pasado, permitiendo a los visitantes conectarse con la historia minera de Chile de una manera única. Descubrir los vestigios de esta ciudad perdida es una experiencia inolvidable que deja una impresión duradera y un mayor aprecio por el legado industrial de la región.

Quienes se interesen en la historia de Chile y buscan una aventura única e irrepetible, Sewell les espera todo el año. Yo espero volver pronto, en invierno, pues de acuerdo a lo señalado por las guías, los colores son distintos, el entorno está rodeado de nieve y, en mi caso, tendré más tiempo para profundizar en espacios que me quedaron pendientes y en contemplar las maravillas de este icónico lugar.