La “c” con la “a”, ca, la “m” con la “i”, mi; la “s” con la “a”, sa. La palabra que los alumnos de Sofía están aprendiendo a leer es “camisa”. Sofía es maestra de alumnos de 5 años y hoy están empezando a leer algunas palabras. Para que ello suceda, se producen en el cerebro conexiones especiales que son las que permiten que seamos capaces de asociar cada una de las letras a su sonido fónico correspondiente. Sin embargo, esta evolución no sucede igual entre todas las personas, y hay algunos alumnos de Sofía a los que les resultará más difícil y tendrán más complicaciones para leer “camisa”. Es uno de los problemas que tienen las personas que padecen la dislexia, que encuentran más obstáculos a la hora de interpretar la escritura y comprender su vinculación a los diferentes sonidos del habla, por lo que es habitual que en el momento de escribir ciertas palabras pongan las letras en un orden diferente o inviertan alguna de las letras. Conocen la palabra y su significado, pero no pueden escribirla correctamente

La dislexia es un trastorno neurológico que afecta a la lectura y el entendimiento de un idioma. La confusión de letras o sílabas, la omisión de letras o palabras, así como problemas de coordinación psicomotriz son algunos de los síntomas que puede padecer una persona afectada por la dislexia. No obstante, su aparición no es siempre a temprana edad, y se han observado casos en los que se detecta esta dificultad después de haber pasado el bachillerato o incluso la Universidad. Según estimaciones, se apunta que solo en España, entre un 10% y un 15% de la población padece dislexia.

Los expertos distinguen dos tipos de dislexia: la adquirida y la evolutiva. La primera está ocasionada por un accidente cerebrovascular, así como un traumatismo craneoencefálico o un tumor cerebral; en cambio, la evolutiva se va manifestando en función del desarrollo y crecimiento de la persona afectada.

Desde la Disfam, la Asociación de Dislexia y Familia, alertan de que la vida afectiva de los niños con este trastorno puede verse afectada con motivo de sus fracasos escolares y dificultades en la vida diaria en comparación a sus compañeros, provocando cambios emocionales y de comportamiento que afectan a la alimentación o el sueño, también ocasionando cambios de humor o ansiedad.

Un reciente estudio publicado en la revista Science explica que este trastorno del aprendizaje puede tener como origen una defectuosa conectividad entre dos regiones del cerebro. Hasta entonces, la dislexia estaba asociada a una representación mental defectuosa entre las palabras y los fonemas. No obstante, este estudio cambia de perspectiva y lo traslada a otro campo, dando mayores posibilidades en la investigación de la dislexia.

Bart Boets, psicólogo en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y principal autor de la investigación, llegó a esta conclusión a través de un estudio que permitió confirmar la hipótesis. Esta consistió en observar a través de una resonancia magnética el cerebro de 45 estudiantes entre 19 y 32 años. 23 de ellos tenían dislexia. Así, con imágenes en 3D, pudo estudiar las señales del cerebro. Para ello, el equipo de Boerts empleó una técnica para la que se necesita una gran representación mental de los diferentes fonemas. Esta técnica, llamada “análisis de los patrones multvóxel”, se encargaba de que los participantes del estudio escucharan una serie de sonidos a los que después tenían que identificar y saber cuál de ellos era diferente.

Para sorpresa de los investigadores, la actividad neuronal en la corteza auditiva de los participantes con dislexia dio señales distintas para cada sonido. En cambio, las imágenes de su cerebro revelaron que los disléxicos tenían una reducida coordinación entre las cortezas auditivas y el área de Broca, zona del cerebro responsable del procesamiento del lenguaje.

Por lo tanto, se descubrió que la diferencia en las reacciones de las personas que tienen dislexia y los que no sufren este trastorno neurológico se halló en la rapidez a la hora de responder, que según la investigación, las personas con dislexia respondían un 50% más lento. Esto conlleva a deducir que el problema de la dislexia se encontraría en un defectuoso acceso de estos sonidos a la zona del cerebro encargada de procesar el sonido.

Sin embargo, a pesar de la importancia de esta investigación, las personas con dislexia todavía no tienen una solución y continúan necesitando tecnologías y ayudas aplicadas a su trastorno que les permita tener un desarrollo lo más normal posible en las aulas.