Roberto Ippolito, es escritor, periodista y organizador cultural, durante mucho tiempo fue editor económico del diario La Stampa, se desempeñó, además, como director de comunicación y relaciones de la organización empresarial Confindustria y fue profesor en la escuela de periodismo de la Universidad Luiss de Roma. Es autor de interesantes libros de investigación sobre legalidad y cultura: el último de ellos es Delitto Neruda (Chiarelettere) con las revelaciones sobre la muerte del poeta: habría sido asesinado, y no muerto por un tumor terminal.

Durante algunos años, Ippolito realizó una exhaustiva investigación, con la recopilación de documentos de todo el mundo: el trabajo realizado le permitió afirmar que Neruda fue asesinado. Al mismo tiempo, la investigación judicial sobre la verdadera causa de la muerte del poeta estuvo estancada durante mucho tiempo ante la imposibilidad de completar los informes científicos por la negativa de los distintos gobiernos chilenos a pagar su costo.

Hace pocos días el fallo definitivo: el representante del grupo de expertos dictaminó que, efectivamente, en los restos del poeta se encontró una toxina que provocó su muerte, que, como queda evidenciado no fue por causas naturales, sino por asesinato.

En conversación con Meer, Roberto Ippolito explica los detalles de su investigación y su hipótesis.

¿Qué lo motivó para escribir sobre este tema?

La atención recayó en Pablo Neruda por mi pasión, que crece cada vez más, por la literatura y en especial por la poesía. Me di cuenta de que había cosas poco claras, sospechosas sobre su muerte. La incertidumbre sobre las causas de su muerte, de la que sabía muy poco era muy extraña, por decir lo menos. Entonces surgió de inmediato la necesidad de saber más. Me di cuenta de que se trataba de una necesidad humana y civil, no solo mía. Un poeta como él tiene derecho a la verdad.

Recientemente el diario de la Santa Sede L'Osservatore Romano habló de su libro Delitto Neruda y de la reapertura de la investigación judicial por la muerte del poeta. ¿Cómo están las cosas?

Más allá de una gran satisfacción personal, es muy importante que un periódico tan influyente se interese en las verdaderas causas de la muerte del poeta Pablo Neruda. L'Osservatore Romano ha definido mi investigación internacional como «muy rica»; en dicha investigación desmiento la versión oficial de muerte por cáncer de próstata. Ahora el poder judicial chileno está a punto de tener los resultados de las últimas investigaciones y puede esclarecer definitivamente cómo ocurrió la muerte.

¿Por qué su tesis afirma que se trató de asesinato?

Empecé mi investigación sin ninguna tesis preconcebida que probar. He tratado de reunir todos los elementos para reconstruir lo ocurrido el 23 de septiembre de 1973, apenas doce días después del sangriento golpe de Estado de Augusto Pinochet. Demasiados hechos y demasiados testimonios dejan claro que la muerte no fue natural sino provocada. Así que fue recién al final del trabajo que decidí, con la editorial, el título del libro y el subtítulo «El poeta premio Nobel asesinado por el golpe de Pinochet».

Aunque Neruda tenía cáncer, ¿verdad?

Ciertamente Neruda tenía cáncer. Pero de ninguna manera era un enfermo terminal: estaba en buenas condiciones y trabajó hasta el último minuto, como afirma incluso la prensa cercana al régimen. El certificado de defunción es falso y está firmado por el médico sin ver el cuerpo; la caquexia por cáncer citada como la causa de la muerte no es posible ya que Neruda no estaba desnutrido. El nombre del médico de guardia en la Clínica Santa María de Santiago donde estuvo hospitalizado es pura fantasía y la historia clínica ha desaparecido. Durante los días inmediatamente sucesivos al golpe, y hasta su muerte, se allanaron y destruyeron sus casas, recordemos las fogatas de libros en las calles, la detención del chofer por el único delito de ser su chofer. La muerte impidió que Neruda partiera al día siguiente hacia México, donde habría sido una espina en el costado de la dictadura.

L'Osservatore Romano se refiere a su libro Delitto Neruda y precisa que se retoma «la investigación judicial para determinar la causa de la muerte» con la reunión del panel internacional de dieciséis científicos a cargo de las últimas pruebas. ¿Puede explicar de qué se trata esta reunión y por qué es tan importante?

En un molar intacto de Neruda, libre de daños y empastes, se encontró la peligrosa bacteria Clostridium botulinum. Lo cuento en el libro especificando que su uso se conoce como arma biológica: el Clostridium botulinum puede causar la muerte. En días pasados ​​se reunió el Panel Integrado de Expertos con científicos de seis países: Canadá, Chile, Dinamarca, Francia, España y Estados Unidos, que realizó los exámenes solicitados por el poder judicial chileno con las tecnologías más avanzadas. En estos días se presentará el informe final a la jueza Paola Plaza. Con las pesquisas en el cementerio debe establecerse, como está escrito en las páginas de Delitto Neruda, si «el Clostridium botulinum es exógeno», es decir, procedente del exterior de la tumba, «o endógeno, es decir, introducido en el cuerpo por terceros a través de una inyección o ingerido por la boca».

¿Cree que en este momento se darían las condiciones para llegar a la «verdad verdadera» sobre la muerte del poeta?

Los exámenes científicos finales dicen lo que era evidente: la muerte de Pablo Neruda es un homicidio. Siento una gran emoción por este fallo. Es la confirmación, tres años después de la publicación de mi libro donde afirmaba que no se trataba de muerte natural. Al final de mi investigación, todos los hechos reconstruidos me obligaron a decidirme por el título seco y el subtítulo Delito Neruda: el poeta premio Nobel asesinado por el golpe de Pinochet.

La justicia tarda, pero a veces llega, como en este caso ¿verdad?

Efectivamente. Pablo Neruda, poeta inmortal, está por tanto a punto de obtener la justicia terrenal. Su última batalla estuvo llena de obstáculos, infinitos. Ahora, sepultado frente a las olas de Isla Negra, puede mirar la infinidad del Océano con una sonrisa serena.