El año que se dejó atrás terminó con el Medio Oriente sumergido en un mar de incertidumbres que podrían ser sinónimo de una escalada con alcances globales. Hablamos de una región del mundo que es un punto de quiebre y su descalabro podría tener consecuencias muy graves desde la perspectiva económica, política, militar y social.

La guerra de Israel contra Hamás, que ha acaparado la atención de lo que ocurre en la región, genera expectativas por la cantidad de frentes casi simultáneos que se abrieron desde el 7 de octubre, cuando la organización islamista realizó el ataque contra poblaciones israelíes en el Sur del país. Junto al Hamas, la Yihad Islámica y otras facciones de menor poder en estos momentos se unieron en los primeros días de la guerra.

Sin embargo, posteriormente se han coordinado acciones militares provenientes desde Líbano por medio del Hezbolá, Siria con grupos afiliados a la Guardia Revolucionaria Iraní, Irak con guerrillas chiitas favorables a Teherán y también las fuerzas hutíes presentes en Yemen que han tensado la situación en las cercanías del mar de Arabia, los accesos hacia el mar Rojo a través del estrecho de Bab El Mandeb y el paso hacia el canal de Suez egipcio, todas estas organizaciones parte del denominado «eje de la resistencia» y de la «media luna chiita» favorable a los intereses iraníes.

Estas situaciones están complicando la estabilidad regional, así como el comercio global, lo que ha obligado una respuesta de una coalición principalmente occidental quienes inicialmente apoyaron las operaciones como parte del derecho israelí a la legítima defensa, pero que, conforme se ha extendido el tiempo de la operación militar y el reporte por parte del Hamás de la cantidad de muertos que han experimentado en la Franja de Gaza, actualmente presionan para que el conflicto no se extienda demasiado ya que el desgaste político que esto podría ocasionar afectaría en la influencia interna que los aliados de Israel puedan sufrir.

Sí se debe destacar que el conflicto actual en Gaza ha devuelto la causa palestina a la mesa de los intereses del mundo árabe y ha dejado entrever nuevamente los bandos que en este enfrentamiento existen en la época actual disputándose el liderazgo y control de la zona bajo cualquier circunstancia y aprovechando los contextos que se puedan estar desarrollando. Incluso, aunque no se vea mucho en la prensa, lo cierto es que para este conflicto ya se han realizado propuestas sobre el «día después» de terminada la escalada y el futuro del enclave y también de los territorios palestinos en general, donde una Autoridad Nacional Palestina debilitada podría no ser lo más conveniente para asumir el control de la zona y Hamás queda totalmente descartado para tomar ese puesto.

Debido a esto es que algunos analistas proponen medidas donde, por ejemplo, el Dr. Mordejai Keidar, experto en Medio Oriente planteó que, en la postguerra, Gaza debe ser dirigido por los clanes locales en vez de facciones como se ha hecho hasta este momento. La organización social del mundo árabe se enfoca en un marco de lo más pequeño (núcleo familiar), siguiendo por el clan (grupo de familias de un mismo núcleo), pasando por la identidad religiosa que viene vinculada a lo anterior y, ya en el marco final, la identidad estatal asociada a una nacionalidad basada en el modelo occidental.

Basado en esta premisa, el Dr. Keidar mencionaría:

Crear entidades basadas en familias, familias extendidas o clanes es lo único que funciona en Medio Oriente. Se pueden comparar los Emiratos, que se basan en clanes, que son países exitosos, con los Estados fallidos en Medio Oriente. que son Siria, Irak, Líbano, Sudán y Libia, todos ellos basados en múltiples grupos de países, lo cual es un fracaso en Oriente Medio. Sólo los países homogéneos pueden gobernar un Estado normal, y es por eso por lo que el clan, un clan para un Estado, es la mejor manera de establecer un Estado en Oriente Medio (párr. 8).

Conforme a esto, el clan familiar permitiría que la fortaleza social requiera de un soporte que busque la estabilidad de los distintos grupos, sin necesidad de enfocarse en los enemigos externos, sino en fortalecer la identidad del colectivo.

Sumado a lo anterior, se ha planteado la posibilidad que quienes administren el territorio de Gaza sea conformado a través de un «protectorado» administrado por los países de los Acuerdos de Abraham, de acuerdo con Barry Shaw la Autoridad Nacional Palestina no tiene posibilidades para asumir un rol de liderazgo en el enclave de Gaza, así como tampoco Israel debería quedarse ocupando el territorio gazatí, por lo que una administración internacional basada en la confianza por la cual se forjaron los acuerdos Abrahámicos podrían garantizar una reconstrucción responsable, en favor de la población palestina y a la vez en condiciones que eviten nuevos enfrentamientos contra el Estado de Israel.

Conforme a esto, en primer lugar, se debe garantizar que los acuerdos de Abraham impulsados por Estados Unidos permanezcan y sobrevivan a la violencia en Gaza desde octubre de 2023. Por otro lado, la reconstrucción del enclave se puede impulsar a través de una junta regional que sea encabezada por Arabia Saudita; novedad entre los acuerdos abrahámicos, pero con una importancia esencial para lograr una estabilidad, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Egipto, Jordania, Qatar (?) e Israel, con el apoyo externo de países de la UE y los Estados Unidos e inclusive China que tiene intereses de inversión en infraestructura a nivel regional, de facto se transformaría la zona en un protectorado multilateral que debe tener un plazo definido para que sea autosuficiente, pero por supuesto debe existir un consentimiento en este caso de los palestinos para poder impulsar ese proyecto.

Otro aspecto que es crucial en todo este proceso de ponerle un final temporal al conflicto palestino-israelí en este 2024 es que la acusación sobre «genocidio» que impulsa Sudáfrica no tenga éxitos, porque llevaría la guerra a una situación todavía más profunda de crisis y un final estaría aún más lejano.

En el momento de desarrollar esta columna, faltaban algunos días para escuchar los argumentos sudafricanos sobre la acusación de genocidio contra Israel y, por supuesto, la contraparte en respuesta, pero la polémica estaba a la orden del día y una vez más el conflicto ha tomado un contexto sobredimensionado en términos mediáticos y políticos que no ayudan a resolver sino a llevar por otras rutas un enfrentamiento que vive constantemente la espiral del caos interminable.

Por supuesto, Medio Oriente no se limita solo a lo que pasa entre israelíes y palestinos, a pesar de que algunos lo crean así, hay otros temas que atraen menos la atención de los medios internacionales, Siria, los territorios kurdos, Yemen, crisis de migrantes, cambios geopolíticos con la incursión de China, el desarrollo nuclear iraní, etc., y lo cierto es que el actual desorden podría tener como epicentro Gaza o los territorios palestinos en general, pero hará eco en otros conflictos que se están escalando, incluyendo la reactivación de la guerra entre Hezbolá e Israel, así como lo que pasa en la frontera siria-israelí o el mar Rojo, dependiendo de los acontecimientos, la próxima columna será respecto a este tema.

Notas

Kempinski, Y. (2023). Dr. Mordechai Kedar to Arutz Sheva: 'Post war Gaza must be ruled by local clans'. Arutz Sheva.
Ministry of Foreign Affairs of the People’s Republic of China (2023). China’s Position on the Political Settlement of the Ukraine Crisis.
Shaw, B. (2023). How do we create peace in Gaza? Give it protectorate status under the Abraham Accords. The Hill.