A cualquier turista podría sorprenderle que en pleno centro de Madrid se encuentre un parque de 125 hectáreas y más de 15.000 árboles de especies variadas. Desde fuera, El Retiro es realmente sorprendente y adorna las cercanías del lugar donde está emplazado.

De entre todas sus entradas, una de las más espectaculares es la que se abre a la Puerta de Alcalá, la llamada Puerta de la Independencia. Con respecto a su estructura, se pueden observar dos grupos de columnas de origen dórico. Una vez que las atravesamos, pasearemos por unos jardines de ensueño. Subimos el paseo de Uruguay y nos encontramos con la Plaza de Honduras. La vista panorámica que tenemos desde este punto es estupenda y esta vez no solo queremos disfrutar del paisaje, sino de las posibilidades artísticas que nos proporciona la ciudad.

Al continuar paseando, damos con el Palacio de Velázquez, edificio de planta rectangular y estructurado en tres cuerpos unidos por una galería. Esta histórica construcción, inaugurada en el año 1883 por el rey Alfonso XII y el soberano portugués Luis I, ha albergado en sus salas desde el día 27 de noviembre y hasta el 12 de abril la exposición del autor Luciano Fabro. Esta primera retroespectiva que se hace de la obra del artista italiano desde su muerte en 2007 concentra obras fundamentales para la comprensión de la singularidad de su estilo. Así, el artista de posguerra utiliza materiales sencillos y basa sus creaciones en la expresión de la confrontación entre artesanía y el nuevo mundo de la industrialización y la nueva sociedad de consumo. Obras como Italia d’oro (1971), donde se observa el territorio italiano colgado al revés del techo, Arcobaleno (1980) , un arcoíris fabricado mediante tela de algodón tintado y grapas, o incluso las cuatro imágenes expuestas de manera seguida analizando la fachada de la iglesia del Santísimo Redendor de Venecia (Palladio), hacen una constante reflexión sobre la práctica escultórica, que Fabro expresa en sus textos al relacionar el pensamiento con la experimentación de nuevos lenguajes plásticos.

Una vez que dejamos atrás el arte italiano, nos dirigimos al Palacio de Cristal. Si el lector desconoce dicho edificio, le recomiendo personalmente que establezca como visita obligatoria este emblemático símbolo del parque de El Retiro cuando pase por la capital. Su planta es una cruz griega y se considera el más bello ejemplo de hierro fundido y cristal de todo el territorio español. Esta obra arquitectónica se construyó en el año 1887 como motivo de la Exposición de Filipinas. Entre la claridad que deja pasar los vidrios, se observa la exposición El Hacedor de Marionetas, de Janet Cardiff y George Bures Miller.

Esta exposición escenográfica audiovisual se ha podido contemplar desde el pasado 19 de noviembre hasta el 16 de marzo de este mismo año. En medio de la blancura y claridad que nos proporciona el Palacio, los artistas canadienses han establecido una caravana solitaria y junto a ella, unos altavoces que emiten sonidos de forma constante. Esta manera de atraer al lector, de hacerle voyeur e incluso partícipe de la obra, se hace efectiva con las aberturas de la pieza. Aunque no se puede entrar en esta, se puede observar a una mujer dormida y, a su alrededor, descubrimos algunos muñecos y marionetas en proceso de creación. Esta escena, aunque según opiniones de los asistentes, bastante tétrica, se complementa con unas botas en movimiento cercanas e incluso un pequeño escenario de ópera de marionetas ubicado en la parte baja del supuesto vehículo.

Por tanto, si el lector y amante del arte contemporáneo desea disfrutar de variados estilos entre lagos y vegetación, esta es la oportunidad. La sensación final es cálida y reconfortante, al fin y al cabo, como un paseo por El Retiro, rodeados de arte internacional.