Esta época del mes de diciembre, llamada Navidad (del latín nativitas, 'nacimiento'), conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén y es celebrado por más de dos mil millones de cristianos e incluso por muchos no cristianos en todo el mundo. En inglés, el término Christmas, significa «misa de Cristo». La fecha del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra anotada en el Antiguo Testamento, ni en el Nuevo Testamento o la Biblia cristiana. Incluso hay la duda si Jesús nació en Belén, sólo dos Evangelios citan esto. El nacimiento en Belén se debía a que la tradición de un Mesías entre los judíos lo forzaba a ser descendiente de David y nacer ahí. En todo caso, no se conoce la fecha exacta de su nacimiento, pero la Iglesia escogió el 25 de diciembre del año 4 a. C.

En relación a la descendencia de David que Jesús como ser humano debió tener, ésta le venía dada por parte de José, su padre putativo según los evangelios. Pero como se afirma que no era su padre biológico, pues María su mujer era virgen (en esos tiempos, este término tiene dos interpretaciones que son: mujer joven, por un lado, y mujer que nunca había tenido relaciones sexuales, por el otro; esta última es la que aceptan las Iglesias cristianas. Por lo que, en todo caso, el nacimiento en Belén está por demás, pues Jesús, como dice la tradición religiosa era hijo de Dios. Otros luego afirmaron que la familia de María tenía tradición hasta David. En todo caso, los tres primeros Evangelios nos muestran a Jesús como un ser humano, desde que nació, vivió, tuvo emociones y sufrió hasta su muerte.

El propio Jesús nunca hizo referencia al lugar de nacimiento, en cambio, los cuatro evangelios citan que vivió en Nazaret. Este era un pequeño pueblo de Galilea. Su padre, él y sus hermanos eran artesanos (carpinteros). Marcos nos da el nombre de ellos: Santiago, José, Judas y Simón, también señalan que tenía dos hermanas. La Iglesia católica, dice que eran sólo primos de Jesús, otros suponen, que eran hijos de José de un primer matrimonio. Aunque el arameo utiliza una palabra común para significar primo y hermano, en el idioma griego en que estaban escritos los Evangelios ambas nociones cuentan con lexemas propios que significan lo que entendemos ahora como tales. La importancia de Nazaret es que ahí creció y estudio Jesús por lo menos hasta los 13 o 15 años.

Se desconoce qué hizo Jesús entre los 15 y 30 años. Murió a una edad comprendida entre los 30 y 33 años. Se ha especulado, sin poderlo demostrar, que se mantuvo trabajando en Nazaret como humilde carpintero lo cual parece lógico, pero no lo dice la Biblia. Algunos han insinuado que estuvo con los esenios: su primo Juan Bautista, sí parece haber vivido entre ellos, pero no Jesús. Otros suponen que viajó a Asia y estudió budismo, ya que muchas de sus acciones y de la vida de Buda tienen paralelismo con la de Jesús. O que tuvo contacto con monjes budistas en Palestina.

Buda y Jesús son los fundadores de dos religiones de no violencia para conquistar adeptos o enfrentar dificultades. Esa es una de sus similitudes. Jesús nunca se casó, pese a que era casi obligatorio casarse entre los judíos de su tiempo para asegurar la descendencia. Él permaneció célibe, si se hubiera casado los Evangelios habrían citado ese hecho, como por ejemplo citan el de Simón Pedro. Él permaneció célibe pues se preparaba para un destino excepcional. No se relata en los Evangelios cómo era físicamente Jesús. No se describe su rostro, su sonrisa y su figura, aunque se dice que era de complexión fuerte y tenía buena salud. En todo caso, un semita de Palestina debió ser de cabellos negros, moreno y posiblemente con ojos castaños. Sabemos que su porte y mirada producían una profunda impresión en la gente. Debió ser de complexión fuerte para soportar las largas caminatas que daba y con mala alimentación.

No dejó nada escrito, pero sabemos que era un orador extraordinario. Se dirigía a la gente en arameo, sabía leer y hablar en hebreo antiguo (lengua y escritos de las Escrituras y del Torá) y tal vez sabía griego, pues hablaba con los oficiales romanos (el griego era la lengua oficial en Oriente de los oficiales romanos). Lo que se sabe de él, por escrito, lo escribieron sus alumnos (los apóstoles).

De acuerdo con los Evangelios, ¿qué personalidad tenía Jesús? Al parecer era un hombre complejo, delicado, tierno y poético en algunos momentos, como cuando trataba con niños o al recitar el Sermón de la Montaña. A la vez violento, como cuando expulsa a los mercaderes del templo o regaña a Pedro. Contemplativo y también tremendamente activo, un caminante y predicador excepcional que recorre Galilea, Samaria, Jerusalén, el Jordán, etc. y que se vestía y actuaba como todo el mundo y además le encantaba la compañía, no sólo de sus discípulos. Comía y bebía con placer. Jesús tenía amistad con algunas mujeres, ya que varias mujeres formaban parte del grupo de seguidores a tiempo parcial e incluso eran socialmente más elevadas que los apóstoles, entre ellas estaban: Marta y María, hermanas de Lázaro, un noble judío con una bonita casa en Betania. Ahí se alojaba Jesús ocasionalmente; estaba Juana la mujer de Cusa, intendente de Herodes. Ellas le ayudaban al grupo de Jesús y sus apóstoles, con alimentos, lavado de la ropa, e incluso dinero que le era entregado a Judas, tesorero del grupo. También formaba parte del grupo, María Magdalena sobre la que posteriormente algunos dicen que era una pecadora que él había redimido, pero otros no citan nada de que fuera pecadora.

Su vida pública representó una ruptura con su familia. Incluso anunciada, en su escapada de adolescente cuando se fugó de sus padres en Jerusalén a los trece años y estos lo encontraron finalmente casi tres días después conversando con los doctores del templo. Además, él pide a los apóstoles que dejen a sus familias y sus pertenencias y le sigan, como él ha hecho. En esto también se parece a Buda con sus alumnos. Él comenzó su ministerio aproximadamente cuando tenía 30 años y éste duró unos tres a cuatro años, hasta su muerte. Los Evangelios sinópticos citan una única visita a Jerusalén por lo que pudo ser un sólo año. Pero el cuarto evangelio, el de Juan, dice que hizo tres visitas en diferentes años. En todo caso, fue después de ser bautizado por Juan el Bautista, tal vez pasó con él un tiempo y luego se convirtió en predicador itinerante y su fama se extendió.

En vida, la fama de él se circunscribió a Galilea, Jerusalén y cercanías, o sea una muy pequeña e insignificante área del mundo. Posiblemente por eso hay tan pocas citas históricas de él, ya que por ejemplo Flavio Josefo, el historiador judío del siglo I, describe la existencia de Juan el Bautista, pero no claramente la de Jesús. Aunque después hay un claro añadido que no parece del escritor.

Es interesante conocer que Jesús, al señalar de dónde provenía el mal que azotaba al mundo conocido, no lo achacaba al diablo o a ángeles malos, como creían algunos, sino que él decía: «el mal no procede de esas criaturas, sino del corazón del hombre». Lo que sale de adentro, eso sí mancha al hombre; porque de adentro del corazón salen las malas ideas, las inmoralidades, los robos, los homicidios. Su opinión del mal, él la resumía de la siguiente forma: el mal existe como existe la fatalidad, sin que tenga relación con la voluntad de Dios. Un ciego nace así, sin que él o sus padres tengan la culpa.

A criterio de la mayoría, el mandamiento esencial que Cristo instituyó fue el perdón de nuestros pecados. Señalaba que sin perdón la práctica del amor es imposible, el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Este perdón está en el corazón de la única oración que les enseñó a los discípulos, el Padre Nuestro. Y su mensaje principal, la esperanza de una vida mejor para los que sufren en la Tierra.

Para los apóstoles y el grupo de sus seguidores, Jesús era más que un rabí (maestro) o un profeta como Juan Bautista y murmuraban que él era el Mesías esperado, pese a que se alejaba de las exigencias de sus discípulos y de la multitud del pueblo judío, de un Mesías liberador del yugo romano, ya que, Jesús afirmaba que su reino era espiritual y no de esta tierra; con su mesianismo dio origen al cristianismo. Por otro lado, no era reconocido como tal por la mayoría del pueblo judío y sus sacerdotes.

Cuando predicaba Jesús hablaba como un profeta investido por la autoridad de Dios (su Padre, como él lo llamaba). Dichosos los que eligen ser pobres, los no violentos, los que perdonan, los que trabajan por la paz, los que aman a sus familiares. Al parecer Jesús falló en alguna de sus predicciones. Aparentemente se equivocó al anunciar a los apóstoles el fin del mundo, que no tuvo lugar en esa generación y la siguiente, como decía. Al parecer en eso seguía la tradición judía que dos siglos antes de Jesús, venía señalando el suceso una vez que apareciera el Mesías, salvador del pueblo hebreo.

Una sentencia muy polémica fue la que excluyó a un grupo social y económico:

«Es más fácil que pase un camello por el orificio de una aguja, que entre un rico en el reino de Dios».

Su sentencia más justa la dio cuando un grupo de judíos le trajo a una mujer adúltera para matarla a pedradas según la ley de Moisés. Le preguntaron que si estaba de acuerdo y él contestó: «el que no tenga pecados que le tire la primera piedra», con lo cual la salvó y la perdonó señalándole que no volviera a pecar. Sospechaba o conocía el fin que tendría. Ya que en una oportunidad señaló que «el Hijo del hombre sería abandonado de sus discípulos y amigos, padecería mucho, sería despreciado y lo matarían».

Habían pasado más de dos años de su alegre comienzo a orillas de lago, donde hizo sus primeros prosélitos y amigos cuando fue apresado. El sacrificio de Jesús salvó a sus apóstoles de que no los tomaran presos. La afirmación hecha en el Nuevo Testamento de su resurrección fue el comienzo de una nueva religión. Fue así como Jesús pasó de Mesías a Dios. Para los cristianos, el suceso clave fue la resurrección puesta en conocimiento, primero de María Magdalena y luego de los apóstoles, según señalan los cuatro Evangelios.

Pablo de Tarso, que no fue de los 12 apóstoles ni lo conoció en vida, pero hizo mucho para difundir su religión entre los gentiles o no judíos (para muchos, él fue el responsable de la diseminación mundial del cristianismo), señala: «Si Cristo no ha resucitado, entonces nuestras predicaciones no tienen contenido ni vuestra fe tampoco».

La vida de Jesús después de su muerte sale de los límites de nuestro espacio y tiempo y por ello, más que un asunto de historia, es un asunto de fe.

Por cierto, me acuerdo de lo que Albert Einstein opinaba al respecto, cuando una vez le preguntaron si era religioso, y contestó que no, pero que leía el Antiguo Testamento con frecuencia, y que lo impresionaban algunas figuras como Abraham, Moises y Salomón y del Nuevo Testamento pensaba que nadie puede leerlo sin dejar de sentir la presencia de Jesús, su personalidad se aprecia ahí y ningún mito puede ser llenado con esa vida.